ENTREVISTA PD / Amaya Ascunce, autora de 'Cómo no ser una drama mamá' (Planeta)

Las 101 frases de tu madre que juraste no repetir

Frase típica de las madres: "Tómate el zumo rápido, que se le van las vitaminas"

Tengas la edad que tengas, tu madre siempre verá en ti el bebé que fuiste. Creerá que necesitas de toda su protección y sabiduría para encarar las cosas que te pasan. Por eso, sus palabras y consejos nos acompañan durante toda la vida. Todos -tú también- tenemos una «drama mamá» que te lleva de la mano, con celo y mimo provocándote, sin querer, una visión del mundo que, en muchas ocasiones, no se corresponde con la realidad.

ALGUNAS FRASES DE DRAMA MAMÁ

  • No te asomes a las ventanas (…) Esta frase solo debe utilizarse «en caso de tornado, huracán, tsunami, plaga de langostas y juicio final».
  • Si te duermes con el pelo mojado, te puede dar un aire. Ascunce asegura tener «terror a los aires, aunque sin certeza de qué narices son».
  • Cierra la puerta al salir de casa. «Las puertas de las casas solo se abren para entrar y para salir, el resto del tiempo están cerradas». En algún caso, además de la puerta, «¡había que apagar el gas!».
  • Cuando seas madre, comerás huevos. «¿Cómo puede uno desarrollarse como ser humano sin haber pasado por esa frasecita? ¡Forma parte de la existencia!».
  • Retírate el pelo de la cara. «Aunque tengas 33 años, las madres lo son toda la vida y con eso se ganan el derecho a decirte todo los que les parezca (…) ¡durante toda la vida!».
  • Los interruptores de la luz también se limpian. «Sufro cuando mi madre va a venir a mi casa por si hay algún objeto en el que yo jamás haya reparado».
  • Llega una edad, nena, en la que tienes que elegir entre culo o cara. «Me hizo sentirme vieja con 17 años».
  • Por si acaso, nena, por si acaso. «Tengo una vida llena de por si acasos y planes B (…) Va a ser difícil no usar este consejo».
  • Si te toca lo puesto, te guardas algo para un café. Así no serás ludópata. «Me ha quitado la fe. Ya no creo que me vaya a tocar la primitiva».
  • Como tenga que ir yo… «Me gusta este consejo. Es más, estoy deseando tener hijos para decirlo».
  • Si te bebes la leche de alguien, qué menos que tener un detalle. «Una gran metáfora». Otra versión dice que «Es de bien nacidos ser agradecidos».
  • Si te tragas un chicle, se te van a pegar las tripas. «¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHHHHH!!!!!!! (…) ¿Por qué dejan al alcance de los niños un objeto tan dañino?».
  • Échate un novio pudiente, creyente y sin pendiente. «La nena ha oído y se queda ojiplática».
  • Tómate el zumo rápido que se le van las vitaminas. Tomarme un zumo de naranja me provoca estrés. Tengo la sensación de que me estoy perdiendo lo mejor».

Cuando los hijos han volado del nido, las llamadas entre madre y retoños se suceden con frecuencia. Y fue una de esas llamadas lo que inspiró a la autora para empezar su blog Cómo no ser una drama mamá que, ahora, se ha convertido en libro. Un día, Amaya Ascunce hablaba por teléfono con su madre y la conversación, como casi siempre, terminaba con un consejo: «Apaga los fuegos cuando vayas a salir de casa». Al colgar, Amaya, sabiendo que no iba a dejar los fuegos encendidos porque no es pirómana, se hizo el propósito de anotar, de un tirón, esas recomendaciones tan especiales, creyendo que su madre era la única en el mundo que decía cosas semejantes.

Armada de papel, lápiz y regaliz negro, «me salieron de golpe más de cien frases. Así, sin pensar», que le provocaron una serie de temores, algunos de los cuales todavía arrastra, «como mi total incapacidad para meterme en el agua si no he hecho dos horas de digestión. Mi intención inicial era analizar la situación en la que yo recibía cada consejo, las consecuencias que había tenido en mí y, por último, quería encontrar alguna excepción para poder utilizarlo con mis futuros hijos».

Todo eso se condensa en este libro en el que, además, Ascunce incluye entrevistas a psicólogos como Javier Urra o Rocío Ramos-Paul [Supernanny], que dan su opinión sobre la educación recibida por aquellos que superan la treintena y «aportan algo de racionalidad a esta historia».

Cuando escuchamos esas letanías que una progenitora repite y apostilla con el «hazme caso que soy tu madre», internamente juramos que nunca, bajo ningún concepto, repetiremos esas frases a nuestros hijos. En su blog, Amaya Ascunce comentaba las frases de su madre y tuvo la oportunidad de ver lo mucho que tenía en común con gran parte de la humanidad. «Consejo a consejo, descubrí que las drama mamás eran legión y que cada una tenía su propia versión del drama».

Además de recoger esas 101 frases de su madre que juró no repetir, en el libro la autora añade «los recuerdos de muchos de esos lectores como los de Pilar casi anónima y madre con experiencia, que me han hecho ponerme en el otro lado; los de Mortiziia, que puede sobrevivir varios meses comiendo calabaza; los de Drew, que quería que su madre le comprara un caballo; los de Queta, que desinfecta su casa cuando su madre va de visita; los de Víctor Zurdo, que no solo ha sufrido la zapatilla voladora, no: Víctor conoce el zueco volador; o los de Pamplinero, que limpia la casa antes de que venga la asistenta».

Leyendo cada uno de los consejos reunidos en este volumen, el lector va a tener la oportunidad de revivir episodios de su propia infancia. Con cierta nostalgia y una gran sonrisa, volverá a escuchar en su oídos la voz de su madre diciendo eso de «Como tenga que ir yo…». Se va a ir reconociendo según avanzan los capítulos de este libro que destila humor por todas y cada una de sus páginas, porque «no hay nada en la vida de lo que no te debas reír, ni siquiera de tu madre».

¿Todas (y todos) llevamos una drama mamá en nuestro interior? Tal vez. Lo que si es cierto es que «las drama mamás tienden a convertirse en abuelas consentidoras. Sentiréis la más profunda de las envidias cuando malcríen a vuestros hijos mientras os regañan por ir mal peinadas».

Amaya Ascunce es licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y ha sido redactora en diferentes medios como El Semanal, AR y Reporter. También ha trabajado en el departamento de prensa de Ediciones B, y actualmente está en Hearst Magazines como coordinadora de la web www.elle.es.

Este es su primer libro, que nació del blog que empezó a escribir, hace ya tres años, convencida de que era la única «junto con su hermana, claro», que recibía drama-consejos a borbotones. En el primer año de vida, su blog recibió 145.400 visitas. Las respuestas de miles de lectores le dejaron claro que no estaba sola y ya se sabe que «mal de muchos». Este debut editorial coge prestado el nombre del blog con el que se dio a conocer Ascunce, que es muy activa en las redes sociales, donde comparte consejos y recibe dudas y preguntas de otras madres.

‘Cómo no ser una drama mamá’ , de Amaya Ascunce. Ed. Planeta, 2012

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