Se puede retratar a una persona por los libros que tiene en su casa y en el caso de un escritor puede explicar, en gran medida, su obra
Las bibliotecas de los escritores esconden parte del mapa del tesoro de su manera de entender la literatura. En Donde se guardan los libros (Ed. Siruela), Jesús Marchamalo entra en los santuarios de escritores como Arturo Pérez Reverte, Fernando Savater, Mario Vargas Llosa, Carmen Posadas o Javier Marías. Un total de 20 experiencias cercanas a los libros.
Para el autor, las bibliotecas hablan mucho de los propietarios de los libros y, en particular, la biblioteca de un escritor habla mucho de su propia obra. En esta entrevista en Periodista Digital, Jesús Marchamalo cuenta que
«Se puede retratar a una persona por los libros que tiene en su casa. Cuando uno acude a casas ajenas y husmea por los estantes no sólo obtiene información de los volúmenes o géneros literarios que más le gustan sino también por cómo trata los libros.»
«Y en el caso de este libro en el que se muestran bibliotecas de escritores también se puede explicar, en gran medida, al propio autor, a su obra y a su literatura.»
Donde se guardan los libros muestra 20 bibliotecas de conocidos escritores, 15 de las cuales salieron publicadas en su día en una serie mensual que Jesús Marchamalo tenía en ABC Cultural bajo el título de «Bibliotecas de autor».
«Cuando la serie acabó, decidí que estaría bien reagruparla en este libro. Y es curioso porque la suma de las bibliotecas no es lo mismo que las bibliotecas sueltas. De alguna manera todas ellas encajan misteriosa y milagrosamente unas en otras.»
Con Jesús Marchamalo también hablamos de esas casas en las que no hay libros porque hace años, metido en tarea de buscar nuevo domicilio, se llevó la sorpresa de que tampoco había tantas casas con bibliotecas.
«Esto tampoco me da ninguna sensación especial. No soy talibán con la lectura. No creo que leer sea bueno o malo. Tampoco creo que te haga mejor o peor persona. El mero hecho de tener libros en casa no te convierte necesariamente en alguien especial.»
Dicho esto confiesa que en lo personal leer lo considera una «gran fortuna» porque es la garantía de que «nunca vas a estar solo».
En la entrevista deja entrever alguno de esos secretos que ha encontrado en las bibliotecas privadas visitadas : el «centro de control» que posee Vargas Llosa o el «corredor de la muerte» que Luis Landero ha instalado en la suya.
El libro de Marchamalo incluye también algo muy útil cuando no tenemos claro el próximo titulo al que echarle el ojo: tres recomendaciones literarias de cada uno de los anfitriones. Y de alguna forma estos consejos literarios crean la vigésimo primera biblioteca de Donde se guardan los libros.