El 19 de abril de 2005, el cardenal Ratzinger fue elegido Sumo Pontífice. No sabía entonces que, al igual que sus predecesores, iba a encontrarse con un hueso duro de roer: el IOR (Instituto para las Obras de Religión) o Banco Vaticano.
‘Los cuervos del Vaticano’ de Eric Frattini revela una historia de mayordomos traidores, filtraciones de documentos, comisiones secretas de investigación, del servicio de espionaje y contraespionaje del Vaticano, de prelados que denuncian la corrupción y que son alejados de inmediato de San Pedro, lavado de dinero, altos miembros de la mafia siciliana, un complot para asesinar al Papa, una adolescente desaparecida y supuestamente utilizada como esclava sexual, una guerra entre periodistas y directivos de la prensa católica, un presidente del IOR cesado y con miedo a ser asesinado….
Y es que, en el Estado de la Ciudad del Vaticano, la realidad siempre supera a la ficción.
«Se está dedicando con gran empeño a asegurar la absoluta transparencia de las actividades del IOR y su respeto de las normas y procedimientos que permitan incluir a la Santa Sede en la Lista Blanca».Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (23 de septiembre de 2010).
Los documentos atesorados por el ‘cuervo’ (Paolo Gabriele, el mayordomo papal) han levantado más que sospechas sobre las actividades del Banco Vaticano, con cuentas cifradas donde ocultaban el dinero sucio empresarios, políticos y hasta jefes de la Cosa Nostra.
El escándalo de los papeles robados, la implicación de «Paoletto» y de miembros de la Curia, el papel de Bertone, Ganswein o la «vieja guardia» (Sodano y Castrillón, especialmente), el anuncio de la «muerte» del Papa, la falta de comunicación en los muros vaticanos y la implicación del Opus Dei en la resolución del problema son otros aspectos a abordar en este escándalo.
Especialmente significativo resulta plantear cuáles son las razones que hay detrás de la desaparición de los documentos, su denuncia y el «extraño» proceso judicial al ex mayordomo papal.
El juicio, que se espera en septiembre, probablemente contribuya a aclarar algunos aspectos. Pero hasta que no se desvele quiénes son realmente los «cuervos» del Vatileaks, quiénes los auténticos responsables (a estas alturas nadie puede creer que, como en las malas novelas de misterio, el «asesino» acabe siendo el mayordomo), hasta que, en definitiva, no se abran todas las ventanas, la institución seguirá perdiendo prestigio y capacidad de influencia.
A ello se suman escándalos como las declaraciones del principal exorcista del Vaticano sobre la niña Emanuela Orlandi, convertida en esclava sexual en la Santa Sede durante el pontificado de Juan Pablo II; o la posible muerte del papa Benedicto XVI; o la malversación de fondos en la Gobernación del Estado-Ciudad del Vaticano; o la participación de la nunciatura en Madrid para una posible mediación entre el gobierno y ETA; o los disparos sobre una patrulla de la gendarmería vaticana en pleno centro de Roma; o la guerra abierta en el Sacro Colegio Cardenalicio entre ‘bertonianos’ seguidores de Tarcisio Bertone y ‘diplomáticos’ seguidores de Angelo Sodano; o las acusaciones de ‘homosexualidad’ contra el director de un periódico para obligarle a dimitir; y así hasta casi un centenar de documentos ‘secretos y reservados’.
Benedicto XVI no está solo, pero sí rodeado de lobos. Algunos de ellos fieles colaboradores.
Entrevista de Jesús Bastante.