Ficha técnica
Título: Filosofía, teología y el sentido de la historia
Autor: Carlos Alberto Blanco
Editorial: Carlos Alberto Blanco Pérez
452 páginas
22 euros
Según se puede comprobar en la Wikipedia, Carlos Blanco nació el 7 de marzo de 1986, por lo que a la publicación de este libro, en 2011, tenía 25 años. Conviene resaltar este dato porque para poder escribirlo ha debido de leer antes una gran cantidad de obras filosóficas y teológicas. En la bibliografía consta el detalle. Sólo repasarla despierta admiración. El subtítulo es: Reflexiones a la luz del pensamiento de Wolfhart Pannenberg.
El autor hace un recorrido por los pensamientos de Hengel, Dilthey y Pannenberg referidos al sentido de la historia y, lógicamente, junto a estos nombres aparecen otros muchos, y lo hace con gran brillantez, de modo exhaustivo y con un estilo claro. Cualquier tribunal que hubiera tenido que evaluar este trabajo le habría tenido que dar la nota máxima. Quizá en los próximos años España pueda presumir de haber dado un filósofo de la talla de los más grandes.
Conviene meditar sobre la posibilidad de que la historia tenga sentido y eso al margen de lo dicho anteriormente por los filósofos y teólogos citados, entre otras cosas, porque el hecho de que fuera así y, como señala Pannenberg, lleva a considerar indefectiblemente la existencia de Dios. Es decir, si el devenir histórico de la humanidad estuviera encaminado hacia algún desenlace no cabe duda de que sería así porque un ser superior lo ha establecido.
La cuestión consiste, pues, en encontrar los hilos que enlazan unos sucesos históricos con otros y que demuestran que se van dando pasos en una dirección determinada. Particularmente, opino que jamás se podrá demostrar la existencia o inexistencia de Dios, salvo en ese hipotético momento en que sea evidente que la historia tiene sentido, que sería cuando ya no cabría duda alguna sobre el particular. Y esto sin pretender enmendar la plana a los grandes pensadores objeto del estudio de Carlos Blanco en esta obra.
Como he dicho anteriormente, el libro está escrito de forma clara y diáfana, de modo que cualquiera lo puede entender, de modo que conviene leerlo y posteriormente meditar sobre la cuestión.
Vicente Torres