Ficha técnica
Título: Los desorientados
Autor: Amin Maalouf
Editorial: Alianza Editorial
528 páginas
22 euros
En cierto momento, uno de los personajes de la novela dice lo que sigue: “El creyente, incluso en su laicidad, es Occidente; y el religioso hasta el ateísmo es Occidente. Aquí, en Levante, no nos preocupan las creencias, sino las filiaciones. Nuestras confesiones son tribus, nuestro afán religioso es una forma de nacionalismo…”. Este retrato tan preciso de las dos civilizaciones en liza puede servir para dar idea de lo que el lector se puede encontrar. No es necesario beberse toda la botella para saber si un vino es bueno.
Los intervinientes son todos libaneses, pero con la salvedad de que la mayor parte de ellos emigraron a distintos países del mundo, en los que desarrollaban con éxito sus distintas carreras. Cada uno de ellos profesa además una religión distinta. De modo que pueden considerarse representantes de las dos culturas al mismo tiempo. De hecho, es lo que uno de los intervinientes, de los que se habían quedado en el Líbano, es lo que le reprocha a uno de los emigrantes. Para que no falte nada, también hay un homosexual, cuya historia, al margen de la homosexualidad, viene a dar medida, en cierto modo, de lo que es la vida. Tampoco falta el amor en algunas de sus formas, ni la vida monástica. El lujo, el refinamiento y el buen gusto, están presentes en todo momento.
Casi todo en esta novela es racional, hasta el punto de que es difícil encontrar en la vida cotidiana tantos diálogos sin más finalidad por parte de los intervinientes que llegar a la verdad, al meollo de las cosas. Apenas hay intentos de manipulación por parte de nadie, y cuando los hay se descubren enseguida.
La historia comienza con la llamada que recibe Adam de un amigo suyo, al que no ha vuelto a ver desde que salió del país, el cual le informa de que se está muriendo. Adam viaja de inmediato y una vez allí, de la charla con otras amistades, surge la idea de intentar reunir a todos los que conformaron el grupo de amigos cuando eran jóvenes.
Vicente Torres