Si gestionar una empresa no es un camino de rosas, gobernar una organización familiar suele tener alguna que otra espina de más por la peculiar mezcla de responsabilidades, trabajo y relaciones personales que en ella se producen.
En este marco resulta aún más indispensable contar con un buen consejo de administración que sea capaz de decidir, con estrategia y sensatez y no con el corazón y las emociones de los lazos de sangre, el camino a seguir.
Los consejos de administración de las empresas familiares han de tener las competencias, los procesos y las estructuras necesarias para responsabilizarse de la marcha de la empresa ante los accionistas, por muy familiares que estos sean. El consejo es siempre el responsable frente a los accionistas del resultado obtenido.
Con el fin de guiar y explicar cómo lograr un buen consejo de administración, José María Navarro-Rubio y Josep Tàpies presentan un práctico manual de un órgano indispensable para la supervivencia y el crecimiento de la empresa familiar.
Tal y como dichos autores explican, «ningún consejo de administración es totalmente inútil. Y, por lo general, basta con que el principal responsable ejecutivo quiera moverlo -trate los temas relevantes que afectan a la empresa- y con que el presidente quiera que funcione, para que sea bueno».