Opinión / Alfonso de la Vega

«Las Navas de Tolosa nos enseñó valores como respetar la vida de los vencidos»

"Las Navas de Tolosa nos enseñó valores como respetar la vida de los vencidos"
La batalla de Las Navas de Tolosa.

«Se cumple ahora el octavo centenario de la Batalla de las Navas de Tolosa, que enfrentó a una alianza de reyes cristianos, obispos, concejos y las grandes Órdenes militares contra el emperador de los almohades, Mohammed Abén Yacub, en uno de los hitos más importantes de la llamada Reconquista y de la Historia de España. La asociación Poder Limitado ha promovido la presentación en La Coruña del libro del hoy profesor de Compostela, Augusto Bruyel sobre Alfonso VIII, Historia de una voluntad en el que se explica todo lo que rodea a la batalla».

«Se trata de un libro de engañosa sencillez. El propio rey castellano es el narrador en primera persona de sus aventuras e impresiones. Pero detrás de la narración se advierte una gran documentación histórica que el autor combina con maestría y amenidad, no exenta de emoción en muchos momentos. Más que novela histórica se trata de un relato novelado».
 
«La situación a principios del s XIII en la península Ibérica nos habla de una gran división entre los reinos cristianos de la época y sus aliados. El propio Papa, entonces además de autoridad religiosa era el jefe de otro reino temporal con capacidad militar, exige a los reyes cristianos que se dejen de rencillas, traiciones, escaramuzas o de añagazas entre ellos para hacer frente común contra el Islam. Frente al que Inocencio III da carácter de cruzada».

«Esta división hace que los principales integrantes de la coalición cristiana tengan también distintos objetivos y motivaciones. El más noble seguramente era el propio rey de Castilla, Alfonso VIII, que da título al libro. Un libro que inspira una serie de reflexiones».

«Castilla había nacido como «un islote de hombres libres en la España feudal». Su concepción, más democrática que teocrática de la Política, desarrollada en las peculiares instituciones castellanas, diferencia el espíritu de la Castilla milenaria del matriz reino de León o del enemigo de Navarra».

«Contra lo que se nos suele achacar, llama la atención que el fanatismo se encuentre mucho más exacerbado entre los extranjeros que entre los españoles de ambos bandos. En el islámico, con los almohades y Miramamolín, comendador de los creyentes, procedente del Norte de África con una conducta mucho más fanática y brutal que los musulmanes españoles».

«En la coalición cristiana las fuerzas eclesiásticas francesas se comportan con gran violencia, fanatismo y codicia abandonando la alianza cuando consiguen botín y ven obstaculizados sus designios criminales por los españoles.
Las fuerzas francesas acababan de perpetrar la cruzada contra los albigenses o cátaros. Tomado la plaza fuerte de Carcasonne (1209) y de Beses pasando a cuchillo a miles de hombres, mujeres y niños».

«Intervenciones o no, al cabo, lo de las alianzas internacionales está muy bien, pero para los españoles resulta mejor arreglarnos por nosotros mismos antes que esperar la ayuda extranjera».

«Desde un punto de vista psicológico y simbólico la peripecia de la batalla de las Navas nos ofrece muchas enseñanzas. El buen hacer previo, la organización, la esperanza racionalizada, el mantenimiento de la palabra empeñada es recompensado. Tal es el caso de Alfonso VIII en la toma de Calatrava respetando la vida de los vencidos».

«En cambio, la crueldad y el fanatismo perjudican el éxito final. En el caso, de Miramamolín la crueldad arbitraria perpetrada en el asesinato de Abén Cadis dejará al jefe musulmán sin el concurso de los nobles islámicos andaluces en plena batalla».

«La Voluntad, el querer, debe estar aliado al saber. La conciencia a veces se manifiesta de modo imprevisto, fuera de los argumentos solo racionales. La figura del pastor que se aparece a las fuerzas cristianas admite diversas interpretaciones simbólicas».

«Entre las fuerzas del inconsciente surge como un hilo de Ariadna por el que el alma se manifiesta y socorre a la mente. En nuestro caso, el extraño pero oportuno pastor explica un raro paso entre las montañas por el que burlar las anfractuosidades de la Sierra junto al puerto de Muradel vigilado por la morisma y poder dar batalla al enemigo en un campo adecuado para desplegar el ejército: las navas de Tolosa».

«La prudencia y la voluntad ayudan a la táctica. La autonomía y libertad individual logra saltar la barrera de esclavos encadenados que protege al teócrata Miramamolín. Quien luego huye en una yegua veloz con su corán y su cimitarra. Su pendón abandonado se conserva en el monasterio de las Huelgas, de Burgos».

«De algún modo, otra vez el combate histórico que también se reproduce en el escenario de la conciencia humana entre la tradición de la personalidad o individualidad greco romana versus el despotismo oriental».
 
«Pero el caso, aparentemente tan lejano, nos plantea alguna reflexión de especial actualidad. Somos un Estado fallido o nos encontramos en inminente riesgo de serlo. Pero ¿también somos una nación fallida?»

«Vuelven las taifas insolidarias fomentadas por las instituciones. Hay muchos más políticos y asimilados hoy en España, muchos ineptos amén de corruptos y superfluos que todos los combatientes juntos en ambos ejércitos de las Navas de Tolosa. ¿Qué aspectos de nosotros como pueblo fomentan o al menos permiten la existencia y permanencia de ese Estado fallido?»

«Estamos casi en quiebra espiritual. Entendiendo por tal no una dominación o legitimación teocrática sino la vigencia de un conjunto de valores de tipo metafísico. En tiempos de Alfonso VIII la patria estaba ligada a lo espiritual entendido en el sentido teocrático como algo religioso. En nuestro caso del Cristianismo. Ahora, no».

«La legitimidad moderna tiene carácter más horizontal que vertical. Supone una forma de ejercer el poder. Una forma de patriotismo que, no obstante, tampoco creo pueda ser meramente constitucional o institucional, algo que es simple organización técnica político-adva para que dure o permanezca en el tiempo sin esa referencia lo numinoso. A algo de algún modo misterioso relativo a lo sagrado, lo sublime, lo simbólico, lo supra- racional.  También al acervo histórico y cultural común. A la idea de símbolo, pues el verdadero símbolo nunca puede ser definido racionalmente en su totalidad».

«Afortunadamente ya no es momento de cruzadas entre religiones monoteístas, ni de exterminio de disidentes como los cátaros, aunque nuestros tiempos tampoco estén aún libres de fanatismos. Debemos redefinir el concepto de laicismo auténtico para salvar el Espíritu, el ámbito de lo sagrado, sin que su ejercicio dependa de ninguna organización religiosa concreta.  Ni el concepto de Nación española, tampoco».

«Mantener la Voluntad de ser, pero no ligada a ninguna ortodoxia religiosa, a ninguna teocracia. Una Voluntad de ser, un querer, ligado al saber. Es curioso que la gran aportación de la Cultura española al pensamiento filosófico occidental sea precisamente la Filosofía de la Voluntad».

«Es tarea fundamental, ahora que más pronto más tarde habrá que reconstituir el Estado, que el nuevo Estado sirva para potenciar o al menos no obstaculizar la asunción de unos valores personales y sociales dirigidos a aspectos numinosos o espirituales no teocráticos. Ni menos fanáticos. Voluntad y Pensamiento. Conocer los logros de nuestra Cultura. Nuestra historia, en tantas ocasiones gloriosa y digna de admiración, Nuestra nación está amenazada curiosamente por el actual Estado que debiera servirla. Y a punto también de quebrarse en esta peripecia histórica».

«Querer y saber deben formar parte de la conciencia ciudadana. En tratar de conocer nuestra historia común, reforzar nuestro sentido de pertenencia y de permanencia. En esta línea doblemente regeneracionista del Estado y de la sociedad civil a la que nos vemos abocados los españoles de bien si queremos que se mantenga la Nación española, el libro de Augusto Bruyel que tengo el honor de glosar hoy, y cuyo subtítulo hace tan certera referencia a la Voluntad, es fuente de inspiración por su querer y por su saber».

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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