El ciudadano común ha enfocado el descontento en los políticos, cuando los políticos son una pequeña parte del problema
El periodista Esteban Hernández visitó Periodista Digital para presentar su último libro ‘El fin de la clase media’, sobre un asunto de total actualidad, el cambio que está sufriendo la sociedad tal y como la conocemos: la desaparición de la clase dominante, la clase media.
Hernández analiza y muestra cómo se ha llegado a este cambio extremo y quienes son los protagonistas de esta historia.
La clase media creía en el futuro: confiaba en que si cumplía lo que se le había asignado el porvenir le sonreiría, que la madurez sería económicamente mejor que la juventud, que sus hijos vivirían mejor que ellos y que sus opciones vitales se ampliarían.
Ahora es la clase del desencanto y de la indignación, porque sabe que su porvenir aparece oscuro: el mundo tejido por vidas estables, diagnósticos expertos, y trayectorias laborales sostenidas que esperaba está desvaneciéndose.
Su final está trayendo numerosas novedades a la política y a la sociedad, que el libro explora a través de numerosos personajes reales, desde abogados precarios hasta músicos en paro deteniéndose especialmente en la cultura, el espejo en el que las tendencias sociales se reflejan en primer lugar.
A través de la descripción de la realidad cotidiana y del análisis de las teorías que la describen, el texto recorre la fascinante historia de la creación y el final de la clase media, el estrato social a cual perteneció el siglo XX, y que se ha convertido en un problema para el siglo XXI por su deseo de estabilidad y su resistencia al cambio.
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Decidí escribir el libro en el instante en que a través de las historias de la gente con la que me iba encontrando, en mi vida cotidiana y en mi práctica profesional, vi que estaban atravesando situaciones difíciles y que no comprendían por qué les ocurría.
Hay alguna sensación de culpa y mala conciencia entre la gente porque perciben, con alguna razón, que parte de la responsabilidad de lo que está ocurriendo sería su inacción. Esto es cierto pero lo real es que aunque se hubiera actuado de otra manera los procesos históricos son como son y el destino no hubiera cambiado demasiado.
Encontrarte con profesionales precarios en una profesión tan privilegiada como es el mundo de la abogacía me parecía significativo. Y muchos de los personajes que están en mi libro lo están por su carácter ejemplar, por demostrar una situación muy concreta que acaba siendo generalizada.
En el libro hablo con personajes como: abogados, músicos, pequeños empresarios, con comerciantes, pero también con gente del mundo del management, con inversores. Entonces, la idea era reflejar más bien el discurso y centrarme menos en los personajes y más en lo que contaban. Usar solo las iniciales de los personajes es un recurso estético que me permitía hacerlo más fácilmente.
La gente vivía situaciones complejas pero no sabían explicarlas y estaban metidas en una situación de la cual no encontraban salida, pero no sabían por qué y tampoco sabían qué caminos recorrer. Entonces, la idea era esta: darle un poco de sentido a lo que ellos estaban viviendo, intentar entender lo que pasaba, intentar entender cómo esto que estaba ocurriendo tenía mucho que ver con los cambios estructurales de nuestro modelo social.
La clase media ha dejado de ser funcional para el sistema que la albergó. La clase media era un poco la promesa de estabilidad en la sociedad, la promesa de seguridad. Ahora se entiende que no es necesaria.
El ciudadano común ha enfocado el descontento en los políticos, cuando los políticos son una pequeña parte del problema.
Todos los informes acerca de cómo va a ser el trabajo dentro de 30 años apuntan a una mucho mayor productividad a partir de la utilización de máquinas en lugar de personas.
Hay una encuesta de junio de este año del CIS en la cual 72% de los españoles se definen de clase media. Entonces se trata de un asunto de auto percepción. Si crees que eres de clase media, pues clase media tendrás.
Lo peculiar es que lo que antes veíamos en el músico, en el actor, lo vemos hoy en el abogado, el ingeniero, el arquitecto, el periodista, en el sociólogo. Mucha gente que tiene la formación pero puede trabajar en lo suyo. Esto implica que la formación y la educación que has invertido no sirven para nada.
En Europa los partidos emergentes están siendo partidos dominantes y en España con Podemos va a ocurrir lo mismo.
La gente está cansada del bipartidismo, sin duda. Sin ese cansancio no podrían emerger otras fuerzas.
Podemos es la fuerza del descontento y promete algo diferente. Lo cierto es que la gente necesita una alternativa. Cuando algo se visibiliza como tal, como es el caso de Podemos, se convierte en una alternativa a cual va a ir muchos votos de la clase media.
Es inevitable que una fuerza diferente, que se sitúa como alternativa a lo que existe, tenga una buena presencia a las urnas. Que gobierne Podemos es mucho más complicado porque tendrían que sumar más votos que PP y PSOE juntos.
Esteban Hernández es periodista del diario El Confidencial. Ha colaborado en periódicos como La Vanguardia o El Mundo, y en un buen número de revistas culturales, además de haber ejercido como abogado. Escribe para el suplemento Cultura/s de La Vanguardia.