Cada vez está más extendida la opinión de que nuestra biología determina lo que somos, como Jörg Blech demuestra en ‘El destino no está escrito en los genes’ (Ed. Destino). Que tener el gen de la diabetes, o del cáncer, o de la obesidad nos hace más propensos a padecer cada una de esas patologías. Los medios de comunicación, ávidos de titulares, favorecen esa tendencia. Al fin y al cabo, si los genes son culpables de la adicción al tabaco, de la torpeza al volante o de la alopecia eso hace inevitable que fumemos, abollemos más nuestro coche o seamos calvos, y no hay nada que podamos hacer al respecto, ¿verdad?
En realidad, sí que lo hay. Tal como demuestra Jörg Blech, los últimos descubrimientos científicos ponen de manifiesto precisamente lo contrario: somos responsables de nuestros genes. Nosotros, y lo que nos ocurre a lo largo de la vida. El afecto recibido durante la infancia, lo que comemos, si hacemos ejercicio o cultivamos el intelecto son cuestiones que determinan lo que somos, afirma Blech, en mayor grado que la herencia genética.
Las sustancias adictivas y la contaminación, pero también las experiencias, los sentimientos y las relaciones, dejan huellas biológicas en las neuronas y determinan cómo se encuentran nuestras psiques. Del mismo modo, las personas que realizan ejercicio, comen fruta y verdura en abundancia, no fuman y consumen alcohol con moderación prolongan su vida una media de catorce años.
EL AUTOR
Jörg Blech (1966) estudió Biología y Bioquímica en Alemania e Inglaterra. Fue a la Escuela de Periodismo de Hamburgo y desde 1994 escribe sobre medicina y ciencia, primero en la revista ‘Stern’ y luego en el semanario ‘Die Zeit’. Desde 1999 trabaja para ‘Der Spiegel’, donde ha publicado numerosos reportajes. Es autor de ‘Los inventores de enfermedades’ (Destino, 2005), traducido a doce idiomas, y ‘Medicina enferma’ (Destino, 2007.