La reina Sofía es uno de los personajes menos conocidos de la vida política y social española. Sus silencios y escasas declaraciones públicas han hecho de ella, y de sus ideas, un misterio que se está desvelando -estos últimos tiempos- debido a la catarata de acontecimientos que recorre, sin tregua, la vida de la Monarquía Constitucional. Alabada por Franco, la Reina ha sabido ‘nadar y guardar la ropa’ y posicionarse con discreción, hasta convencer a los españoles de la importancia de su papel institucional en la consolidación de la Corona.
Después de fijar su mirada en Belén Esteban y Letizia Ortiz, Miguel Roig -uno de los observadores más agudos de la realidad cotidiana- centra su análisis en la figura pública de Sofía de Grecia, dejando claras, de forma irrefutable, tanto su compleja personalidad como las luces y (algunas) sombras que jalonan su trayectoria humana y profesional.
Dice en ‘La mujer de Edipo. Las tres transiciones de la Reina Sofía’:
«La reina Sofía es desplazada del relato palaciego por una sucesión de hechos simultáneos (el ‘affaire’ del Duque de Palma, el accidente del infante Felipe Juan Froilán y el del Rey en Botsuana) para alojarse en la ‘telerrealidad’. Antes, mucho antes, cuando la socialdemocracia se revistió de pragmatismo, el rey Juan Carlos, en un rasgo de vanguardia, se volvió ‘líquido’ y se confundió con el sentir del cuerpo social: es el instante en el que se le identifica con el campo progresista. La Reina, entonces, le acompaña, pero nada indica que comparta esa movilidad. La reina Sofía navega por la realidad como Ulises por el mar, pero ¿hay Ítaca alguna en su horizonte? ¿Es la ‘telerrealidad’ una suerte de ceguera y, como Edipo, se llega a ella para ver al fin la verdad?»
EXTRACTOS DE LA ENTREVISTA
Cuando yo llegué a España en el año 90, circulaban El País, El Independiente, que estaba en el arco ideológico a la izquierda de El País, Diario 16, El Sol, el ABC, La Vanguardia, El Mundo… Esto hoy ha desaparecido completamente. En cabeceras nacionales tenemos 4 o 5, no hay ningún periódico que ideológicamente esté en el arco de la izquierda. El País es un periódico liberal sesgado hacia cierto progresismo.
Los periódicos de la derecha compiten en sus portadas con la revista Mongolia. Hay días que uno mira en el quiosco periódicos como La Razón y suelta una carcajada. Obviamente no la podemos llamar una prensa de calidad.
El Mundo tiene una variedad de contenidos y una variedad de firmas que le hace un periódico un poco más serio, más allá de las sorpresas que nos depara de tanto en cuanto, no hace falta contarlas. Pero El Mundo contiene una cantidad de material de lectura que no proporciona el resto de la prensa que podemos considerar conservadora. ABC tuvo un intento, cuando lo dirigía José Antonio Zarzalejos, de convertirse en un periódico de calidad conservador. Pero fue un bostezo. Acabó como el rosario de la aurora».
Diario.es nace en el arco progresista, con un millón y medio de lectores a diario y que está intentando consolidarse en el cambio de paradigma.
Dairo Kafka es la sección cultural del periódico. El presupuesto que nos hemos impuesto como editores es, con el tiempo, consolidarnos y dar una respuesta que no están dando el resto de los suplementos culturales. Les vemos ligados al problema de que el campo cultural no es ajeno a la situación en la que estamos viviendo. Las secciones culturales de los periódicos, tanto las secciones de espectáculos como los suplementos literarios, se han convertido en algún modo, para sobrevivir, en folletos de publicidad de productos culturales.
Miguel Roig, La mujer de Edipo. Las tres transiciones de la reina Sofía. Península, 2012.