Yo soy muy agnóstica, hablo desde el agnosticismo
Irene Gracia, la conocida autora de novelas, lanza un nuevo libro repleto de misterio, ‘Anoche anduve sobre las aguas’. Periodista Digital entrevista a su autora para hablar de una obra cargada del misticismo y la espiritualidad que le caracteriza.
SINOPSIS
‘Anoche anduve sobre las aguas’ es una narración en dos dimensiones, donde se cruzan mitos, abismos, espejos, cielos e infiernos. En el territorio en el que se mueven los personajes de esta novela, la mística del vicio es casi la misma que la de la virtud, y las dos persiguen la misma elevación. La virginal Elisa, que, sin embargo, llegará atener relaciones íntimas con el Diablo, no persigue fines más altos que su enamorado Bruno, pero sus caminos no acaban de converger, o sólo convergen en el abismo.
Anoche anduve sobre las aguas es una novela envolvente y sensual en la que el diablo tiene mucho que decir, toda ella atravesada por el rumor de Eros y el anhelo de proyectarnos en horizontes tan amplios como el mismo deseo.
TITULARES MÁS RELEVANTES
Para mí, la novela corta es un formato muy interesante porque puedes desarrollar más las ideas que en el cuento, sin perder la intensidad.
Yo soy muy agnóstica, hablo desde el agnosticismo, y como símbolos, a Satán le interesa muchísimo corromper o seducir a un alma pura y sabía, más que a miles de almas vulgares. Siempre nos atrae más lo inaccesible.
En la vida real, a través de sueños, la parte más elevada, pura, y con menos prejuicios de nuestra conciencia, nos indica o nos da claves que no nos atrevemos por apego sentimentales o mentales a darnos digamos durante la vejiga.
Uno de los temas principales de la novela puede ser la virginidad. Siempre me han interesado, desde Grecia, las diosas más poderosas, Artemisa y Minerva, le pidieron a su padre el don perpetuo de la virginidad.
Las filósofas, pensadoras, escritoras que más me fascinan de la antigüedad, paradójicamente, casi todas son religiosas. Es decir que dentro de la supuesta cárcel del monasterio podían aprender a leer, si eran de condición humilde, y pensar.
Mis grandes maestros son del romanticismo, los románticos ingleses y los alemanes. Una cosa que venero en ellos es el culto a la imaginación.
Los españoles son de naturaleza fantástica, soñadora y es nuestra gracia.
Yo de fui a un colegio de monjas, para bien y para mal. Para bien porque siempre estaba patente lo milagroso, además fui una niña muy mística, pasaba todo el día rezando y creyendo firmemente en todos esos milagros. Luego me interesaban santos que presuntamente levitaron ante testigos, como Santa Teresa.
Los grandes escritores, los grandes filósofos, tienen varias capas de lectura. Nietzsche decía que desconfiásemos de los que enturbian las aguas para que parezcan más profundas. Es algo que por ejemplo, ahora cuando es la feria de ARCO, vemos constantemente en los artistas, cístes solemnes.
Mis maestros, tanto espirituales o fantasmales, con los que tengo un dialogo cuando admiro sus obras, sueño mucho. Sueño mucho con Nietzsche, con Miguel Ángel y tal. Casi todos en vida, como Jesucristo han sido muy castigados por su imperdonable talento.
Irene Gracia nació en Madrid. Cursó estudios de pintura y escultura en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona. Ha publicado las novelas ‘Fiebre para siempre ‘(Premio Ojo Crítico, 1994), ‘Hijas de la noche en llamas’ (1999), ‘Mordake o la condición infame’ (2001), ‘El coleccionista de almas perdidas’ (finalista del Premio de Novela Fundación J. M. Lara a la mejor novela publicada en ese año, 2006), ‘El beso del ángel’ (2011) y ‘El alma de las cosas’ (2014).
Todas sus novelas han sido elogiadas por la crítica. Es también autora de varios cuentos, publicados en diferentes antologías, y de una abundante obra pictórica.
