Cultura.- Almudena Grandes cree que la Transición de «Mary Poppins» tiene una «deuda muy grande» con los resis

Almudena Grandes ha manifestado este martes que, a pesar del «éxito indudable a corto plazo» de la Transición española, ésta le recuerda mucho «Mary Poppins», fundamentalmente a una escena de la película en la que se adentra en un cuadro. Es como si se hubiera dicho: «vamos a cerrar los ojos, cogernos de las manos y saltar a un mundo de color». Para la escritora, «la ficción de la Transición es que hizo como si no hubiera pasado nada, esquivando así la posibilidad de ser un país normal», ha sentenciado la autora.

Así lo ha asegurado la autora durante la presentación en Valencia de ‘Inés y la alegría’, la primera entrega de un proyecto narrativo integrado por seis novelas independientes que comparten un espíritu y denominación común como ‘Episodios de una Guerra Interminable’ que descubren los hechos históricos menos conocidos de este tiempo. «Salvando las diferencias», rinden «homenaje» a los ‘Episodios nacionales’ de Benito Pérez Galdós o a ‘El laberinto mágico’ de Max Aub.

Para la novelista madrileña, la Democracia tiene una «deuda muy grande» en «reconocer la aportación de los resistentes en general y con los resistentes comunistas en particular», que aparecen retratados en esta serie de libros, donde los personajes históricos se relacionan con los inventados por la mente de la autora y se entrelazan historias de amor.

En su opinión, «si en los años 70 el Parlamento español hubiera hecho una declaración de ruptura con la Dictadura, no habría ahora problemas de Memoria Histórica», a su juicio, «consecuencia de los pactos de la Transición».

Según la Almudena Grandes, la Transición tuvo un «éxito a indudable a corto plazo pero el precio de todo eso fue deformar la relación con nuestro propio pasado». «El franquismo secuestró la memoria de nuestro país y la democracia no ha sido capaz de devolvérnosla», ha sentenciado.

No obstante, con los ‘Episodios de una Guerra Interminable’, Almudena Grandes rescata algunos de los momentos menos conocidos que vivió la resistencia antifranquista. En concreto, ‘Inés y la alegría’ desvela la invasión del Valle de Arán en 1964 por parte de la guerrilla, en un intento de instalar un gobierno provisional republicano en Viella para «lanzar un guante» a los aliados y acabar con la dictadura.

Se trata de un capítulo del que desconocido en España, en el que se encontró con el «inconveniente» de que «no había casi documentación» al respecto y la «ventaja» de que «la literatura permite llegar donde el historiador no pude» y «rellenar con interpretaciones las lagunas» que ya no pueden contar sus verdaderos protagonistas.

Grandes se ha visto obligada a explicar lo sucedido y ha optado por intercalar la ficción con pasajes de contexto histórico, puesto que a su modo de ver «el realismo no es solo una opción estética, sino también un compromiso con la realidad». En esta intención de veracidad, ha hablado con algunos de aquellos guerrilleros y sus familiares.

No obstante, preguntada por si ha comentado con Santiago Carrillo el episodio en el Valle de Arán, la autora ha señalado que él ya dio su visión en sus memorias, en las que le dedica «una página y un cuarto», de modo que decidió acercarse a otras personas para documentarse. En cualquier caso, en aquel momento Carrillo era un «no tomaba decisiones y era un personaje secundario», ha puntualizado.

«CAUTIVADA» POR MONON

Para la Almudena Grandes, y a pesar de que todos los centros de poder que intervinieron coincidieron en decir que la invasión al Valle de Arán «era una chorrada absurda», el plan del líder comunista Jesús Monzón «era una carambola a siete bandas pero que se podía hacer, no era una locura». Según la autora, Monzón cogió el Partido Comunista en Francia en muy malas condiciones y lo convirtió en el partido hegemónico del momento, tal y como se ve en la novela.

Era un hombre «audaz, no era ningún tonto, con sus luces y sombras, ambicioso, muy valiente», con un talento extraordinario para organizar que a Grandes le «cautiva», ha confesado, aunque como «Juan sin tierra». Fue un «usurpador» eso sí, pero «sigue siendo capaz de despertar grandes amores».

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