Millás afirma que el lector «se relaciona mejor con los escritores muertos que con los vivos, pues éstos son un estorbo»

El escritor valenciano Juan José Millás, que ha presentado este martes en Sevilla su último trabajo, ‘Lo que sé de los hombrecillos’ (Seix & Barral), ha bromeado afirmando que «la condición perfecta del escritor es estar muerto, pues los lectores se relacionan mejor con escritores muertos que vivos, éstos siempre son un estorbo, por ejemplo, para académicos, que no aceptan tesis de escritores vivos, o para los lectores, quienes no se acercan a obras porque no les cae bien algún escritor».

Durante el encuentro con los medios, celebrado en la Biblioteca Infanta Elena de Sevilla dentro de una actividad del Centro Andaluz de las Letras, ha afirmado que «lo mejor es estar muertos, pues la sombra siempre planea por la obra». Además, ha precisado que «la situación ideal es que el libro se defienda solo, sino mal asunto». «Si una novela resulta verosímil no es por su trayectoria sino porque se defienda sola», ha añadido.

Millás, Premio Nadal por ‘La soledad era esto’, ha explicado que la fantasía es un elemento que siempre le ha interesado mucho, como se refleja en su cultivo en libros anteriores como ‘No mires debajo de la cama’, ‘El orden alfabético’ o ‘Tonto, muerto, bastardo e invisible’. Si bien, ha precisado que si antes «lo fantástico aparecía en lo cotidiano, ahora es la realidad la que se interna en lo fantástico».

Asimismo, ha añadido que la fantasía es lo que hace perdurar a los libros, además de apuntar que lo más le interesa es el delirio, pues como afirma «una novela es una forma de delirio», si bien lo ha presentado en esta ocasión desde un punto de vista realista, resultando «un sueño real». De esta manera, se produce mayor eficacia narrativa.

En este sentido, ha añadido que «el delirio forma parte de la vida cotidiana e influye de modo definitivo en ésta». Profundizando en este terreno, el Premio Mariano de Cavia en 1999 por su labor periodística ha explicado que el ser humano tiende a trazar fronteras sólidas entre terrenos separados, así entre el delirio y la realidad, el sueño y la vigilia o el día y la noche. No obstante, ha asegurado que éstas fronteras sirven para «tranquilizarnos, porque inquieta pensar que el delirio forme parte de la realidad».

‘Lo que sé de los hombrecillos’ narra la vida de un hombre «que ve hombrecillos», ha bromeado, señalando que no es algo tan raro pues hay quienes ven «a subsecretarios». En este punto, ha señalado que el personaje protagonista, el profesor que vive en el normal mundo académico, tiene su vida montada de forma impenetrable por lo anormal. «En ese esquema cerrado penetra el delirio y la locura para ponerlo todo patas arribas en forma de hombrecillos», ha dicho.

Continuando con el delirio, ha alertado que éste arrastra y si no se controla crea problema. La obra refleja que «todo conduce a su contrario, así mientras más te acercas a la realidad, más irreal parece», ha manifestado.

El escritor, que ha estado acompañado por el delegado provincial de Cultura de la Junta de Andalucía en Sevilla, Bernardo Bueno, y el director del Centro Andaluz de las Letras, Julio Neira, ha señalado que mientras todos los personajes se presentan como «el marido de» o «la esposa de», la nieta aparece con su nombre, Alba, reflejo de ser la persona que recogerá el testigo del narrador, es decir, también verá a los hombrecillos.

«OBSESION POR LA DUALIDAD»

Millás ha reconocido que se trata de una novela «sobre el doble», consecuencia del estado de «ensoñación» del profesor, que le hace vivir de forma paralela «una relación con el otro lado de la realidad, al que prestamos poca atención».

No obstante, ha aclarado que «más que el tema del doble, aparece el tema de la dualidad y los contrarios, que siempre le ha obsesionado en sus obras». En este sentido, ha explicado que se trata de un tema «clásico» en la literatura y en tradiciones orales populares. Así, en ‘Rayuela’, Cortázar recogía la figura del «gemelo malvado», una metáfora del inconsciente, es decir, «el ser humano se caracteriza por ser dos».

Desde el principio, según ha indicado, la obra plantea dos planos de la realidad, así mientras él vive con su secreto en uno, la mujer vive la realidad de forma paralela.

Con respecto a lo autobiográfico de la obra, ha confirmado que hay «mucho de él en la obra, pero ha advertido a los lectores que no se tienen que fijar en la literalidad sino en la sustancia, pues siempre ha metamorfoseado su experiencia». «Está llena de alusiones autobiográficas, aunque no menos que otras», ha asegurado.

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