«Topicario» denuncia las artes lingüísticas del «perfecto trepador»

"Topicario" denuncia las artes lingüísticas del "perfecto trepador"
. EFE/Archivo

El escritor Rubén Caba (Madrid, 1935) ha denunciado en «Topicario. Manual del perfecto trepador» (Renacimiento), a la manera de un diccionario de autor, los tics lingüísticos y conceptuales o lugares comunes de los que se valen los «perfectos trepadores» políticos, sociales o culturales.

Como «catálogo de clichés verbales de gran utilidad para el medro social» define también el veterano autor este «Topicario», por lo que, confesó ha Efe, ha recibido ya los parabienes de varios escritores y académicos, que le han felicitado por lo que el libro tiene de defensa del lenguaje.

Las definiciones de los conceptos, expresiones o palabras incluidas en «Topicario» están llenas de humor y reparten ironía a derecha e izquierda, por ejemplo, de «Corrida de toros» se dice: «Fuente inagotable de goce estético y de creaciones artísticas».

De «Comunismo» afirma: «Noble intento de implantar la utopía en este perro mundo. Si no quieres ser tildado de fascista, guárdate de recordar que fue el más penoso fraude que ha conocido la historia de las ilusiones colectivas».

Mientras que de la voz «Mujeres», señala: «Si aspiras a un cargo público, califícalas en conjunto como personas más sensibles e inteligentes que los varones, también en su totalidad».

De cómo el uso de tópicos y lugares comunes sirve para escalar socialmente, Caba explicó: «He observado, y no me tengo por mal observador, que el trepador tiene una actitud camaleónica, capaz de adaptarse a cualquier tópico o cliché, además de utilizarlos, para que los que tienen el poder lo acepten».

«Es algo que está en los clásicos, ya lo avisa Montaigne; y es algo que está en todas las época, desde Grecia y Roma a los pensadores del siglo XIX», señaló el autor.

Además, Caba dudó del valor de la originalidad y de ir contracorriente: «También advertían los clásicos del peligro de que te saliera un hijo original e inteligente, que te podía condenar a la pobreza».

«Las codicias y las ambiciones corrompen el lenguaje y hay que mantener un nivel de limpieza; en la literatura, que es como escritor lo que más me preocupa, también se abusa del tópico, y la literatura es una cosa muy seria», aseguró el escritor.

Caba asegura, además, que «Al jefe le gusta el tópico, sobre todo en los partidos, las ideologías y las religiones».

Frente a la expresión con convicción y propiedad, Rubén Caba aseguró que «los políticos suponen un compendio permanente de tópicos; los políticos ‘se felicitan’, no ‘se congratulan’, sino que ‘se felicitan’ a sí mismos por cualquier cosa positiva porque deben pensar que es positiva gracias a ellos».

«Naturalmente que la lengua no es una cosa rígida, sino viva, pero por eso mismo que es algo vivo, lo que debe es prosperar y evolucionar, y no degenerar», insistió.

En algunas entradas de este «Topicario» se cierra el círculo del tópico, por ejemplo en la voz «Mestizaje», que dice: «Elogia este proceso de convergencia que unificará todas las variedades humanas. Y defiende con la misma convicción sus contrarios: la biodiversidad y el multiculturalismo. Puedes apostar a que nadie te objetará que el mestizaje llevado hasta sus últimas consecuencias de cruzamientos acabará con la pluralidad de etnias y culturas».

Licenciado en Derecho y Filosofía, Caba trabajó en la primera empresa española dedicada al estudio de mercados y, además de media docena de novelas, ha publicado los ensayos «Los sagrados misterios de la literatura» y el libro de viajes «Por la ruta serrana del Arcipreste».

En el prólogo de «Topicario», Caba remite a otros diccionarios de tópicos que, como el suyo, denunciaban el uso bastardo del lenguaje, y que han alcanzado la categoría de clásicos: los de Gustave Flaubert, Leon Bloy y Ambrose Bierce.

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