Cuando cometo un error es muy difícil que me lo perdone. Por eso en el mundo de mis novelas me doy el lujo de que todo sea perdonable
Dos ancianos llegan a una residencia con su vida por delante. Allí buscan como cuidadora a Ilona, una joven con más pasado que futuro. Clea y Otto son el único motor por el que la chica podrá avanzar en la reconstrucción de ese pasado. La fabricación de un violonchelo para Otto, director de orquesta retirado, y las confidencias compartidas con Clea son el sencillo argumento que nos presenta una novela de sentimientos complejos. El alma del mundo (Espasa) es la nueva propuesta de Alejandro Palomas, Finalista del Premio Primavera de Novela 2011.
En esta entrevista en Periodista Digital Alejandro Palomas cuenta que
«La novela nos habla del lujo de disfrutar de los años que te quedan. Vivirlos como una aventura incluso en los momentos en los que menos aventura de queda. (…) Y ya es una constante en mis novelas que los protagonista suelen ser personajes ancianos o viejos que miran hacia delante».
En El alma del mundo Alejandro Palomas coloca a Ilona entre ambos ancianos para que sea ella la que nos muestre su historia. Pero al mismo tiempo que los ojos de Ilona relatan, el roce con Otto y Clea funciona en ella con una terapia. En este viaje a su pasado aparecen los miedos vividos al otro lado del muro en la Europa del Este, la relación con su madre en una Hungría reprimida y los obstáculos emocionales que se encontró ya instalada en nuestro país.
«Los libros son una terapia, para empezar, para mi. A partir de ahí, todos los personajes de mis libros hacen su propia terapia. Todos se utilizan para reencontrarse un poquito. Eso es lo que también hago yo. Si no tuviera mis novelas realmente me habría vuelto loco. Literalmente. El mundo real no me acaba de convencer, no lo entiendo.»
Sobre la relación que se establece entre los personajes de El alma del mundo, el autor ha dejado escrito que el hecho de «compartir el dolor es como afinar el corazón. Cuesta encontrar el tono».
«Cuando encuentras a alguien, aunque sea durante cinco minutos, con el que emites en la misma frecuencia para mí es como alcanzar el cielo.»
Las segundas oportunidades son otro de los elementos troncales de esta novela.
«Tengo la sensación de que invoco a las segundas oportunidades para que los errores no sean fatales ni letales. Lo hago porque en la vida real siento que cuando cometo un error es muy difícil que me lo perdone. Por eso en el mundo que creo me doy el lujo de que todo sea perdonable.»