El fenómeno fan puede ayudar a superar los peores momentos de la vida de una persona. Ana Irala así lo demuestra en su libro ‘El día que perdí la vergüenza’ a través de su experiencia como seguidora del cantante almeriense David Bisbal. Mediante este relato demuestra cómo el camino que tuvo que emprender hasta conseguir conocer a su ídolo consiguió sacarla del mal momento en el que se encontraba debido a su afección.
David Bisbal era el objetivo, pero no conforma toda la historia: ‘El día que perdí la vergüenza’, subtitulado ‘Peripecias para conocer a mi artista favorito y cómo no morir en el intento’, expone con sinceridad la historia y el sentir de una mujer, quien demuestra que aún goza de la capacidad de deslumbrarse con lo bello que la vida le muestra y con las oportunidades que empieza a reconocer para sí, siempre de la mano de su inseparable familia y de su fiel mascota.
Ana Irala Stafford nació en la provincia de Huanta, departamento de Ayacucho y a la edad de siete años emigró con su familia a la ciudad de Lima, Perú. Luego de algunos años y en medio de penurias económicas y familiares decidió emprender un viaje en el año 1979 a la ciudad de New York, la cual decidiría su futuro, conduciéndola por un cauce que sin darse cuenta iría sensibilizando su espíritu, para más tarde dar forma a uno de sus más ansiados sueños.
Al poco tiempo, contrajo nupcias y tuvo dos hijos. Paralelamente a las labores del hogar, decidió estudiar una carrera profesional y luego de algunos años, en el 2003, obutvo el título en Studio Art, en Queens College.
Unos años después, luego de graduarse, Ana cayó enferma y fue dentro de esas circunstancias de desasosiego y dolor que la semilla de aquel ansiado proyecto empezaría a germinar, para dar forma al libro llamado ‘El día que perdí la vergüenza’. Este libro refleja la historia de una mujer, madre de familia y profesional, que absorbida por los problemas que conllevan vivir en una ciudad metrópoli como New York, se ve obligada a luchar contra una terrible afección.
En medio de su desesperación conoce a quien sería su mayor motivación hasta ese momento, un joven que con su tremendo ímpetu, a la distancia y sin saberlo, le hace revalorizar aquellos detalles que con el tiempo empezó a descuidar, orientándola a subliminar toda su energía a través de la escritura y de la música, trayendo como consecuencia un efecto liberador. Aquel joven es David Bisbal.