José María Fuster-Fabra, abogado y doctor en Derecho, ha participado en los juicios más relevantes contra ETA y el terrorismo islamista, y ha interrogado, cara a cara, a algunos de sus miembros más sanguinarios. ‘En toga de abogado’ (Ed.Planeta, 2013) narra la tragedia del terrorismo desde una vertiente humana, la de los ojos de un abogado que conoció las horas más difíciles de sus protagonistas.
Fuster-Fabra ha defendido a policías y guardias civiles de todo rango, desde el general de la Guardia Civil Rodríguez Galindo hasta varios infiltrados en ETA; el más famoso, Mikel Lejarza, el Lobo. Durante todo este tiempo ha velado también por los intereses de las víctimas, como el periodista izquierdista Gorka Landaburu, parte del colectivo Víctimas del 11-M o las víctimas de la masacre de Vic.
Un libro que repasa con enorme sencillez los duros años del plomo, el supuesto paradero desconocido de algunos miembros de ETA, los rumores y las mentiras sobre la guerra sucia y las presuntas torturas, así como la desarticulación de la banda terrorista y el esperanzador comienzo de la reparación moral de las víctimas.
El letrado ha hablado en Periodista Digital de su libro y también de la actualidad judicial en España.
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Usted representó a la acusación en nombre de las víctimas por la matanza de ETA en Vic
Una de las cosas que nosotros tuvimos más interés en el juicio fue que cuando pusieron el coche bomba tuvieron que ver a los niños.
En aquel atentado estrellaron un coche bomba contra la Casa Cuartel Vic
Colocaron un Renault en una rampa, lo deslizaron para estallarlo contra el patio de la casa y en el patio estaban jugando niños [murieron cinco]. Nosotros demostramos que tuvieron que verlos. En el juicio, el acusado Zubieta Zubeldía, en el turno de la última palabra dijo que la culpa de la muerte de los niños era de la Guardia Civil por utilizarles como ‘escudos humanos’. ¿Qué puede haber en la mente de alguien que comete un atentado así? (…) Tirar un coche bomba contra una casa ya es un crimen horrendo, pero hacerlo viendo que hay niños en el patio.
En aquel juicio a usted le amenazaron…
En el juicio vinieron sus familiares y amigos para intimidarnos lanzándonos miradas, que es lo más duro. Y hubo un momento, uno en el público me hizo un gesto con la mano como si fuera una pistola para intimidarme. Ellos lo que manejan es la forma de coaccionarte con la mirada.
Usted hace una clasificación de los terroristas
Me lo pidió Planeta, que quería saber como eran los terroristas. Urrusolo Sistiaga [16 asesinatos] es extremadamente inteligente y frío, enfrentado a la cúpula de la organización, que es diferente al caso como Zubieta Zubeldía, que era un fanático. Luego están los que les alquilan los pisos o les ayudan, pero que en el fondo no quieren participar en los atentados.
Zubieta fue condenado a penas que suman 1.300 años de cárcel. Pero podrían decirle qué sentido tienen penas de ese nivel si en España durante mucho tiempo nadie estaba más de 18 años en prisión.
Es que los peores atentados se cometieron antes del Código Penal del 1995, estaba el de 73, que establecía una serie de reducciones de pena.
Pero esa reducción de penas no se hacía del total, sino simplemente de la pena más alto, anulando todas las demás.
Efectivamente, hasta que surgió la doctrina Parot. Que ofreció un cómputo más globalizado. Para evitar que un asesino que era condenado a 70 años saliese en libertad a los 5. Ha habido casos célebres como Iñaki de Juana o Mercedes Galdós. En esto la sociedad ha tenido que ir avanzando, reforma a reforma. Ahora las penas son más razonables.
Ahora, con el caso de Inés del Río, parece que Estrasburgo va a ‘tumbar’ la doctrina Parot. ¿Usted qué opina? ¿tiene competencia Estrasburgo en esta materia?
Tengo mis dudas. Estrasburgo ya ha fallado en un caso concreto. Me gustaría que entienda que la imposición de penas corresponde a la jurisprudencia de cada país.
Cuando trabajaba para la AVT publicó un reportaje en ABC sobre terroristas protegidos por el gobierno cubano que causó la dimisión del embajador español en Cuba.
Yo practico submarinismo y durante unas vacaciones conocí a un vasco, me quedé con el nombre y en Madrid hice una gestión con el periodista Zuloaga y llegamos a la conclusión de que esa persona estaba ahí y era de ETA y estaba allí con una estructura de ETA. Nos pusimos en contacto con fuerzas de seguridad y resulta que todo el mundo, menos el gobierno, sabía que ahí en Cuba había etarras. Los localizamos, los fotografiamos. Entre ellos localizamos en Cuba a Elena Bárcenas y José Luis Rodríguez, los asesinos del capitán Martín Barrios. Les tuve así de cerca.(…) Más que ser el motivo de la dimisión del embajador, fue la gota que colmó el vaso.
Al poco de empezar los canales privados estalló un caso de supuesto espionaje industrial entre ellos especialmente en el grupo La Vanguardia, controlado por Antena 3. Usted fue abogado del principal acusado en ese caso, el Lobo, pero nunca quedó claro si los espionajes los ordenó el conde de Godó (presidente de Antena 3 y La Vanguardia hasta 1992) o el CESID.
Aquello era la España de los dossieres. La España de las tramas de espionaje. Ahora vuelve a estar de tremenda actualidad. Lo cierto es que al final lo que se demostró es que se habían sometido pinchazos a empleados desleales de La Vanguardia…
Se habló de Garrofé y Fajardo…
Mikel ‘Lobo’, según me contó, fue el periodista Antonio Herrero el que le puso en contacto con el Conde de Godó, porque él había evitado una vez el secuestro de su padre, el anterior conde de Godó. Y por eso este le contrató para que le hiciera ese servicio de contraespionaje en La Vanguardia. Al final, lo sé por experiencia, en estos caso nunca pagan los que lo ordenan, sino sólo los policías o los guardias civiles, que son los paga el pato.
Quizá su cliente más famoso ha sido el general Galindo, que fue el principal acusado en la pieza más famosa el caso GAL, Lasa-Zabala
Si hablamos de ‘guerra sucia’, eso existió siempre. El propio ‘Lobo’ me contaba como en los setenta se pensó en poner una bomba…
El propio Felipe González reconoció que los servicios secretos le ofrecieron volar a la cúpula
Efectivamente. ‘Guerra sucia’ ha habido toda la vida. Pero hubo una serie de factores interesados. Acaban yendo a por el general Rodríguez Galindo, que era un hombre absolutamente espartano…
Fue célebre su frase ‘con 6 hombres como yo, podría conquistarse América Latina completa…’
Mira que yo me esforzaba en decirle «mira, tú eres general de brigada, cuando hables conmigo tienes que imaginarte que yo soy general de división, que es un escalafón por encima. Cuando le llama Garzón para carearse con Roldán, Galindo le dice «yo nunca me voy a carear del que sólo espero recibir órdenes ni con un inferior al que sólo espero darlas’. A él se le pone en el disparadero en el caso Lasa-Zabala. El primer día sólo me dijo dos cosas: «Uno, te prohibo usar ningún argumento que pueda perjudicar a mis hombres» y «Dos, para tranquilizar tu conciencia te juro que no ordené asesinar a Lasa y Zabala».
Hasta su detención a Galindo se le consideraba un ‘héroe de la lucha antiterrorista’.
El general Galindo logró la caída de la cúpula de ETA en Bidart en 1992 [el colectivo Artapalo liderado por Pakito Múgica Garmendia], evitando la cadena de atentados previstos para aquel año olímpico. Desde entonces ETA no volvió a ser la misma. Galindo movía a 200 personas en el sur de Francia, sólo él las coordinaba. Pregunto ¿alguien con esa capacidad de coordinación e inteligencia hubiera dejado los restos de Lasa Zabala ahí para que fueran encontrados?
Las claves para la condena eran los testimonios del policía López Carrillo y el narco ‘Txofo’, que permanecieron 10 años callados hasta que ‘recordaron’ aquello
López Carrillo dijo que Galindo y Elgorriaga se lo confesaron en un coche que paró en Placencia. Nosotros trajimos a todos los policías de Placencia, alguno de ellos hasta simpatizante de Batasuna y todo el mundo dijo que no hicieron ninguna parada en Placencia. Pero se dijo en la sentencia que si no pararon en ese sitio, pararían en otro.
Txofo era un hombre amenazado por ETA y dice que Dorado le contó que habían asesinado Lasa y Zabala, por cierto, ni Txofo dice que Galindo lo ordenara. Txofo dijo que estaba acompañado por el cabo Cruz cuando le hizo la confesión y que le reconoció que los mataron cuatro personas, y da los nombres de cuatro guardias. Acreditamos que Cruz no estaba ahí aquel día y que dos de los nombres que dijo tenían coartada, por lo que sólo fueron condenados Dorado y Bayo, que eran los que no la tenían.
Yo era estudiante en aquel momento, pero nunca olvidaré la muerte en pleno juicio del testigo que murió de un infarto ante todos los telediarios
Un momento terrible. Él entró visiblemente nervioso, se le escapó la reunión con el fiscal Ignacio Gordillo. Y nosotros queríamos preguntarle como sabía determinados detalles que no podía saber ¿quién se lo había dicho? Se le escapó la reunión que había tenido con la fiscalía. El fiscal presente, Jesús Santos, se apresuró a negar que no se había reunido con él en ningún momento, el se puso nervioso dijo ‘con otro fiscal’ y al final se puso nervioso y se desplomó. Me acuerdo que saltó de inmediato Dorado para hacerle el boca a boca, bajaron los forenses de la Audiencia Nacional y, desgraciadamente murió. Había tal tensión en aquel juicio que hasta se pidió que se analizara el agua.
Hubo momentos de mucha tensión, como que en pleno juicio el abogado batasuno, Iñigo Iruín acusara a Rafael Vera de haber ordenado su asesinato
Lo recuerdo. Para mí uno de los momentos más tensos fue el interrogatorio del asesino Zabarte Arregui ‘El Carnicero’, algunos periodistas presentes me dicen que es de lo más duro que han oído en sede judicial.
A mí cuando lo leí me recordó al acta de Nuremberg, cuando Rudofl Hoess, va reconociendo ‘sí, maté a tantos, sí…»
Es con lo que lo han comparado. Sí, los que lo vivieron. Aquello fue un interrogatorio digno de los juicios de Nuremberg.
Pero la realidad del ‘caso Lasa-Zabala’ es que la Audiencia Nacional encabezada por el juez Siro García consideró acreditada su culpabilidad y el Tribunal Supremo en sentencia del juez Joaquín Giménez lo ratificó, ¿cómo lo explica si hubo tantas cosas discutibles?
Es que las cosas hay que situarlas en el contexto histórico. Ese sumario se fabricó sobre la base de medias verdades. Y había mucha gente interesada en todos los colores y todos los ámbitos para que se dejara de hablar del tema GAL. ¿Y quién mejor que Galindo para zanjar el tema? Todo el mundo, además, sabía que él jamás hablaría. Pero yo sé que él no dio la orden ni de secuestrar, ni de asesinar de Lasa-Zabala. Pero estoy bajo secreto profesional por lo que no puedo decir por qué lo sé.
En el 11-M ha sido abogado de Pilar Manjón y de Sánchez Manzano. Durante ese juicio mucha gente se sorprendió de la actitud de los abogados de la AVT, que en ocasiones parecieron más abogados defensores de los acusados, que abogados acusadores…
Yo respeto a mis compañeros, y amigos, Emilio Murcia, Rodríguez Segura. Con los que he luchado contra ETA en la época más difícil de la lucha antiterrorista, siempre les respetaré. Naturalmente discrepé de ellos en su labor durante ese juicio. Una vez hay un auto de procesamiento, hay que cerrar filas en ese procesamiento. Yo tenía claro que la tesis de ETA era negativa y peyorativa para los miembros y cuerpos de seguridad del Estado. Se sabía que no había contactos entre ETA y yihadistas. No existía ninguna vinculación. Hubo gente bipolar entre defensa y acusación, hubo acusaciones que pidieron la absolución de acusados, fue un juicio atípico. En mi caso, en materia antiterrorista siempre he defendido a policías y a víctimas y eso mismo hice en el juicio del 11-M.
¿No le dolió que durante el juicio del 11-M o el de la demanda de Sánchez Manzano algunos periodistas, en nombre de las víctimas, como Losantos en la COPE o Luis del Pino en El Mundo cargaran contra usted calificándole como ‘el abogado de las cloacas del Estado’?
A mí que me ataquen personalmente me divierte. Uno de estos periodistas dijo que yo era de extrema derecha en Barcelona y de extrema de izquierda en Madrid. Y es cierto que yo tengo un punto de bipolaridad. En Barcelona me pongo polos con la bandera española y en Madrid me pongo los de la bandera catalana. Me siento tan español, que soy muy español en Barcelona y muy catalán en Madrid. Ayer mismo. Lo que digan de mí… qué quieres que te diga, me divierte. ¿El abogado de las cloacas? Lo encuentro hasta gracioso y me da igual.