La desconocida historia de los Tupamaros

Pionero y original entre los grupos revolucionarios de los años 60-80

La desconocida historia de los Tupamaros
Patria para nadie. La historia de los Tupamaros - Editorial Península

‘Patria para nadie. La historia no contada de los Tupamaros de Uruguay (1962-1973)’, un libro recién publicado, habla de este grupo clandestino y subversivo, mítico en los años 70, que tras una etapa de importantes éxitos terminó en fracaso absoluto. Algunos de sus dirigentes se reciclaron, después de una década presos en condiciones terribles, reconocieron sus errores y se incorporaron a la política democrática. Nadie podía figurarse que pasado mucho tiempo, en 2005, uno de ellos, el menos dotado aparentemente, terminara llegando a presidente del país, el célebre José Mujica. 

En la década de los sesenta, el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerrilla urbana nacida al calor de los primeros grupos de acción revolucionaria antiimperalista, puso en jaque a Uruguay con sus imaginativas tácticas —entre ellas, asaltos que tenían como objetivo informar a la población de actividades fraudulentas por parte de empresas e instituciones— y sirviendo de ejemplo y acicate a muchos otros grupos radicales a lo largo y ancho de Occidente.

El autor de esta historia, Pablo Brum es un joven analista de inteligencia que vive en Washington DC, y edad, formación y distancia le dan una visión neutral sobre el tema que no suelen tener los antiguos militantes, ni juruguayos ni españoles, a la hora de recordar las batallitas juveniles en las que participaron: a la mayoría su supuesta memoria histórica les suele jugar malas pasadas a la hora de recordar los hechos tal como sucedieron, y se han ido construyendo un gratificante relato heroico que es todo menos autocrítico.

Según Brum, los integrantes del MLN de Uruguay han sido deificados y demonizados en estudios sesgados, y solamente la lectura de su historia, inserta dentro de la del país, la región y el mundo, puede aportar una comprensión alejada de maniqueísmos. Es un poco lo que estamos tratando de hacer por nuestra parte con la historia del FRAP en esa ‘Crónica de medio siglo’ de la que ya se han publicado la mitad de sus seis volúmenes (ver nuestra reseña). Para el autor de estaa historia de los ‘Tupas’, ‘sus acciones siguen manteniéndoles entre los insurgentes más innovadores de todos los tiempos, pero la aventura que prometía patria para todos o patria para nadie, terminó en lo segundo y su notable apuesta por los más altos ideales y principios se volvió trágica a medida que los fueron violando uno a uno’.

 «Yo sigo siendo tupamaro, alguien que se rebela contra la injusticia. Nunca dejé de serlo», ha llegado a decir el expresidente de Uruguay y hoy casi icono pop Pepe Mújica. El exguerrillero devolvió al movimiento al primer plano de la actualidad cuando llegó a la presidencia de su país, y puso de manifiesto que las intenciones originales de los Tupamaros han sido, si no reconocidas, por lo menos aceptadas. «Cargo con el deber de luchar por patria para todos», afirmó en la Asamblea General de Naciones Unidas, reivindicando el viejo lema. «Sigo siendo un tupamaro: alguien que se rebela contra la injusticia».

PRÓLOGO PARA ESPAÑOLES

Para presentar su publicación en nuestro  país, el auto reconocer que el tema de los Tupamaros puede parecer inicialmente lejano para el lector español, y por ello los compara con ETA y recuerda algunos episodios de las relaciones de ambos grupos desde fines de los años sesenta y principios de los setenta.

Coinciden en haber practicado la guerrilla en su variante urbana, y la táctica terrorista contra la población civil, ‘la cual los llevó a sus máximos grados de infamia’. Pero hay importantes diferencias. Los Tupamaros fueron un grupo con fuertes inclinaciones utopistas, con una importante concentración de artistas y románticos en sus filas que le dieron sus conocidos rasgos «Robin Hood», su teatralidad y la táctica de la propaganda armada en la que este libro hace énfasis. De hecho, esto hizo que los Tupamaros fueran una organización mucho más rica que ETA en términos de diversidad en su accionar: en tan solo un par de años, el grupo uruguayo cambió de estrategia, conducción y estilo operativo en múltiples ocasiones: entre 1969 y 1972 el MLN probó la guerrilla urbana y la guerrilla rural, el terrorismo, los secuestros extorsivos, la propaganda armada, el partidismo electoral, la «guerra total» contra el Gobierno y la conexión con elementos revolucionarios de países vecinos’.

‘La supresión en 1972 del MLN -escribe Brum- le impidió asesorar demasiado a ETA en su período de crecimiento. Y cuando el MLN se reactivó en 1985 —producto de la restauración democrática en Uruguay—, sí se verificaron importantes conexiones. De hecho, los Tupamaros fueron articuladores clave del uso de Uruguay como país de refugio para etarras requeridos por el Gobierno español.

‘El incidente que más puso en evidencia la relación entre el MLN y ETA —más allá de una declarada simpatía ideológica mutua— es conocido como el del Hospital Filtro. En esta ins­titución médica montevideana, en 1994, recibieron asistencia tres etarras que se habían ido a Uruguay para evadir al Gobierno español. Cuando este último solicitó la extradición de los terroristas y el Gobierno de Montevideo la admitió, los Tupamaros lideraron una movilización política-sindical con el propósito de impedirlo. Hubo graves incidentes de violencia pro-ETA que resultaron en un muerto y docenas de heridos; fueron los más arduos choques que involucraron a las fuerzas del orden desde la restauración democrática. Importantes integrantes del MLN, en aquel entonces ya pasados supuestamente a la política partidaria democrática, se expresaron públicamente en favor de los etarras e incluso arengaron las acciones de violencia. Entre ellos estaba José Mujica. Otros incluso reunieron armas y prepararon acciones guerrilleras que no llegaron a concretar.

‘Finalmente el incidente concluyó con la extradición de los etarras y cada grupo siguió su camino. Los Tupamaros se decantaron o por la política partidaria o por caminos individuales (a menudo todavía con prédica revolucionaria) (…) ETA nunca entendió que su terrorismo le aseguraba la hostilidad de la amplia mayoría de la población, a la vez que su accionar antigubernamental hizo que, aun pasados varios gobiernos y treguas, Madrid jamás cesara en sus esfuerzos por derrotarla. Los Tupamaros habían cometido el mismo error con el Gobierno de Jorge Pacheco, pero la cuestión en los años noventa era si habían aprendido la lección o no. En ocasión del secuestro de Blanco hubo, entonces, un quiebre: los líderes tupamaros Mujica, Fernández Huidobro y Marenales escribieron a ETA pidiendo por la vida de Blanco. La carta tuvo un tono sorprendente considerando el apoyo a ETA de tres años antes: llegó a comparar el uso por parte de ETA de la pena de muerte con el uso que había hecho de la misma el odiado régimen franquista. Además, expresó con cruda honestidad algo que la organización vasca tardó demasiado en entender: «Llevamos con orgullo las heridas contraídas en combate. Y con vergüenza las que alguna pésima vez propinamos a enemigos prisioneros indefensos o a víctimas inocentes» (…) Ambas organizaciones tuvieron el mismo final: la derrota’.

Un segundo hecho llamativo que vincula a España con el Uruguay de la década de los sesenta y setenta es que un sector clave de la política uruguaya se inspiró en el régimen de Francisco Franco. Este sector tuvo como figura central a Juan María Bordaberry, quien en el período de este libro (aproximadamente de 1955 a 1973) pasó de ser el hijo de un senador a legislador, luego fue ministro, posteriormente presidente de la república, y finalmente desde esa posición el principal civil golpista en las crisis institucionales de 1973 (…) Ser admirador de Franco y su régimen en Uruguay era una postura solitaria, sobre todo en la agotada etapa final de dicho Gobierno. Sin embargo, Bordaberry ocupó ese espacio con convicción, sobre todo en su período como presidente. Pasados los golpes de Estado de 1973, el presidente devenido dictador condenó abiertamente la democracia. Bordaberry concebía un Uruguay hispanófilo, católico, conservador y nacionalista —que en realidad nunca existió— bajo asedio por las mismas fuerzas comunistas y liberales que enfrentaba el franquismo en España.

Incluyó en esta interpretación conspirativa de la realidad la extraña obsesión del franquismo con la masonería. Así es como Bordaberry llegó a sostener que los comunistas y los Tupamaros eran dos caras de una misma moneda liberal; que el conflicto que consumió al país en aquella época fue apenas un conflicto interno entre masones comunistas y masones capitalistas; y que incluso su propia presidencia fue parte del gran plan masónico, a pesar de que él mismo siempre fue antimasón. Las fuerzas armadas de Uruguay, que desplazaron a Bor­daberry en 1976 y gobernaron hasta 1985, nunca tuvieron interés ni en implantar un régimen nacional-católico ni en desmantelar permanentemente la república democrática. Bor­daberry sí quiso hacerlo («Yo creo que la democracia había sido la causa de todos los males que había padecido el país», ha dicho públicamente), y terminó atribuyendo su impedimento a hacerlo, nuevamente, a la masonería.

ENFOQUE Y FUENTES

En el prefacio, Brum explica que su investigación fue originalmente concebida para un público no uruguayo, que estuviera menos familiarizado con ciertos aspectos básicos del país y su contexto, y que ha puesto el énfasis en la mecánica insurgencia-contrainsurgencia,  el tratamiento detallado de las operaciones y acciones que conforman un conflicto armado. Entre las fuentes primarias, figuran entrevistas que el autor realizó a individuos involucrados en los sucesos que se relatan, entre estos un importante oficial de policía de la época, tres líderes del MLN y un político clave del partido que gobernaba Uruguay.

Otras fuentes primarias son transcripciones de entrevistas realizadas por otros investigadores, así como documentos originales de todos los bandos del conflicto, propaganda, manuales y materiales doctrinarios del MLN, así como de artículos de prensa y documentos gubernamentales. También fueron fuentes esenciales miles de páginas de documentos desclasificados del Gobierno de Estados Unidos, provenientes de entidades como el Departamento de Estado, la embajada en Montevideo y la CIA.

Las fuentes secundarias son principalmente libros publicados en Uruguay sobre la insurgencia del MLN, la respuesta del Gobierno a esta última y el contexto general del período. Este conjunto de libros tiene un espectro variado de autores: algunos fueron participantes en el conflicto, comprometidos con uno u otro bando. Otros tienen orígenes académicos o periodísticos independientes. Al combinarlos a todos se obtiene una excelente panorámica de lo ocurrido, además de la posibilidad de cruzar fuentes para verificar hechos.

En resumen, se trata de un estudio objetivo y documentado, de especial interés en el campo de los movimientos revolucionarios occidentales de la segunda mitad del pasado siglo, y del único que consiguió llegar al poder, si bien dos décadas después de desaparecido, por la vía parlamentaria y de forma más bien simbólica.

‘Patria para nadie. La historia no contada de los Tupamaros de Uruguay (1962-1973)’
Pablo Brum
Editorial Península
Fecha de publicación: 10 de mayo de 2016
PVP: 18.90€ / 416 págs.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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