Periodistas de todo el mundo, una capilla gótica, una puesta en escena digna de cualquier musical y un derroche de dinero poco común. Así, a bombo y platillo, se presentó en Barcelona el 16 de noviembre de 2011, el último libro de Carlos Ruiz Zafón. Periodista Digital fue testigo de cómo se convierte un libro en best-seller, antes incluso de que salga a la venta.
Solemnidad. No hay palabra que case mejor con lo vivido el 16 de noviembre de 2011 en la Capella MACBA, la antigua Capella dels Àngels de Barcelona. Bajo la lluvia, recién estrenada la mañana y con cara de sueño, los periodistas que veníamos de Madrid escuchamos las indicaciones de un miembro de los de prensa de Planeta. Sí, y es que para entrar, para hacer fotos, para moverse, hay que seguir unas instrucciones. Primero hay que dejar trípodes y cámaras preparadas para después hacer cola y conseguir una muy muy muy obligatoria acreditación en forma de chapa (con un misterioso símbolo dibujado) para, acto seguido volver a esperar-copa de cava en la mano-v olver a mojarse y, finalmente, ver a la estrella.
Acostumbrados a presentaciones en las que el autor, libro en mano, da un discurso, responde preguntas y se sirven canapés, con suerte, lo de ‘El prisionero del cielo’ fue como entrar en el Disneyworld de las editoriales. Los billetes del Ave (algunos llegaron en avión y desde muy lejos), el dossier de prensa-compuesto de: el libro, una guía de ‘La Barcelona de Carlos Ruiz Zafón’, agenda, bolígrado, pendrive atiborrado de información gráfica y un CD con la banda sonora del libro (¡!)-la lujosa comedia posterior- la puesta en escena y el numeroso equipo humano, demuestran que allí había poderío.
Planeta quiso elevar la presentación a la categoría de evento. Era su particular estreno hollywoodiense, su manera de decirnos «eh, que esto es más importante que cualquier cosa que vayamos a hacer este año, tomárselo en serio aunque estemos seguros de que vamos a ganar».
Y es que sí, la tercera aventura de Carlos Ruíz Zafón ambientada en el mundo de su popular ‘Cementerio de los libros olvidados’ es una apuesta segura. Pero, con aquel derroche, se sobreentendía que no querían seguridad, querían excelencia.
ZAFÓN, ESTRELLA A SU PESAR
El acto en sí, tuvo lugar dentro de la apella MACBA, la antigua Capella dels Àngels, uno de los espacios de Barcelona que se citan en ‘El prisionero del cielo’. Llenamos el aforo entre los 150 periodistas nacionales e internacionales y los más de 70 libreros de todo el mundo. Primero hubo un vídeo de presentación, y después, tachán, se abre el telón. Unos paneles gigantes y unas estanterías repletas de libros recrean ‘El cementerio de los libros olvidados’ -el leitmotiv de la saga iniciada con ‘la sombra del viento- El escenario se me antojó, como un cruce entre ‘Harry Potter’ y una función de colegio de pago.
Y más expectación todavía. Primero un vídeo de presentación con fotos antiguas y una voz en off que recitaba pasajes del libro. Y por fin, llegó la estrella. Carlos Ruiz Zafón entró en escena con paso desganado, vestido casi de andar por casa, con cara de «bueno, a ver qué se cuece». Los cámaras se apretujaron para cazarle, a él y a su acompañante; la periodista Gemma Nierga, quien iba a hacer de maestra de ceremonias.
Los primero que llama la atención de Zafón es su voz aguda que no encaja en con su imagen gruesa y cruda. Había interés por saber cómo se iba a comportar. Tiene fama de arisco, de impermeable. Y al final, no fue chulo pero tampoco afable. Digamos que su actitud fue arrogante, que no pedante. Vamos a ver, Zafón sabe que es una estrella. Se le nota cuando habla sin humildad alguna de su obra. No hay autocrítica ni humor en sus palabras. Cree que lo suyo es bueno y hace bien.
VUELTA AL ORIGEN
Diez millones de ejemplares. Hay que repetirlo: Diez millones de ejemplares. Esta es la cifra de ventas de ‘la sombra del viento’, la cuarta novela de Carlos Ruiz Zafón y primera destinada al público adulto ( sus anteriores trabajos eran aventuras juveniles) que vio la luz en 2001 . Hay pocos precedentes comparables en el mercado editorial español.
Zafón, tardó siete años en dejarse ver de nuevo y lo hizo con una precuela de ‘La sombra del viento’, titulada ‘el juego del Ángel’, una obra cercana al terror que no fue un fracaso pero sí que decepcionó frente a las expectativas creadas.
‘El prisionero del cielo’ es la tercera entrega de lo que será la tetralogía del Cementerio de los Libros Olvidados, caleidoscopio de historias que pueden leerse como serie o independientemente. La novedad es que ahora hay una vuelta al origen. De hecho esta última obra sería la continuación directa de ‘La sombra del viento’ ya que transcurre un año después de que terminase ésta y comparte los mismos personajes protagonistas.
«Es una novela más luminosa. Aquí van a encajar todas las piezas del puzzle. Se van a entender muchas cosas que quedaron ambiguas en ‘El juego del ángel'»
Estas son palabras de un Zafón orgulloso de su obra. Un parto que ha durado menos de lo previsto. Tres años. El mismo tiempo en el que, cree, estará lista la cuarta y última entrega de la saga:
«El final será grandioso»
Asegura.
En ‘El prisionero del cielo’ nos volvemos a encontrar a Daniel Sampere y a Fermín Romero de Torres. El primero ya no es el ‘chiquillo’ de ‘la sombra del viento’, ahora está casado, tiene un hijo y regenta con su padre la librería familiar.
Pero, en esta ocasión, el peso de la trama se lo lleva Fermín, aquel mendigo divertidísimo que fue recogido de la calle por el protagonista. Los dos amigos se enfrentarán a un secreto que lleva años enterrado en la oscura memoria de Barcelona y que hará que saquen lo peor de sí mismos.
Es la lucha del bien contra el mal. Aquí hay buenos muy buenos y malos muy malos, aunque Daniel va a caer en el lado oscuro. Va a tener sed de venganza y violencia. Simplemente está creciendo y se tiene que enfrentar consigo mismo
Puntualiza el autor con un tono monocorde y casi en susurros. De hecho, es Gemma Nierga la que parece más entusiasmada. La periodista, no para alabar la obra, de aconsejarla y de hecho se atreve a hablar de un tema que no es muy del gusto de Zafón: la adaptación cinematográfica de sus novelas. El catalán es tajante:
Sé que mis obras podrían ser grandes películas pero quiero que mis libros sigan siendo libros. No hay mejor película que la que se imagina el lector en su cabeza.
¿PURO MARKETING?
La presentación acaba. Ha sido rápida y entretenida. El ambiente es entusiasta. Nos han entrado ganas de leer el libro.
Toca comer y el lugar elegido es perfecto. La Fonda España es un espacio modernista y elegante. El catering recorre los tópicos catalanes con calidad (se nota que se quiere promocionar la tierra para los invitados extranjeros). Y de ahí, de vuelta a casa.
Pero queda decir lo más importante, ¿Que tal es ‘El prisionero del cielo’? En el viaje de vuelta pude leer no más de 60 páginas y, por ahora, podría decir lo mismo que de las obras precedentes. Hay un gusto insano por el manierismo lingüístico que roza lo cursi. Es más ágil, más corta y quizá menos envolvente que las otras dos entregas y tengo la sensación de que es más juvenil.
Y es que, seamos sinceros, las obras de Zafón siempre han sido folletines de lujo. No se les puede pedir más. Y no es poco. En la página 10, ya uno está enganchado y sabe, seguro, que durante los días venideros, se lo va a pasar muy bien.