Juan Laborda Barceló descubre en Periodista Digital los secretos mejor guardados de la elaboración de su nueva obra ‘La fragilidad del neón’. El profesor y crítico literario ofrece algunas de las claves de la novela en la que se refleja una clara influencia cinematográfica.
A menudo olvidamos la fragilidad de nuestras democracias. Y es que el exceso de opiniones y de puntos de vista no significa necesariamente que sostengamos un sistema político abierto. A veces, todo pende de un hilo y apenas podemos imaginarlo.
Ramón Sandoval, un inmigrante español refugiado en París, trabaja como chófer tras perder su particular guerra en España. Pero la capital francesa en 1961 no es un paraíso. El conflicto argelino aviva los peores resentimientos en algunas facciones del ejército que amenazan con derrocar la democracia bajo el pretexto del colonialismo.
Argelia está inmersa en su cruel guerra de independencia y, mientras, la V República de De Gaulle, en el París que se debate entre las luces y las sombras, es amenazada por las pretensiones imperialistas de algunos altos cargos militares. El FLN y la OAS harán peligrar la estabilidad de Francia y de Europa, donde la guerra fría ya ha abierto una brecha entre sus naciones.
La llegada a París de la estrella de Hollywood Linda Darnell, convierte a Ramón en su chófer particular. Junto a ella, entrará en contacto con cineastas y escritores, reflejo del vivo mosaico cultural que es la ciudad. Y no solo eso, Maurice Papon, el mismísimo jefe de la policía parisina, le asigna el papel de protector de la actriz.
Existen, al parecer, fundadas sospechas de que Darnell podría ser objeto de un atentado por parte del FLN en su lucha por la independencia de Argelia. Ramón se convierte así, sin él saberlo, en una pieza más de un complejo engranaje.
El control de Argelia es una cuestión de Estado para Francia, pero aquel territorio podría ser también una pieza clave para configurar un nuevo panorama mundial en una hipotética confrontación entre Washington y Moscú.
¿Es posible que para implicar a los Estados Unidos en la defensa de Argelia como una colonia francesa todo valga?
TITULARES:
«La fragilidad del Neón es una metáfora del paso del tiempo en relación a los ideales. Es una metáfora de cómo los años castigan a las idelologías más duras o más importantes del Siglo XX.»
«A mí me gusta mucho la idea de que las grandes ideologías, las grandes corrientes, acaban siendo cainitas y devoran a sus propios hijos, sobre todo a los más fieles. El ejemplo del Siglo XX con las dos Guerras Mundiales, con nuestra Guerra Civil y con la evolución de las posiciones totalitarias de un lado y del otro así lo demuestran».
«El conflicto de la Guerra de Independencia en Argelia para los Franceses es un estigma, es un poco como la Guerra Civil aquí pero menos tratado. Todavía escuece, es un tema que duele y su bibliografía es muy difícil de encontrar».
«Mi obra está situado en un momento en el que hay mucha esperanza, se pueden hacer muchas cosas… Los sesenta son, de repente, una apertura al mundo, Europa se relaciona con EEUU y a la vez que todo eso van surgiendo nuevos países que tienen que liberarse del peso del colonialismo y en las que hay muchas muertes. Por lo que tenemos por un lado las idologías y por otro la parte negativa que son esos enfrentamientos».
«En la Guerra Fría, los dos grandes bloques, las dos grandes superpotencias están intentado que no suceda la famosa teoría del dominó, porque si cae una ficha hacia su lado ya van cayendo todas las demás y ahí hay muchos intereses ocultos».
«Yo he escogido a Linda Darnell porque me ha parecido siempre un fetiche que para mí es un ardor que uno tiene dentro y que va creciendo con el recuerdo y con el deseo y que al final se convierte en algo cercano. La siento muy cercana y en esos años ya estaba en decadencia aunque es una mujer que lo ha sido todo en el cine americano».
«El libro presenta un contexto histórico muy representativo, el París de 1961, porque París es la ciudad inagotable… y también es una ciudad en la que hay conspiraciones, en la que hay peligro de un golpe de estado en el corazón de Europa, es una ciudad que tiene muchas caras y esa es la parte histórica».
«La parte cinematográfica del libro tiene dos vertientes, una es las referencias, Linda Darnell y su trayectoria, los personajes que aparecen en ella relacionados con el cine o con el mundo del arte, aparecen también grandes personajes de la literatura Semprún, Picasso… y todo esto a mí me permite crear ese universo a veces histórico y a veces ficcional en el que yo me muevo».
«Toda la novela está construida de una manera muy cinematográfica. Las escenas tienen una estructura cerrada como si fueran una escena en sí misma, con su punto álgido arriba, con su punto final intentando subir y una construcción intermedia».
«La estructura es de dos lugares, por un lado el desierto argelino, ‘ese enfermo imaginario que te pide demasiado’ y por otro tenemos la ciudad de París, que se van compensando constantemente. Dos líneas que al final se unen a través de dos hermanos».
«Yo tenía una organización de capítulos, una escaleta, aunque evidentemente se van modificando a medida que vas escribiendo. Aunque se presenta como una novela política, realmente es un drama, que tiene una parte política».
«Es muy del típico cine negro clásico americano en sus épocas más gloriosas, desde finales de los 40 a finales de los 50 donde el personaje secundario lo puede cambiar todo. En ese sentido el personaje de Rafael, que es el gran amigo de Ramón Sandoval, tiene mucha importancia y creo que juega un papel clave en la historia. He intentado darle entidad, fuerza, presencia, y que tenga un gran sentido».
«A mi la figura del fracasado, del derrotado, del que ha perdido no solamente una guerra, si no dos, y que ha perdido a su familia, me interesaba mucho, me atraía mucho».
«Esta no es una novela de la Guerra Civil, pero está presente. Está de telón de fondo».
«Si llevara la novela a la pantalla en los años 60 al protagonista sería la propia Linda Darnell y James Maison podría hacer de Ramón. Me gustaría que el director pudiera ser un Don Siegel que hubiera hecho western o si fuera de un tono muy negro puede quedar estupendo un Robert Siegman. La narrativa tendría que ser muy norteamericana, no los nuevos lenguajes europeos».
«El buen cinéfilo vive en blanco y negro».
Juan Laborda Barceló (Madrid, 1978) es escritor, doctor en Historia Moderna por la Universidad Complutense de Madrid, máster en Historia y Estética de la Cinematografía por la Universidad de Valladolid, crítico literario y profesor.
Siempre ha sentido la necesidad de crear historias y eso se ha ido concretando a lo largo del tiempo en diversas obras, tanto de ficción como de contenido histórico. Los temas básicos en torno a los que giran sus narraciones son precisamente la historia y el cine.
Sin contar los libros estrictamente académicos que ha realizado, en el año 2009 publicó una primera novela breve titulada La Casa de todos. Apareció en el mercado bajo el sello de la Editorial AACHE.
Ha participado, asimismo, en la obra colectiva sobre cine: Terry Gilliam. El desafío de la imaginación (TyB, 2010).
Desde hace algún tiempo viene colaborando asiduamente en páginas culturales como Culturamas o La Tormenta en un Vaso, con reseñas de novela y entrevistas a autores. Del mismo modo, es habitual en diversos medios en relación a cuestiones literarias, históricas y cinematográficas, como Periodista Digital, COPE Guadalajara/Castellón o Ser Madrid.
Recientemente ha escrito artículos de diversa temática para revistas como ‘La Aventura de la Historia’ o ‘Despertaferro’.
Desde el año 2012 regenta el blog http://kermesliteraria.blogspot.com.es.
La fragilidad del neón es su segunda novela.
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