La historia de la amistad de dos mujeres, unidas por la trama de un libro.
«Añoro la vida cuando era nuestra», comenta Lola mientras trastea en la cocina de su casa. Esa vida, que era tan suya y tan llena de ilusión, antes estaba hecha de libros y de charlas de café, de siestas lánguidas y de proyectos para construir un país, España, que aprendía paso a paso las reglas de la democracia.
Pero llegó un día de 1936 en que vivir se convirtió en puro resistir, y ahora, quince años después, de todo aquello solo queda una pequeña tienda, una librería de viejo medio escondida en uno de los viejos barrios de Madrid, donde Lola y Matías, su marido, acuden cada mañana para vender novelitas románticas, clásicos olvidados y lápices de colores a quien se acerque.
Es aquí, en ese lugar modesto, donde una tarde de 1951 Lola conocerá a Alice, una mujer que ha encontrado en los libros su razón de vivir. Siguiendo la mirada de Lola y Alice, viéndolas sentadas detrás del pobre mostrador y leyendo juntas el mismo libro, iremos lejos, hasta Inglaterra, y atrás en el tiempo, hacia principios del siglo XX, para conocer a una niña que creció preguntándose quiénes eran sus padres.
La vida cuando era nuestra es un homenaje a la lectura, pero es sobre todo la historia de dos mujeres, una que poco sabe de la vida y otra que quizá sabe demasiado, aunque no pueda hablar. Entre estas miradas cómplices anda el talento de Marian Izaguirre.
TITULARES
«Mi protagonista añora la vida cuando era libre, cuando tenías libertad intelectual, y cuando tenía acceso fácil a la cultura y un montón de cosas que una guerra se lleva por delante».
«El peso de la historia está en el libro que hay dentro del libro, todo se teje como en un tapiz pero las historias que se cuentan tienen mayor peso que la posguerra española».
«La novela ha tenido una acogida internacional, estraña, curiosa y anticipada. Hemos vendido sus derechos a editoriales de varios países europeos y su éxito reside en los sentimientos».
«Me emocionó mucho escribirlo y eso se nota. Todos me dicen que se lee muy bien pero reconocen que piensan que no ha tenido que ser fácil escribirla porque maneja varias voces y tiempos».
«Yo he llorado con esta novela mientras la escribía. Hay varias historias porque cada personaje tiene la suya».
«Los personajes están tan perfectamente definidos que parecen reales». «Esta es una novela sobre buenas personas con sus luces y sus sombras y sobre nobles sentimientos. Algo que ahora hace falta».
«El leit motiv de esta novela es darle las gracias a la literatura. Es un homenaje a los libros, a la gente que lee libros, a los libreros a los editores, a los escritores, etc… porque en mi vida ha sido muy importante. Soy la persona que soy gracias a la lectura».
«Es un libro que te llevas contigo cuando dejas de leer. La gente no quiere que se acabe y eso me llena de alegría y cerca del final lo dosifican».
«Tengo una visión cinematográfica de la literatura. Siempre escribo con imágenes y por eso mis descripciones son muy exactas».
«Mis protagonistas enseñan que todas las personas tienen sus luces y sus sombras y que la vida no es perfecta, que tiene cosas malas y buenas. Muestran el valor de la lealtad y la generosidad e incitan a luchar por los sueños».
«Con lo que está sucediendo ahora, ¿quién le pide a una persona que cobra 600 euros que se compre un libro de 20 euros? No es un buen momento».
«Con este libro pretendía hacer llorar y reír porque tiene además varios momentos que te llevan a la sonrisa».
«Lo he escrito para mujeres pero me conmueve cuando me dicen los hombres que se emocionan leyéndolo».
LA AUTORA
Marian Izaguirre nació en Bilbao y ahora reside en Madrid, en una casa donde se van juntando amigos, libros y buena música. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ha desarrollado una labor ocasional en el campo del periodismo, la comunicación y la publicidad, mientras se dedicaba de forma ininterrumpida a la escritura. Hace ahora veinte años que vio la luz su primera novela La vida elíptica, con la que obtuvo el histórico Premio Sésamo.
Desde entonces ha publicado cinco novelas más: Para toda la vida (1991), El ópalo y la serpiente (1996), La Bolivia (2003), El león dormido (2005) y La parte de los ángeles (2011). Es también autora del libro de relatos Nadie es la patria, ni siquiera el tiempo (1999), que obtuvo el premio Caja España y que recoge los cuentos escritos a lo largo de diez años.
En novela ha obtenido los prestigiosos premios Sésamo, Andalucía, Ciudad de Salamanca y Ateneo Ciudad de Valladolid, entre otros. Sus novelas se publican habitualmente en Alemania.
‘La vida cuando era nuestra’ es su novela más reciente.