'Es una novela, pero tiene mucho de realidad'

‘El Botones de Kabul’, de David Jiménez

«No es un libro sobre la guerra, sino sobre lo que la guerra hace a las personas», dice David Jiménez sobre su novela El Botones de Kabul. El autor recupera personajes y escenarios reales para escribir una historia de amistad, amor, lealtad y pérdida en el Afganistán que conoció como enviado especial de El Mundo.

Su inspiración son los empleados del Hotel Intercontinental de Kabul, que durante tres décadas de guerra han abierto la puerta del legendario establecimiento bajo bombardeos, invasiones y golpes de Estado. La llegada de un huésped americano coincidirá con los atentados del 11-S en EEUU y el comienzo de un nuevo conflicto que unirá los destinos de los protagonistas.

David Jiménez, de 39 años, relata la vida en un lugar donde la esperanza es sostenida por héroes anónimos y hasta los sueños más pequeños son una quimera. Desde el huésped americano que ahoga su soledad en el único burdel de Kabul al botones que prepara su boda con una joven a la que nunca ha visto, el libro describe sentimientos llevados al extremo en un país brutalizado por la guerra.

«Es una novela, pero tiene mucho de realidad. Cuando describes a mujeres a las que ejecutan arrojándolas desde el trampolín de una piscina vacía, estás describiendo algo que ha sucedido. Hablamos de un lugar deshumanizado, donde alguien que ha cumplido 30 años no ha vivido un día en paz», asegura Jiménez.

El autor es desde 1998 corresponsal de El Mundo en Asia, donde ha cubierto los acontecimientos más importantes de los últimos años. El Botones de Kabul es su segundo libro tras la publicación hace tres años de Hijos del Monzón, premiado como el Mejor Libro de Literatura de viajes en España (Camino del Cid) y traducido a varios idiomas.

David Jiménez viajó a Afganistán el pasado mes de abril para terminar el libro en el mismo Hotel Intercontinental de Kabul que ha inspirado su novela. Pero Mohamed Ayan, el veterano botones que da título al libro, se había jubilado tras 32 años de servicio. «Era un símbolo de Afganistán, de la tragedia de un país mil veces traicionado y de la increíble resistencia de su gente», recuerda Jiménez.

 

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído