Tampoco tenemos que rasgarnos las vestiduras. Una Guerra Civil lleva de un siglo superarla
Niños maltratados que acaban siendo verdugos. Una cadena de daños sucesivos es el germen de Niños Feroces (Ed. Destino). La novela de Lorenzo Silva que indaga en la historia de los voluntarios de la División Azul que más tarde, al margen de Franco, cruzaron la frontera y vistieron uniformes nazis para defender Berlín los momentos más agónicos del III Reich.
4 hombres enlazan este relato a través de los siglos XX y XXI. Lázaro es un joven aprendiz de escritor a quien a través de su maestro le llega la historia de Jorge. Un voluntario de la División Azul que, cuando el dictador español retira aquella tropas, se fue a la Alemania nazi. El último eslabón es el mentor de este Jorge. Un viejo legionario que, de alguna manera, le da forma al odio de su discípulo.
En esta entrevista en Periodista Digital, Lorenzo Silva cuenta que
«Yo siempre me rebelo contra esa visión del mal, del espato, del horror como realidad inhumana. El mal es estrictamente humano. Cuando conoces realmente lo que somos y lo que es la dimensión humana en toda su extensión, entonces vivimos una de esas experiencias que nos hace ver el horror del daño que un ser humano puede infligir.»
Tanto Jorge como su mentor sufren daño de niños. Les marca de por vida y leemos en Niños Feroces cómo de mayores causan a otros ese daño. Como subraya el autor, se crea una «cadena de daños sucesivos».
«Cuando Franco decide retirar las tropas de la División Azul es el momento en que Jorge decide pasar (por su cuenta y riesgo) a Alemania. Ya no opera en él un motor ideológico sino la cuenta pendiente que tiene con los comunistas. A su padre, cuando Jorge tenía 13 años, lo fusilan las milicias comunistas en Paracuellos.»
CÓMO TRATAMOS EL PERIODO DE LA GUERRA CIVIL HOY
Lorenzo Silva tiene la sensación de que en España se escribe poco sobre la Guerra Civil. Se escribe «sobre determinados aspectos» pero «el grueso» de aquella guerra «está inédito».
«Los vencedores hicieron un relato de cartón piedra, grotesco. La propaganda no tiene valor literario. Pero también, cuando los vencidos (en cierto modo) obtuvieron la victoria aplazada hasta la llegada de la democracia y en las urnas hicieron un relato que intentaba glorificar unas cosas y esconder otras».
Lo que Lorenzo Silva subraya y confiesa no entender es cómo la derecha de este país «no puede romper con un señor que llegó al poder apoyado por Adolf Hitler.»
«Sectores importantes de la derecha española no han roto con aquello. Se siguen resistiendo a renegar absolutamente de quien llegó al poder a través de una revuelta militar».