Ramiro Santisteban, exiliado republicano y prisionero nazi

“Durante el franquismo la mayoría de españoles tenían los ojos cerrados y aun no los han abierto”

Contra el olvido su arma es “mi palabra es todo”

Tenía compañeros que en el día de descanso se pasaban las horas mirando las chimeneas de los hornos crematorios.

Hace 65 años se clausuraba el campo de concentración de Mauthausen. Su categoría, sin paliativos: «exterminio total». De este infierno sobre la tierra pudo salir para contarlo el español Ramiro Santisteban. Su historia, la del exilio de una familia republicana expulsada de su casa y la posterior reclusión en manos nazis, la recopila Paloma Sanz en su libro «Amanece en París» (Ed. Temas de Hoy).

Ramiro Santisteban acude a los estudios de Periodista Digital ya que dice que su trabajo consiste ahora en luchar contra el olvido y evitar que aquella Europa en guerra no se repita. Su arma es la palabra. «Es todo lo que tengo», subraya, y la emplea con denuedo porque

«Hoy, a tenor de la situación en Europa, tenemos que ser muy vigilantes para evitar que aparezca algún otro loco como los que hemos tenido».

En 1937 se le vino el mundo encima cuando siendo un niño tiene que abandonar su casa de Cantabria y escapar hacia Francia. Allí estalla otra guerra aun más cruenta de la que también es víctima a manos de los nazis recluido en un campo de «exterminio total».

Ramiro también nos habla de Memoria Histórica pero sin apelativos. Sus recuerdos son sus memorias y habla desde lo que ha vivido.

«En España durante el franquismo, la mayoría han estado con los ojos cerrados y aún no los han abierto».

En el campo de concentración, cuya experiencia recoge Paloma Sanz en Amanece en París, destaca que la moral de acero era básica para la supervivencia.

«Tenía compañeros que en el día de descanso se pasaban las horas mirando las chimeneas de los hornos crematorios. Desgraciadamente esos, 15 días después salían ardiendo.»

A pesar de los años, de la distancia con lo ocurrido, Ramiro Santisteban confiesa que no es fácil explicar lo que ocurrió. Aún piensa que la gente le puede tomar por loco y tiene miedo. Pero por encima de ese miedo, en este caso, sus palabras son más fuertes.

 

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