El escritor Use Lahoz, que publica la novela ‘La estación perdida’, ha subrayado en declaraciones a Europa Press la influencia de Gabriel García Márquez en su nuevo libro, y, en concreto, de la obra ‘Cien años de soledad’ (1967) y la región imaginaria de Macondo.
La nueva novela del autor de ‘Los Baldrich’ (2009) gira en torno a la vida de Santiago Lansac, un personaje trastornado y fantasioso que se mueve, a trancas y barrancas, guiado por su inconsciencia de «eterno adolescente» en busca de la felicidad perdida de su infancia.
Como Aureliano Buendía, el protagonista de ‘La estación perdida’ se verá fuertemente influenciado por una región imaginaria, Valdecádiar, el catalizador de las penurias de la posguerra española, de la vida rural que fue diluyéndose poco a poco en la ciudad.
Al cumplir los dieciocho años, Santiago Lansac recibirá una noticia que trastocará su vida y le llevará a emigrar de su pueblo, abandonando así una infancia idealizada, pero no idílica, que forjará de manera irremisible su carácter bondadoso y despreocupado.
EL PARAISO PERDIDO
«García Márquez es un referente. También la creación de Valdecádiar como región imaginaria. Esa creación de ese espacio imaginario para mí era muy importante, un espacio con muchos personajes, donde transcurre la infancia», ha explicado Lahoz.
Según el autor, el protagonista tiene una infancia tan feliz que concibe esta etapa como un «paraíso perdido». «La infancia es una estación perdida común a todos. Y Santiago se enfrenta a ella como algo que le da todo pero que todo se lo quita», ha dicho el autor.
Aunque sin malas intenciones, Santiago se vuelve incapaz de gestionar su vida. «Albert Camus tiene una frase maravillosa: ‘El sol que iluminó mi infancia me privó de todo resentimiento’. Y ese sol de la infancia a Santiago le priva de toda maldad», ha subrayado.
LA HISTORIA COMO PRETEXTO
A lo largo de la novela, el autor utiliza la historia de la segunda mitad del siglo XX en España como pretexto para desarrollar una novela de amor «en su sentido más amplio», entre unos personajes que «han sido educados para trabajar y no para disfrutar».
Así, traza un mapa emocional de esos hombres y mujeres educados para trabajar y servir, ajenos a la información de la actualidad y marcados por la Guerra Civil no solo por su crudeza, sino también porque se ha convertido en el único hecho diferencial de sus vidas.
«Esa gente que vivía en el campo no se iba de Erasmus, ni siquiera tenían oportunidades de estudiar. En la vida todos recordamos lo especial y esa gente, lo único que ha vivido distinto a labrar el campo todos los días fue la guerra», ha explicado el autor catalán.
Asimismo, el autor ha destacado que vive inmerso en la escritura de su próxima novela, que transcurrirá en el Madrid de nuestros días dejando atrás el costumbrismo y abandonando la narración omnisciente. «Al fin me atreveré con la primera persona», ha concluido Lahoz.
