Ficha técnica
Título: Mala farma
Autor: Ben Goldacre
Editorial: Paidós
384 páginas
24,90 euros
El asunto es el siguiente: Si la ministra y los consejeros autonómicos de Sanidad leyeran este libro y a continuación tomaran las lógicas medidas que aconseja el estado de la cuestión la Seguridad Social se ahorraría tanto dinero que podría volver a financiar esos medicamentos que ha excluido, porque según el ministerio no son necesarios, pero los pacientes los necesitan y, por tanto, los pagan de su bolsillo. Para los médicos y farmacéuticos debería ser de lectura obligatoria. Son los que recetan o venden las medicinas, por lo que es absolutamente indispensable que sepan como funciona el negocio de las empresas farmacéuticas.
Resulta inquietante ir pasando páginas, porque las malas noticias para los consumidores de fármacos se suceden. Esa pastilla a la que se recurría antes con despreocupación, para combatir esta o aquella dolencia comienza a resultar sospechosa. Hay un porcentaje muy cercano al cien por ciento de posibilidades de que no se hayan hecho todos los ensayos que serían convenientes, y se han ocultado los datos negativos.
Otro motivo no menor para la zozobra viene dado por el hecho de que al hacer ensayos con un medicamento nuevo para una enfermedad no lo comparan con los ya existentes, para ver si es mejor, sino que basta con que sea un poco útil para que lo autoricen. Podría ser que fuera peor que todos los anteriores pero el médico que ha de extender la receta puede pensar que puesto que el último en salir, y quizá el más caro, será el mejor.
Debe tenerse en cuenta que el hecho de que se recete el segundo mejor remedio en lugar del mejor puede resultar fatal para un buen número de pacientes. Otro hecho constatado es que la publicidad influye mucho en el criterio de los médicos y, por supuesto, en el de los pacientes. Las empresas farmacéuticas gastan mucho dinero en todas las formas de hacer publicidad que existen.
En las cajas de los específicos figura el nombre de la empresa que lo ha fabricado. El problema es que a partir de ahora, al leer estos nombres el paciente se indigne, en lugar de tranquilizarse, como se pretende.
Un paciente debe presentarse ante el médico, cada vez que vaya, con este libro bajo el brazo.
Vicente Torres