PUBLICA EN PÁGINAS DE ESPUMA 'LA TRAMA OCULTA', UNA RECOPILACIÓN DE CUENTOS

José María Merino sostiene que «cada palabra que se pierde hace a las personas más indefensas»

Incluye cuentos realistas, fantásticos, de vampiros, navideños o detectivescos

José María Merino sostiene que "cada palabra que se pierde hace a las personas más indefensas"
José María Merino. Europa Press

«Cada palabra que se pierde hace a las personas más indefensas ante la realidad», ha manifestado el escritor y académico José María Merino, quien publica una nueva recopilación de cuentos bajo el título ‘La trama oculta’ (Páginas de Espuma), que llega a las librerías el 15 de octubre de 2014, solo un día antes que la 23º edición del Diccionario de la lengua española (DRAE).

Consciente de que el cuento tiene menos adeptos que la novela, Merino sigue reivindicando un género que «requiere una mayor colaboración» para descubrir no solo lo «evidente», sino lo que se esconde por debajo.

La intención del escritor ha sido precisamente construir un «arca de Noé» en la que están representados «cuentos realistas y fantásticos», y en la que caben homenajes a los «cuentos de vampiros, de Navidad o detectivescos», todos ellos con una «trama oculta» para cuyo descubrimiento el escritor apela a la complicidad del lector.

Tal y como destaca el autor de estos cuentos, «la realidad está llena de tramas ocultas» y en ella «la literatura ha servido para descubrir las tramas ocultas del corazón, para decir cómo son los seres humanos».

Sin embargo, hay otras que permanecen ocultas porque no existen «instrumentos suficientes para desvelar cuáles son las que afectan a las personas». Entre los múltiples ejemplos que Merino cita, destaca el caso de las preferentes y las denominadas «tarjetas opacas». «Tengo preferentes en Bankia y ahora me entero de que el dinero de los ahorradores ha sido gastado por unos señores en vino y juergas, y eso no se conocía. Somos unos juguetes en manos de otras personas», afirma indignado.

Preguntado por el modo en que las nuevas tecnologías pueden ayudar a acercarse a la verdad, el escritor y académico está convencido de que no ayudan a clarificar estas «tramas de la realidad» y añade que «lo que debería haber dado capacidad de defensa produce fulgores que se apagan al día siguiente».

Además de este consumo de la comunicación, Merino cree que se esas nuevas tecnologías se están utilizando «de un modo un poco estúpido» y advierte de las consecuencias que puede tener sustituir el discurso escrito por los nuevos modos de comunicación rápidos y fugaces: «Si perdemos el discurso largo y solo nos convertimos en emisores de «tuits» estamos perdidos, porque perdemos la capacidad de análisis de las cosas».

Aunque no cree que la síntesis del discurso significa el empobrecimiento, cree que «puede llevar a él» y alerta de que «cada palabra que se pierde convierte a las personas en más indefensas ante la realidad». «Perder riqueza verbal es quedar inerme. Para los poderes feudales es mejor que las personas tengan poca capacidad de análisis y de respuesta, son los siervos ideales», ha dicho.

En cambio, en lugares como Cetroamérica, donde el escritor trabajó para la UNESCO durante un tiempo, la gente incluso humilde tiene un «discurso verbal rico», lejos de la «simplificación tremenda» y de la «imposición de palabras feas» que observa en España.

ANGLICISMOS: «ESTUPIDEZ ESPAÑOLA»

El 16 de octubre llega a las librerías la nueva edición del DRAE, que recogerá 195.439 acepciones y, entre ellas, cerca de 19.000 americanismos. Según ha indicado Merino, en esta entrega no se ha renunciado a las palabras en desuso, aunque algunas han pasado al Diccionario histórico, y se han incluido algunas palabras relacionadas con las nuevas tecnologías, como tableta o libro electrónico.

En este sentido, el escritor firma que hay que tener «mucho cuidado» para introducir estas nuevas acepciones, puesto que requiere una espera hasta comprobar si el término se ha introducido en la lengua o si es transitorio, como podría ser el caso de «selfie», según afirma. A pesar de todo, Merino ve en los hablantes una «falta de interés por cuidar la lengua».

Preguntado por las preocupaciones como académico respecto al lenguaje, el escritor alude a cierta «estupidez española» por la «invasión» de los anglicismos y saca una libreta pequeña de su bolsillo en la que ha apuntado algunas expresiones que ha leído últimamente en peluquerías, bancos, inmobiliarias o restaurantes de su barrio. «Ahora hay outlets hasta en las enotecas. ¿Por qué necesitamos esto si tenemos una lengua de 500 millones de hablantes?», se pregunta Merino.

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