PD entrevista al autor de 'El sol brilla por la noche en Cachemira'

Andrés Pascual: «Para cambiar lo que sucede fuera primero tenemos que cambiar por dentro»

"Muchas veces es necesario cerrar los ojos y mirar con el corazón"

David Sandman, un hombre atormentado por el recuerdo de la muerte de su hija de 16 años, decide huir de todo. De la noche a la mañana cambia su vida de ejecutivo en Londres por la de observador de Naciones Unidas en Cachemira, una remota región del Himalaya azotada por extremismos religiosos y conflictos políticos que la   mantienen inmersa en una guerra eterna. En este hervidero -donde «ni siquiera sabemos quién es el enemigo»- confía encontrar una muerte rápida y liberadora.

En una de sus misiones sufre un atentado. Un estallido sordo que «solapa todas las palabras» y que bien parece el ansiado final. Un final que en esta novela pasa a ser el comienzo, en forma de «un sol que brilla en mitad de la noche. Estampado, como una moneda de oro recién acuñada, en el cielo negro. Nunca he visto nada igual… Tal vez sea una baliza para marcar la entrada del túnel que conduce al Más Allá».

Con esta dura escena, Andrés Pascual arranca una fábula de sentimiento, con una inmensa carga emocional, en la que la vida -todo lo esencial de la misma- va pasando por cada una de sus páginas. Un relato en el que, lejos de lo que podría pensarse, la alegría gana la batalla a la tristeza; un relato plagado de lirismo y diálogos en los que subyacela esperanza en alcanzar la paz y la felicidad.

Andrés Pascual reconoce que escribir esta obra le ha costado 43 años (la edad que tiene en este momento) porque en cada página ha vertido «todo lo aprendido en el viaje de la vida». Y no solo sus experiencias, ya que ha ejercido de vampiro exprimiendo las vivencias de sus familiares y amigos. En la construcción de esta bella fábula sobre la vida, escrita con un estilo cercano, amable y didáctico, como ese cuento que a todos nos gusta escuchar y que nos guía igual que el faro que conduce a los marineros a puerto seguro, el autor también ha estado acompañado por maestros de Oriente y Occidente como Tagore, el yogui Miralepa, Paulo Coelho o Jorge Bucay.

La obra cuenta además con banda sonora propia. Paradise, de Coldplay o Gabriel, de Lamb, son algunas de las canciones que suenan en una larga noche. El tiempo en el que se desarrolla esta metáfora del cambio de los parámetros vitales, que nos empuja a recuperar la esperanza y las ganas de vivir.

La noche de la esperanza

David agoniza en el hospital de campaña. No muy lejos se escucha el fragor de una batalla. Acaba de despertar del coma. No puede moverse: tiene la columna partida por la mitad. Recuerda un sol nocturno, extraño y revelador, que le cegó pero que, al mismo tiempo «descubrió ante mí un sinfín de senderos por recorrer (…). Mi cuerpo yace inmóvil, pero noto como si mi alma… volase libre».

David no está solo. A su lado se encuentra Aurore, la enfermera encargada de su cuidado en el hospital de campaña. Solo quedan ellos dos, a pocos kilómetros de la línea de fuego. Ya es de madrugada. Van pasando los minutos en esta noche, rápida y lenta a un tiempo, en la que David y Aurore hablan de sus respectivas vidas, de sus alegrías, sus penas, sus fracasos, sus victorias, sus frustraciones, sus sueños, sus temores… En definitiva, de todas las pequeñas piezas que componen el mosaico de la vida.

Con las palabras y los silencios, mientras esperan la evacuación, transforman la angustiosa espera en una noche de historias y frases, como si fueran los protagonistas de las mil y una noches. Con los disparos sonando cada vez más cerca, a David y Aurore les basta con escucharse, con el roce de una mano, de unos labios, para sentirse cada vez más cerca uno de otro… Para enamorarse y dar rienda suelta a la imaginación de una vida en común lejos de ese infierno que, paradójicamente, se convierte en un paraíso a la medida de los dos.

A pesar de los fuertes dolores que sufre David y de la tortura de las preguntas que estallaron tras la muerte de su hija (¿Era anoréxica? ¿Suicidio o accidente?), se niega a recibir sedación. Solo desea compartir cada instante de su renacer con Aurore, una mujer joven que abandonó sus sueños para cuidar a su madre, víctima del Alzheimer.

David y Aurore confiesan en alto todo lo que han callado durante años. Preguntas y respuestas que hacen más llevadera una noche, que tal vez sea la última… Pero que es la primera para un hombre y una mujer que han cruzado sus caminos bajo el revelador sol nocturno de Cachemira.

El mosaico de la vida en frases

«Una cosa es saber lo que hemos de hacer en la vida, y otra tener la clarividencia para sobreponernos a los venenos que nos impiden obrar con rectitud. Muchas veces es necesario cerrar los ojos y mirar con el corazón».

«Quizá el bolígrafo sea una especie de varita mágica (…) Si no escribimos las cosas más a menudo tal vez sea por miedo a leerlas después (…). Lo bueno de leer nuestra vida como si se tratase de una novela es que las correcciones solo dependen de uno mismo».

«La vida es una montaña rusa que nos sube a lo más alto para luego empujarnos al vacío. Pero ni lo bueno ni lo malo ocurren para premiarnos o castigarnos».

«Tenemos la responsabilidad de vivir, de buscar nuestro camino. Eso es lo importante: el camino. Solo unos pocos consiguen cumplir sus sueños, pero el gran triunfo consiste en mantener el paso firme hacia ellos, pase lo que pase».

«Avanzar tu propio camino no siempre es fácil. De hecho, suele exigirnos un alto precio. Pero merecerá la pena con tal de no escuchar en el lecho de muerte una voz interior que lamente: ‘He desperdiciado mi vida'».

«¡Eres la única autora y protagonista de la novela de tu vida! Da igual cómo termine. Tras la palabra fin, solo permanecerá la poesía que hayas sido capaz de verter en cada párrafo».

«Somos todo aquello que nos ha precedido, todo aquello que vendrá después. La vida no es un derecho, es un privilegio, al igual que la libertad que nos faculta a obrar de un modo u otro. Tenemos que estar a la altura de tanta fortuna».

«Ya no tengo miedo a nada (…). Puedo vivir en paz. Ya no tengo miedo a vivir. (…). Se trataba de dar un paso, los que vengan después serán por añadidura, quizá unos pocos, quizá muchos miles. (…). ¿Quién sabe lo que ocurrirá mañana? El sol saldrá y unas horas después se pondrá de nuevo, ¿recuerdas? Aparte de eso… Dependerá de nosotros».

ANDRÉS PASCUAL

Andrés Pascual (Logroño en 1969). Licenciado en derecho, ejerce como abogado en La Rioja.

Amante de la música y pianista de formación clásica, ha formada parte de varias bandas de rock como teclista, cantante y letrista. Es un viajero incansable que ha recorrido medio mundo buscando nuevas sensaciones y también inspiración para sus novelas. Colaborador habitual de radio y prensa, sus intervenciones siempre comparten la pasión por los libros y los viajes.

Desde hace 4 años ocupa el puesto de director del Aula de Cultura de Vocento en La Rioja. Conferenciante sobre temas de solidaridad, viajes, conocimiento y motivación para el cambio. Su primer libro El guardián de la flor de loto, ha superado los 100.000 lectores en España y se ha traducido a varios idiomas. Actualmente se está preparando la versión cinematográfica en Hollywood. Su siguiente novela, El compositor de tormentas, fue finalista del VIII Premio de Novela Ciudad de Torrevieja. El haiku de las palabras perdidas, es su tercera obra que está siendo también traducida a varias lenguas y se encuentra en España en tercera edición, habiendo vendido 30.000 ejemplares desde su reciente lanzamiento.

Es un autor muy querido y seguido en Logroño, Navarra, Zaragoza y todo el Levante, especialmente.

 

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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