PD entrevista al expolicía José Amedo, autor de 'Cal viva' (Esfera de los libros)

«Melchor Miralles, con todo lo que podía sacar de los GAL, hizo un bodrio de película»

"No se ha demostrado que tuviera que ver con la muerte de cuatro miembros de ETA"

Aunque los GAL cometieron sus atentados entre los años 1983 y 1987, no fue en aquellos años – en que las actividades de la banda pasaron con bastante indiferencia – sino una década después cuando se convirtieron en el centro de atención del país.

José Amedo fue el principal acusado en el primer proceso (1989-1992), mientras que en el segundo proceso (1995-1998) actuó casi como testigo protegido del juez Garzón ejerciendo de uno de los principales delatores que llevó a la cúpula de Interior, incluyendo el ministro José Barrionuevo, a la cárcel (por unos meses, los que tardó el Gobierno Aznar en indultarles).

Ahora publica un nuevo libro ‘Cal Viva’ (Esfera de los libros) en el que pretende denunciar las malas artes de instructor Baltasar Garzón con la posible contradicción de por un lado ratificar todo lo que dijo en aquel juicio como ‘verdad’, con asegurar que el citado juez le presionaba y coaccionaba. En una amplia entrevista a Periodista Digital, Amedo repasa su versión de los hechos tanto de la ‘guerra sucia’, como de la investigación judicial-periodística.

¿El GAL era una banda terrorista?

Ni en la sentencia del 1992, ni en la de 1998 se le calificó de esa manera.

Leyendo su libro no se ve un GAL unificado, sino distintos grupos que actuaban cada uno por su cuenta usando las mismas siglas. Podríamos decir GAL-Bilbao (el suyo), GAL-Intxaurrondo o GAL-Iparralde de los franceses. ¿Usted estaba implicado en GAL-Bilbao o en toda la estructura?

Esto es muy claro, se puede hablar de GAL verde, GAL azul y GAL marrón. Pero es que el GAL era el Gobierno. Había guardias civiles, había policía y había CNI. Yo tenía una estructura probablemente superior a la del CNI, entonces CESID. Pero el GAL era el Gobierno utilizando la estructura del Estado.

En una cinta de casette difundida se le escuchó decir que cuando mataron al asesino Antonio Goicoetxea, el jefe de la Policía Rafael del Río se lo comunicó a Felipe González y este le levantó el pulgar en señal de satisfacción.

Evidentemente. Y en muchos otros casos también se hizo ese mismo gesto con el dedo.

Sobre el ‘caso Marey’ hay una versión de que se propuso ‘enterrarle’ y se evitó. María Antonia Iglesias ha publicado que fue Barrionuevo quien le salvó la vida, pero si no he entendido mal en su libro dice que fue usted.

El título del libro es por esa referencia. Eso lo plantean Julián Sancristóbal, Rafael Vera y Ricardo García Damborenea. Yo me niego en rotundo. Me amenazan, pero yo les digo que sería más útil que fuercen a Francia haciendo un comunicado para pedir que suelten a los GEO por el intento de secuestro de Larretxea. Acuérdese que todo aquello fue para intentar salvar la vida a Martín Barrios (asesinado por ETA). Y soy yo el que evito que hagan esa acción deleznable sobre Segundo Marey.

¿El senador Enrique Casas (asesinado por ETA) estaba implicado en los GAL?

Creo recordar que estuvo en las primeras conversaciones cuando se empezó a gestar el proyecto de los GAL. En algunas reuniones en el PSE. Pero no era uno de los cerebros.

En un reportaje de El Mundo-TV se le señalaba a usted como el asesino del etarra Eugenio Gutiérrez Salazar, en su libro señala a otro autor.

No fui yo. En absoluto. Fue Patrick de Carvahlo. Probablemente me señalaron a mí porque mi padre fue campeón olímpico de tiro, yo también era un gran tirador de carabina, fui récord. Y como aquel atentado fue espectacular. A este hombre le dispararon a 300 metros. Colocar una bala a esa distancia hay que ser un experto. Pero yo no tuve nada que ver.

De lo que más se habla en su libro es del ‘caso Brouard’. Usted se sentó en el banquillo junto a Masa y Morcillo y los tres fueron absueltos, pero es ahora cuando acusa usted acusa a Masa y a Morcillo ¿Desvela ahora lo que calló entonces?.

Ese juicio fue en 2003. Estaba con ellos en el banquillo y en esos momentos se dijo que no. Pero es que es posteriormente cuando yo, como consecuencia por haber sido señalado, procesado y encarcelado, cuando tuve una serie de contactos con Morcillo. En el momento del juicio yo sabía quien estaba detrás de ese atentado, pero no tenía una base sólida. Miguel Planchuelo estaba también metido en esta historia. Pero es como consecuencia de haber estado procesado y después de que Sancristóbal quisiera que yo señalara a otras personas, es lo que hace que yo inicie una relación con Morcillo, y no es hasta 2011 cuando voy teniendo una serie de reuniones con él y es cuando me explica como se produjo el atentado.

La matanza más fuerte de los GAL fue la de Monbar, que hicieron Frugoli y Matei, de la que en alguna reconstrucción audiovisual han dicho que murieron muchos inocentes que no tenían nada que ver…

No. Los cuatro abatidos eran miembros de ETA. ¿Y qué quiere que le responda?

Si tuvo o no que ver con ese atentado. Porque se decía que los asesinos le identificaron a usted en una fotografía como quien les contrató, ¿tenía alguna vinculación con ese atentado?

¿Yo? Nunca se ha probado nada. Hasta hoy no se ha demostrado nada.

No voy a insistir. Pero no es lo mismo decir ‘no tengo nada que ver’ a decir ‘no se ha demostrado nada’.

Yo digo ‘no se ha demostrado nada’.

Usted fue absuelto del asesinato de García Goena. Pero en la película ‘GAL’ de Melchor Miralles le sacan como el asesino y sacan que lo asesinó para presionar al Gobierno y cobrar.

Esa película es malísima. Hay procedimiento abierto en la Audiencia Nacional sobre el caso Goena. Pero yo fui absuelto. Esa película se ve que lo es en los resultados que tuvo, todo pérdidas. Comentada por los propios compañeros de Melchor Miralles, como Cerdán. Con todo lo que se podía sacar de un tema como los GAL y él hizo un bodrio de película. Y empieza señalándome a mí como el asesino. Eso es una barbaridad y una locura. Crear espectáculo por crear espectáculo.

Desde la prensa conservadora se insinuó cuando empezó el ‘caso Amedo’ que detrás de los impulsadores del caso, la acusación particular, el periodista Miralles, estaba Herri Batasuna y su portavoz Txema Montero

Fernando Salas… [abogado de la acusación particular en el ‘caso Amedo’] no creo que hubiera una vinculación directa. Unos por intereses periodísticos y otros por intereses políticos unieron fuerzas.

Una de las mayores bazas que tuvo la prensa para vincular a los GAL con el Estado fue la aparición de Paesa reuniéndose con testigos del caso Amedo

Yo al Sr. Paesa lo conozco bastante bien. Pero cuando se organizó eso yo ya estaba en prisión. Lo que también recuerdo es que Txema Montero, de Herri Batasuna, eurodiputado – que le habían metido un micrófono en su despacho – tuvo una conversación con una de las testigos del ‘caso Amedo’, Blanca Basategui. Y Txema Montero le dice literalmente ‘si no colaboras, a ETA no le va a gustar’. Entiendes perfectamente que era una amenaza.

A muchos llamó la atención que estando condenado a 108 años de cárcel, le recibiera el Fiscal General del Estado y fuera usted a esa reunión ‘apadrinado’ por el Director General de Seguridad para hablar del indulto.

No es que me reciba Eligio Hernández, es él quien me cita. Había salido temporalmente de prisión porque operaban a un familiar directo operado de un cáncer. Y es Eligio Hernández quien pide recibirme. Y me hacen llegar que Garzón ha dicho que cuando sea ministro de Interior, se encargará de que Felipe me conceda el indulto. Garzón era Don Corleone con toga y cuando no le nombran ministro es cuando me dice que hay que ir a por Felipe González. Y usa como amenaza sacarme lo de ‘Monbar’.

En su anterior libro ‘La Confesión’ desvela que el PP y Pedro J. Ramírez tuvieron mucho que ver en aquella operación de Garzón contra Felipe González.

De ese libro no voy a hablar para nada.

Ni quiere que hablemos de lo de los 30 millones…

Para nada.

Lo planteo de otra manera. ¿El PP y Francisco Álvarez Cascos participaron con el Sr. Garzón en la maniobra?

Sólo voy a decir que eso era así. ¡Punto!

Cuando usted dice Felipe González era la X de los GAL lo dice como suposición, puesto que una suposición asumida por la colectividad, o como hecho que le conste.

Yo todas las promesas que recibía, tanto a mí como a mi mujer, a la que llamaban permanentemente cuando estaba prisión. Promesas que recibía de llamadas de Corcuera que era entonces el ministro de Interior, de Vera, cada dos o tres semanas. Siempre le decían «que me ha dicho Felipe»… En la reunión con Eligio Hernández que antes a citado, Eligio Hernández me dice «me acaba de llamar Felipe y me dice que el indulto después de las elecciones». Eso era constante.

Fue Felipe González el que le dijo a Martín Prieto lo de que había que matar a los terroristas, a Pedro J. Ramírez lo de «cuando dejen de matar dejaremos de matarles a ellos» y es el propio Felipe González el que ha reconocido que tuvo la ocasión de «volar a la cúpula de ETA». Esas manifestaciones sirven para suponer que Felipe González no era la X del GAL, era el jefe del GAL. Así lo digo. El que quiera querellarse que se querelle.

Pero con todas las operaciones que hizo los GAL, resulta que sólo se ha podido vincular al Gobierno socialista en sentencia por el caso Marey. No por ningún asesinato. ¿No será que los que ejercieron de delatores contra Barrionuevo y Vera [Damborenea, Sancristóbal, Amedo] lo hicieron porque sabían que el PP los iba a indultar y sabían que el tema Marey era el único indulto digerible y que por eso se callaron todo lo demás?

Pero eso viene ‘después de’. Tenga en cuenta que en la único caso del GAL en el que yo tenía pruebas documentales era en el tema de Marey, con la nota de Damborenea y Sancristobal. Evidentemente la detención ilegal de Segundo Marey era el menos complejo, el más suave, del GAL. Es cierto. En otros temas era más difícil. En las luchas internas que había entre Rafael Vera y Julián Sancristóbal – a Sancristóbal le regalaron Marconi – y en sus discusiones surgía el ‘tú hiciste esto’, ‘tú lo otro’. Vera le decía ‘tú hiciste lo de Brouard’ y el otro decía ‘y tú lo de Lasa-Zabala’. Si en los juicios hubieran sacado esas cosas, hubiera sido muy delicado para ellos. El tema Marey era menos delicado.

Batasuna ha dicho que la ‘guerra sucia’ siguió en los gobiernos del PP, y ponen el ejemplo de uno de los asesinos de Miguel Ángel Blanco, Geresta, que apareció muerto de un tiro. ¿Le ha llegado algo de eso?

Entre cárceles, juicios e historias, no he tenido nada que ver con nada que haya pasado después. En casos concretos no tengo conocimiento.

¿Pero le consta que siguiera existiendo ‘guerra sucia’ en el Gobierno de José María Aznar o posteriores?

Es evidente que todos los gobiernos tienen temas oscuros en ese aspecto. En muchos casos en necesario. Dejando al margen lo ético, las cloacas del Estado han existido y van a existir con cualquier gobierno. Son necesarias.

Se podría pensar que la única intención de sacar el libro en este momento es atacar a Garzón y tratar de vincular a Rubalcaba con los GAL, que hasta ahora no había sido implicado.

Cuando yo escribí este libro no sabía ni cuando se iba a publicar. Empecé por la historia del tema Brouard, luego la editorial [del grupo de El Mundo] me exigió que me implicase más personalmente. Es la editorial la que decide que se publique en el 30º aniversario de los GAL. En todo caso me habla de dos personajes que han estado implicados. Garzón fue cómplice del ocultamiento de los GAL en 1993. Era un hombre que llevó el sumario del caso Marey a Moncloa para presionar. Garzón vuelve a la judicatura resentido y actúa como un mafioso. Rubalcaba después de mis declaraciones forzadas bajo coacciones, se pone en contacto conmigo a través de otras personas, para tratar de comprarme y que yo cambiase las declaraciones.

Entrevista con la colaboración de Marian García

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Autor

Juan F. Lamata Molina

Apasionado por la historia en general y la de los partidos políticos y los medios de comunicación en particular.

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