El novelista británico, célebre por su humor corrosivo, vivía en Llefranc (Gerona)

Muere a los 85 años Tom Sharpe, el padre del inolvidable Henry Wilt

No publicó su primera novela hasta 1971, a los 43 años

Un maestro del humor británico en literatura, un género especial, con escritores de gran talento, con exquisito manejo de la ironía y sutileza por un lado o políticamente incorrecto por otro

El novelista británico Tom Sharpe, autor de obras como ‘Wilt’, ha muerto la madrugada de este jueves 6 de junio de 2013 a los 85 años en su domicilio de Llafranc, en Palafrugell (Gerona), por una complicación de su diabetes.

Sharpe, nacido en Londres en 1928, ha publicado obras como ‘Reunión tumultuosa’, ‘Exhibición impúdica’, ‘Una dama en apuros’, ‘Vicios ancestrales’, ‘La gran pesquisa’, ‘Becas flacas’ y ‘Los Grope’.

Está previsto que el funeral se celebre este fin de semana en Palafrugell, y posteriormente sus cenizas se repartan entre la localidad gerundense, Cambridge y Sunderland, según las mismas fuentes.

Estudió en Cambridge, pasó un tiempo en la Marina y, en 1951, a los 23 años, una decisión cambió su vida: emigrar a Sudáfrica en busca de nuevas oportunidades. Aunque él aún no lo sabía, allí encontró el material que, en tono de farsa, le permitiría años después escribir su primera novela, Reunión tumultuosa.

En 1961, Sharpe fue deportado por criticar el apartheid y, de vuelta a Inglaterra, trabajó diez años en el Cambridge College of Arts and Technology, donde se las tuvo con un grupo de alumnos más bien brutos que le proporcionaron un material excelente para su Wilt.

Sharpe no publicó su primera novela hasta 1971, a los 43 años. Por lo que cuenta, se puso a escribir en tono de farsa a ver qué salía.

Y dio en el blanco. En 1976 publicó ‘Wilt’ y el éxito ya fue total. En 13 años, entre 1971 y 1984, publicó 11 novelas. Luego vino un parón hasta 1995.

Además de su labor narrativa, El autor de ‘Zafarrancho en Cambridge’ comenzó su andadura fotográfica en Johannesburgo, donde empleaba el escaso tiempo libre que le dejaba su trabajo de docente en un internado de niños blancos a tomar imágenes en los suburbios de la ciudad. Su insistencia en dejar testimonio de aquella penuria le llevó a la cárcel, acusado de «político subversivo y comunista peligroso».

Finalmente, la deportación le devolvió de nuevo a Inglaterra, no sin antes perder 36.000 negativos, quemados por el departamento especial de la policía, aunque se salvaron otros 6.000 que había dejado, «por seguridad», en casa de unos amigos.

En sus novelas se encuentra un humor corrosivo, incluso a veces cruel, que divide a sus lectores entre quienes le consideran muy ofensivo y quienes piensan que es un maestro del humor.

 

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