Una historia de amor roto, frustrado por la guerra y que culmina en la muerte. Tres siglos antes de que Schakespeare escribiera Romeo y Julieta, una leyenda surgió en el corazón de Teruel: la de los amantes Isabel de Segura y Diego de Marcilla. Él, un joven sin fortuna; ella, la hija de un hombre. Un amor imposible que acabó con la llegada de Diego, quien hizo fortuna tras guerrear en Las Navas de Tolosa… el mismo día de la boda de Isabel, que no pudo esperarle.
Esa noche, Diego trepa al balcón de Isabel, y le pide un beso. Al negárselo ésta, cae muerto. Al día siguiente, durante los funerales, una figura se acerca para besar al muerto, y al instante muere. Es Isabel. Los Amantes de Teruel forjaron su leyenda al mismo tiempo de la fundación de la ciudad.
Ahora, 800 años después, la escritora aragonesa Magdalena Lasala ha presentado «El beso que no te dí» (La Esfera de los Libros), una novela de amor desgarrado y prohibido, que ha sobrevivido al tiempo y a la leyenda, para convertirse en parte identificativa de la ciudad, que este fin de semana se traslada al siglo XIII para celebrar las ya tradicionales «Medievales», unas «bodas de sangre» que triplican la población de esta pequeña capital. Y es que Teruel existe, y mucho, durante estos días.
La novela se presentó, como no podía ser de otro modo, en Teruel, al pie del Museo de los Amantes, junto a las tumbas que guardan las dos momias que, según la tradición, corresponden a los cuerpos de Diego e Isabel. La idea de este libro, explica Magdalena Lasala, surge de buscar una «justificación histórica» a los personajes de los amantes, que existieron realmente en un periodo de ebullición en la Historia española: Las Navas de Tolosa, en el año 1212, supondrán uno de los momentos álgidos de la Reconquista iniciada por los cristianos frente a los musulmanes.
«El libro parte de una certeza sincera: detrás de toda leyenda hay una semilla de verdad. Lo que hago con esta novela es reconstruir el Teruel de la época y planteo una hipótesis como novelista en torno a lo que pudo suceder con Diego e Isabel», ha explicado Lasala, quien resalta que ésta es la primera vez en la que una obra va más allá de la tradición que se conoce de este amor imposible, indagando en el pasado y en los antecesores de los protagonistas.
«La historia se ha ido edulcorando debido a que solo se ha transmitido de la única manera que se podía hacer, de forma oral. Esto ha llevado en muchas ocasiones a resaltar el aspecto moralizante», ha lamentado la autora. En ‘El beso que no te di’ se habla de los padres de Diego e Isabel, se contextualiza la oposición a un amor de clases diferentes y se da sentido histórico a las decisiones de los amantes.
«El suyo era un amor transgresor de dos personas que se rebelan contra las costumbres y derechos forales de la época, porque ellos querían amarse con su propio nombre. Isabel y Diego son cultos, pertenecen a la pequeña aristocracia de Teruel, y el saber leer y escribir les hace libres y les permite cuestionarse lo anterior», afirma la autora.
Para Lasala, Diego e Isabel son dos «supervivientes» que «se oponen a las convenciones del momento histórico». Así, todo gira en torno al «amor imposible como impulso de lo inevitable». «Ha sido un reto analizar esas emociones en contra de todos y, al final, lo que terminas descubriendo es que es también una historia de incomunicación. Era una relación a distancia que ahora mismo no podemos ni imaginar, porque no supieron nada el uno del otro en cinco años a pesar de que seguían sintiendo ese amor infinito», ha señalado la autora.
Más de un año y medio le ha llevado a Lasala recopilar documentación para elaborar este trabajo. Entre medias, pequeños detalles como el de los nombres de los protagonistas, como es el caso de Diego (que también es conocido por el nombre de Juan). «Por entonces, el apellido era lo que definía la procedencia y el linaje, los nombres eran de uso interno. Ellos eran conocidos por ‘La de Segura’ y ‘El segundo Marcilla’ –su apellido), eso era lo único seguro», ha indicado. Fue Tirso de Molina quien dio relevancia a este nombre.
Para la editora de La Esfera de los Libros, Ymelda Navajo, la labor de Lasala tiene relevancia porque supone «la memoria propia» de Teruel. «Ésta es la primera vez que se retrata la infancia de Diego e Isabel, su formación o de qué familias procedían, pero también lo que sucedía en el siglo XIII: una primera generación de turolenses, los símbolos del toro y la estrella o las luchas fronterizas», ha destacado.
«Habrá un antes y un después para Teruel con este libro, ya que los amantes no volverán a ser los mismos: Lasala ha conseguido dar una visión del siglo XXI no solo de esta historia, sino también de la Historia de la ciudad», ha elogiado la alcaldesa turolense, Emma Buj, quien reitera la «buena noticia» de que Diego e Isabel sigan siendo fuente de inspiración para distintas obras 800 años después. Un amor que no pudo ser en vida pero que se ha hecho eterno.