La autora de 'El Madrid cotidiano del siglo XVIII' presenta su libro en Periodista Digital

Juana Vázquez: «A los Borbones nunca les gustaron los toros»

Los borbones y los ilustrados trataron de prohibir los toros "pero el pueblo de Madrid desoía"

Juana Vázquez (1951, Salvaleón, Badajoz) hizo su tesis doctoral sobre el costumbrismo en España. Animada por su amiga y escritora Carmen Martín Gaite (1925-2000), convirtió parte de ese estudio, completada con posteriores investigaciones, en un libro en el que recoge de forma amena «la intra historia», el día a día, en la Villa y Corte que conocieron los primeros borbones que reinaron en España. Esa obra, titulada El Madrid cotidiano del siglo XVIII, es la que ha venido a presentar a Periodista Digital.

A través de los relatos de autores desconocidos, e incluso e coplillas anóminas, retrata los distintos personajes que poblaron el Madrid de la época. Pone especial interés en los entonces denominados ‘petimetres’, que eran los «pijos de la época». Los define como:

Un océano de conocimientos con un centímetro de profundidad. Pero muy actual, en el sentido del metrosexual que se acicala, que quiere saber de todo, que quiere estar en todos los saraos.

De hecho

El metrosexual, hoy por hoy, se queda muy abajo. Que yo sepa no se pintan los labios ni se dan coloretes, ni nada de nada.

A lo largo de la obra aparece de forma constante una de las figuras más características de la clase alta de la época, el ‘cortejo’. Se trata de un galán, nunca queda claro si también amante, que acompaña de forma constante a la dama.

El cortejo entraba incluso en la habitación de la señora cuando se levantaba. Y le ayudaba a ajustarse lazos, a ponerse la cotilla… Estaba dentro de su habitación y estaba con ella, y la señora estaba casada. Y el marido, realmente, esto lo aceptaba. Entonces, ¿era un amor platónico? ¿Llegaban a más?

La respuesta de los escritores de la época; «No se ponen de acuerdo».

El debate en torno a las corridas de toros, tan actual, viene ya desde principios del siglo XVIII.

A los borbones nunca les gustaron los toros. Nunca. Hubo muchas pragmáticas y bandos prohibiéndolos. Pero al pueblo de Madrid le gustaban mucho los toros, y a la Iglesia igual.

De esta manera, se saltaba la prohibición organizando corridas para recolectar dinero para un hospital o «para ayudar a los pobres». Lo que se produce es la transformación en la que el torero pasa del ser el noble al «chusco, al que pagaban».

No sólo los borbones se oponían a la tauromaquia:

Los ilustrados hablaban de los toros fatal. Decían incluso que iba contra nuestra economía, que eran días que se perdían para la agricultura y para el trabajo. Pero el pueblo de Madrid desoía.

De las diversiones de entonces queda todavía mucho.

El casticismo de Madrid con nuestro alcalde, nuestro buen alcalde Manzano, era un casticismo del siglo XVIII.

Y no sólo diversiones:

En realidad la identidad española como es hoy, moderna, nace ahí. Nace en el XVIII.

En el XVIII nacen las dos Españas.

Sigue habiendo gente que mira hacia un futuro, quizás muy oscuro, y otros que están más apegados a costumbres de sus antepasados. Entonces, yo creo que esas dos Españas que nacieron en el XVIII se han unido mucho más, pero siguen todavía.

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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