"La familia Franco trató de borrar toda huella de los últimos reyes, los Borbones, en el Palacio de El Pardo"
Ha pasado ya el tiempo suficiente como para hacer un retrato de doña Carmen Polo desde la perspectiva y el desapasionamiento que otorgan el paso de los años.
Una mujer que ejerció una gran influencia en la vida pública española durante los cuarenta años de poder absoluto de su marido, el general Franco, del que quedó prendada cuando ella era una joven de la alta burguesía asturiana y él un joven comandante que fue ascendiendo en la carrera militar gracias a sus hazañas de guerra en Marruecos.
El ego de la Señora, trato que exigió desde que se instaló en el Palacio de El Pardo, fue creciendo al mismo ritmo que los ascensos meteóricos de su marido. Ella fue la artífice de la creación de un clan familiar, que se comportaba a imagen y semejanza de una familia real, en torno al cual giraba toda la vida política y social del franquismo, y favoreció la existencia de una camarilla que complacía en todo a la Señora y con la que se dedicaba a satisfacer sus caprichos, como coleccionar joyas y antigüedades que almacenó en las fincas y casas que le regalaron a su marido.
Ejerció, especialmente en el declive del régimen franquista, un poder determinante que trató de perpetuar a su familia en el poder. Con ese fin participó en los planes para casar a su nieta mayor, María del Carmen, con Alfonso de Borbón Dampierre, con la esperanza de que su marido le nombrara su sucesor en lugar de al príncipe Juan Carlos.
Y ella fue, con un Franco ya en decadencia, la responsable del nombramiento de Arias Navarro como presidente del Gobierno después del asesinato de Carrero Blanco. Cuando se cumplen veinticinco años de su muerte, en febrero de 1988, la figura de doña Carmen, la Collares, cobra fuerza como una mujer que aunque no tuvo papel alguno ni estatus institucional, manejó desde el Palacio de El Pardo muchos de los hilos de la sociología del franquismo.
Carmen Enríquez, ex corresponsal de TVE en Casa Real de 1999 a 2007 y jefa de Política Nacional de los Servicios Informativos, desgrana en Periodista Digital algunos detalles de su libro ‘Carmen Polo. Señora de El Pardo’ (La esfera de los libros), que ayuda a entender la dimensión de una de las mujeres más influyentes y poderosas que ha habido en España.
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La familia Franco trató de borrar toda huella de los últimos reyes, los Borbones (Alfonso XII y Alfonso XIII) en el Palacio del Pardo para destacar la presencia de los Franco.
El Rey se tuvo que tragar muchos sapos para conseguir que Franco le eligiera para el trono.
Franco jugó a enfrentar a don Juan Carlos y a su padre con su ambigüedad. El responsable de la ruptura entre ellos fue Franco.
El Rey no quiso hacer proscritos a la familia Franco porque no va en su condición. No quiso ser revanchista.
Doña Carmen cuando vio que se acercaba el momento de la sucesión les tomó una inquina bastante considerable a los entonces príncipes de Asturias, don Juan Carlos y doña Sofía. Los ninguneaba, decía que no se les invitará a actos oficiales sobre todo después de que no se consintiera a Alfonso de Borbón, yerno de Franco, su pretensión de que le nombraran príncipe de España.
Esa negativa le sentó muy mal a Franco y Carmen Polo y se lo hicieron pagar.
Entrevista realizada por Irene Perezagua