La Transición política tuvo entre sus protagonistas en primer lugar a los políticos y al rey, pero también en menor medida a los periodistas, que a veces fueron algo más que meros notarios de los hechos. De la mano de uno de estos profesionales, que fue testigo directo del acontecer político de aquellos años, nos llega ‘Secretos de la Transición’ (Plaza y Valdés, 2014). En esta obra, Abel Hernández comparte sus recuerdos y los testimonios directos de aquella época, y ha visitado Periodista Digital para hablar de ellos.
EL AUTOR
Abel Hernández, soriano, escritor y periodista de dilatada y reconocida trayectoria en distintos medios, ha sido un destacado cronista de la Transición, que es su especialidad. Cursó estudios de Filosofía y Letras (Filosofía Pura y Filología Inglesa) y es licenciado en Ciencias de la Información y en Teología. Durante su carrera profesional ha dado clase en la Universidad y ha ocupado puestos relevantes en numerosos medios de comunicación: Jefe de Información Nacional de Informaciones, editorialista de Diario 16, adjunto al director y jefe de opinión de El Independiente, y columnista y director del Ya. Asimismo, fue muchos años redactor-jefe de Radio Nacional de España, donde creó y fue el primer director de distintos programas, entre ellos ’24 Horas’ y ‘Frontera’. Por su labor en la radio obtuvo el Premio Ondas, el Premio Bravo y el Premio Nacional de Información. Es autor de varios ensayos de naturaleza política, entre otros, ‘Crónica de la Cruz y de la Rosa’, ‘El Quinto Poder’, ‘Conversaciones sobre España’, ‘Fue posible la concordia’ (este en colaboración con Adolfo Suárez), ‘La España que quisimos’, ‘Suárez y el Rey’ (Premio Ensayo de Espasa), ‘Don Juan y Juanito’ y ‘Despídete de tu madre y serás Rey de España’. Entre sus obras de narrativa literaria, cabe reseñar ‘Historias de la Alcarama’, finalista del Premio de la Crítica en Castilla y León, galardón que obtendría al año siguiente con ‘El caballo de cartón’, y ‘Leyendas de la Alcarama’, que ha obtenido el Premio Dionisio Ridruejo de las letras.
TITULARES
La prensa tuvo un protagonismo importante, de moderar las instituciones, de avisar cuando había cualquier radicalismo peligroso. Creo que todos contribuimos a centrar la opinión pública.
Hay una quiebra del Estado en este momento, después del desprestigio general de la clase dirigente.
Los partidos en vez de ser cauces de representación política, como dice la constitución, se han convertidos en dueños de las instituciones.
Hay elementos para creer que de otras peores hemos salido.
Casi toda la gente de la Transición me merece todo el respeto.
La Constitución sigue teniendo vigencia con todos los arreglos que hay que hacerle.
Parece que aquí no podemos hacer un Gobierno de coalición.
Felipe González demostró poca categoría cuando gana Suárez las elecciones de 1979, eran las segundas que pierde Felipe González.
Suárez tenía muchísimas virtudes pero también algunos defectos, entre ellos ser un hombre terriblemente susceptible.
Los debates parlamentarios, los grandes debates sobre el Estado de la nación, parece que son una farsa. Nadie se lo cree ya. Y luego los periodistas contribuyen: ‘quién ha ganado, quién ha perdido’. Pues hemos perdido todos.
Los políticos, en el Parlamento se han perdido el respeto.
Hay que hacer en la prensa una combinación de madurez y juventud.
Cebrián es un hombre con una afición periodística tremenda que luego se ha desviado hacia los negocios, es una desgracia como otra cualquiera.
Pedrojota ahora se ha quedado ahora fuera, pero creo que no se quedará fuera del todo nunca.
Anson se morirá con las botas puestas.
[En la Transición] Había un periodismo más de buscar la noticia, no de fuentes.
[Los medios] A veces somos servidores de unos intereses extraños.
Yo he visto como iba Cebrián a Londres a ver a Fraga, que estaba de embajador, para sacar El País.
Tampoco en aquel momento Cebrián era un socialista precisamente.
Hubo un desplazamiento de El País hacia donde se encontraba cómodo el Partido Socialista, sobre todo desde que Felipe González llega al poder.
El periódico El País, con Cebrián al frente, ha sido un periódico fundamental, de referencia y vertebrador en la etapa de la Transición.
Casi todos los medios cayeron en la trampa de acabar con Suárez como fuera.
El País ha tenido, o tiene, el riesgo de aparecer como la marca y seña del PSOE.
Quizás a veces ha habido demasiada servidumbre, demasiado servilismo [de El País al PSOE].
En general en los periódicos hay demasiada servidumbre partidista.
Ahora mismo está la prensa está más degrada, igual que está más degradada la clase política.
No sé hasta que punto ahora los grandes periódicos influyen o no.
No está la prensa en su mejor momento.
Pedrojota Ramírez estaba molestando a mucha gente [como director de El Mundo].
Abel Hernández, Secretos de la Transición. Plaza y Valdés, 2014.