Dice la autora que el tiempo, especialmente cuando es de arena, pasa lenta, silenciosa e inexorablemente. Y un buen día levantas la vista y han pasado 10 años. El tiempo se escapa entre los dedos de la mano como los granos de arena.
Inma Chacón presenta en esta entrevista en Periodista Digital la obra finalista del Premio Planeta 2011. En Tiempo de arena cuenta las primeras décadas del siglo XX. En particular cómo vivieron las mujeres en una sociedad que esperaba de ellas que fueran madres y les exigía obediencia antes que inteligencia.
La novela narra la historia de tres mujeres que se enfrentan a la realidad desde tres puntos de vista diferentes que serán llevados al límite al enfrentarse a un hecho que en aquellos años era considerado vergonzoso. Su sobrina soltera de 29 años desvela en su lecho de muerte la existencia de unos hijos que hasta ese momentos habían sido ocultados y negados por la madre de ella.
Tiempo de arena nos muestra ese ambiente en el que las mujeres carecían derechos y eran consideradas toda su vida como menores de edad. No tenían derecho a la educación, a la identidad y a las mínimas condiciones dignas en el trabajo.
Mariana, Munda y Alejandra personifican en la novela los diferentes modos de enfocar la situación de la mujer que se daba hace ahora un siglo.
«Mariana, heredera del marquesado, quiere mantener esa sociedad y no se plantea, por ejemplo, que pueda mejorar la situación de sus trabajadores que pedían algo tan sencillo como una silla para hacer más llevaderas las jornadas de 12 horas en la empresa».
«Munda quiere un cambio pero se mueve en el mundo de las ideas, de la utopía. Quiere una sociedad más justa y está convencida que la regeneración de España no es posible sino se tiene en cuenta a la mujer.»
«Alejandra tiene los pies más en la tierra. Lucha por un mundo más justo con las leyes en la mano y participa en el cambio de manera más activa».
Inma Chacón también cuenta en esta entrevista la reacción que entre ciertos hombres despertó el hecho que las mujeres empezaran a ganar derechos que históricamente les fueron negados.
«A las primeras mujeres que van a la universidad en España las recibieron a pedradas y tenían que ir acompañadas de un catedrático para evitar ser agredidas.»
«Tradicionalmente el hombre ha tenido el poder en sus manos. El conocimiento es poder y libertad. Poder acceder a la universidad era conceder a las mujeres una libertad que se le podía ir de las manos. Hasta ese momento la mujer había estado sometida al hombre y no querían perder ese privilegio».