José Enrique Varela (1891-1951) fue uno de los militares españoles más importantes del siglo XX , empezó su carrera como soldado raso y la terminó como capitán general. Compañero de Franco en Marruecos, estuvo al mando de las tropas indígenas, el puesto de mayor peligro para los oficiales jóvenes, y demostró una verdadera capacidad de mando y pericia militar que le valieron dos Laureadas, algo sin igual en el ejército.
Cuando estalló la guerra civil, Franco le puso al mando de las fuerzas que asaltaron Madrid en noviembre de 1936 y, tras la contienda, le nombró ministro del Ejército. Desde este puesto llevó a cabo la supervisión de la transición militar a la paz y la preparación del ejército para los desafíos de la guerra mundial.
Por sus profundos principios religiosos y morales, hizo todo lo posible para evitar un compromiso bélico de España con la Alemania nazi. Finalmente dimitió en 1942 tras ser víctima de un atentado perpetrado por unos falangistas.
Sin embargo, no perdió la confianza de Franco, que le nombró alto comisario del protectorado de Marruecos en 1945. Allí demostró su amplio conocimiento del país y su talento para administrar, con el mayor respeto hacia sus costumbres y religión, las relaciones con sus habitantes.
Federico Martínez Roda ha llevado a cabo una exhaustiva investigación en el Archivo Histórico de Cádiz para sacar a la luz los hechos de un personaje único que no se dejó llevar por los acontecimientos sino que intentó configurarlos de acuerdo a sus ideas.
UNAS PALABRAS DEL AUTOR
A pesar de los muchos inconvenientes que tiene la tarea del historiador, los que hemos seguido esta vocación tenemos un impulso que nos lleva a desear que vean la luz nuestras investigaciones. Ésta trata sobre la vida del general Varela, incardinada en su tiempo, y ha tenido una motivación exclusivamente académica.
Tras aparecer diversos estudios, desiguales, eso sí, sobre los principales generales españoles que participaron en la Guerra Civil de 1936 a 1939, resultaba que el general Varela no había sido estudiado, con lo que el panorama quedaba incompleto.
Además, se daba la feliz circunstancia de que se conserva un rico archivo de documentos, mapas y fotografías, debidamente ordenados y digitalizados, que hacían mucho más fácil el trabajo del investigador. El papel del general Varela durante la primera mitad del siglo XX resultó crucial, por lo que es una personalidad fundamental para entender la historia de la España de la época, y no sólo la historia militar.
Su actitud durante la República responde a la de un amplio sector del Ejército ante una sociedad radicalizada, y después de la guerra es una de las piezas clave para entender los equilibrios dentro del régimen español de 1936 a 1951, así como la no entrada en la guerra mundial.
Pero el general Varela también fue alto comisario en Marruecos entre 1945 y 1951, donde encuentra un independentismo que comprende pero que no comparte, por ser prematuro según su criterio.
Todos estos periodos aparecen en esta obra biográfica que rellena una laguna historiográfica y que, además, ayudará a resituar los principales debates sobre este periodo. En cualquier caso, lo que no pretende esta obra es alimentar la mala relación que algunos españoles tienen con su pasado colectivo, problema que no se circunscribe a la guerra de 1936, aunque sea uno de esos temas emblemáticos, sino que en ocasiones llega hasta la Edad Media.
Muchos historiadores han puesto de manifiesto que lo que se cuenta, o lo que nos cuentan de la primera mitad del siglo XX, poco o nada tiene que ver con lo que pasó durante esos años. Parece como si a fuerza de querer acordarse de «memoria» para nada sirviera la historia.
Por mi parte me sumo al quehacer profesional, lo más científico-social posible, precisamente porque nuestra vocación nos ha llevado a establecer un método (verificar con documentos lo que se afirma) que no debería ser desvirtuado por aquellos que carecen de interés académico a la hora de referirse al pasado.