AUTOR DE 'BIOGRAFÍA DEL SILENCIO' (GALAXIA GUTENBERG)

Entrevista con Pablo d’Ors, el autor que hizo del silencio un superventas: «El ruido es auténtico terrorismo»

"Los políticos deberían revisar si ocupan los cargos que ocupan por verdadero servicio público o más bien por autoafirmación personal"

Entrevista con Pablo d'Ors, el autor que hizo del silencio un superventas: "El ruido es auténtico terrorismo"

Entrevistar a Pablo d’Ors (Madrid, 1963) y escuchar lo que tiene que decir -aunque él hace bandera del silencio- supone también un intento por alejarse de todo el ruido mediático y político que conlleva la actualidad, tan aplastada por el mono-tema del coronavirus.

Escritor, teólogo, sacerdote y nieto del ensayista Eugenio d’Ors, se ha convertido en un superventas gracias a un breve ensayo, titulado ‘Biografía del silencio’, que ha vendido más de 150.000 ejemplares. «Cayó en el mercado cultural en un momento en el que el interés por la meditación comenzaba a despuntar», justifica.

El libro ha sido reeditado por Galaxia Gutenberg tras una primera edición en Siruela y ‘amenaza’ con seguir mejorando sus ventas en un momento de zozobra, confusión y alarmismo que este 2020 no solo espanta sino que multiplica.

Apodado el ‘Woody Allen de la espiritualidad’, lo cierto es que D’Ors ha conseguido hacer de algo a priori tan simple un fenómeno literario con una fórmula que, si alguien desea llevarla a cabo, puede ayudar a transitar mejor por la tempestad de los tiempos actuales.

– ¿Le sorprende que un ensayo de este tipo se haya convertido en un superventas?

No es por modestia, pero no creo que la buena acogida de la ‘Biografía del silencio’ responda fundamentalmente a su calidad literaria, sino más bien a su oportunidad. Cayó en el mercado cultural en un momento en que el interés por la meditación empezaba a despuntar y, en este sentido, es un libro con buena estrella. Un escritor que no se sorprenda del éxito de alguno de sus libros se ha convertido en un presuntuoso o en un idiota, lo que poco más o menos viene a ser lo mismo.

– ¿Por qué ese título? ¿El silencio se puede ‘biografiar’?

Hay quien dice que no, pues ve el silencio como lo opuesto a la palabra. Pero para mí, silencio y palabra son las dos caras de la misma moneda: enmudecemos para escuchar, y eso que escuchamos es, en mi opinión, muy digno de biografiar. A decir verdad, más que del silencio (ausencia de ruidos), de lo que la BdS habla es del silenciamiento (la ausencia de ego). Siempre he sostenido que la aventura interior es la más apasionante de cuantas nos caben vivir.

«Lo difícil no es meditar, sino querer meditar»

– Está claro que su propuesta es que la meditación combate al ruido exterior, pero va más allá: es un viaje al interior de uno mismo (y usted mismo ha dejado escrito que en el pasado le resultaba insoportable estar consigo mismo).

Lo difícil no es meditar, sino querer meditar. Meditar es sencillo: basta retirarse, relajarse y recogerse. Basta quedarse quieto y en silencio, aflojar las tensiones y, sencillamente, concentrarnos en un punto del cuerpo al ritmo de la respiración. Algo así puede hacerlo todo el mundo, salvo quienes padecen alguna enfermedad mental. El asunto es que esta práctica saca a la superficie mucho de lo que tenemos dentro: oscuro, doloroso, sin resolver… Y mirar todo eso no resulta tan agradable. Hay que tener mucho temple. Hay que saber cómo hacerlo para no claudicar. Si no atravesamos nuestro territorio sombrío no llegaremos al núcleo de luz, que es nuestra identidad más profunda.

– ¿Cree que su obra tiene más vigencia -y utilidad- ahora en pleno 2020, año de la pandemia, y no cuando lo escribió hace ya ocho años?

Quienes tenemos vocación literaria pretendemos que nuestros libros se lean siempre, en todas las épocas, en cualquier lugar. No vivimos para el mito de la actualidad, sino para el de la posteridad. Yo confío que la BdS pueda tener ahora la misma vigencia que cuando la escribí, pues yo no escribo sobre asuntos coyunturales, sino sobre la condición humana, que es igual en todas partes. Si conseguiré o no mi propósito con alguno de mis libros, el futuro lo dirá. En cualquier caso, eso no depende de mí. Yo procuro hacer las cosas lo mejor que puedo y despreocuparme por lo que sucederá después. La preocupación es el principal enemigo de la salud mental.

– ¿Cree que los políticos siguen sin aprender a practicar el silencio cuando les toca y a meditar cuando puedan?

Los políticos son una raza aparte. Como también lo somos los escritores, aunque en un sentido algo diferente. Al igual que los escritores debemos examinar nuestra conciencia permanentemente, preguntándonos si escribimos para alumbrar o para deslumbrar, lo que es muy distinto, los políticos deberían revisar si ocupan los cargos que ocupan por verdadero servicio público o más bien por autoafirmación personal. En realidad, esta es una reflexión que sirve para todos. Meditar ayuda a templar nuestras ínfulas, a tener sentido de la realidad, a tener claridad y humildad. No hay nadie a quien no vengan bien todas estas cosas. El plus de los políticos, como el de los escritores, es que trabajan, trabajamos, con las palabras. Y cuantas más palabras se usan, más silencio se necesita. Esa es la ley.

– ¿A qué dirigente en concreto le regalaría un ejemplar de su obra?

¡Yo se lo regalaría a todos! Si tuviera que elegir sólo uno, tal vez se lo regalaría a quien tuviera la máxima responsabilidad, pues de este modo podría influir en quienes tienen un cargo o un rango menor. No es que no quiera mojarme dando un nombre concreto, sino que tengo por norma fomentar siempre lo que une, no lo que divide.

«Nadie duda hoy de que los medios son alarmistas»

– Silencio como contraposición de ruido. Y en plena pandemia, hay demasiado ruido informativo, que confunde y alarma a la población. ¿Qué mensaje le trasladaría a los medios?

Desde luego que hay mucho ruido, eso es algo que caracteriza a las así llamadas sociedades modernas. El ruido es el auténtico terrorismo, pues impide a los seres humanos que entremos en nuestro interior, reclamados como estamos, y tan violentamente, por lo de fuera. Por lo que se refiere a los medios de información, nadie duda hoy de que son alarmistas. Quieren que se les haga caso, tener audiencia, y dicen las cosas para que el impacto sea lo mayor posible. Un periodismo honesto, sereno, sensato… casi parece una contradicción en los términos. Lo que yo les diría a los medios es difícil de entender: vuestro trabajo no es simplemente sobre las palabras, sino sobre vosotros mismos por medio de las palabras. Si os trabajáis por dentro, las palabras no necesitan ser subrayadas, pues nacen como lo que son: la fuerza más grande para la transformación.

– Asegura en el libro que vivir demasiadas experiencias puede ser perjudicial («su intensidad solo sirve para aturdirnos») y reivindica limitarse a vivir. Es un mensaje muy a contracorriente de los tiempos actuales, de eslóganes publicitarios, redes sociales y continuas distracciones…

Cualquier mensaje de carácter espiritual es contracorriente. La causa del espíritu es agónica en este mundo. El mundo quiere tener, poder y aparentar, mientras que el espíritu sólo ser, ser sin más. Si el espíritu no colisiona con el mundo hay algo que puede hacernos sospechar. Lo que pasa es que por mundanos que seamos todos, en todos habita una sed, un anhelo, que no se conforma con lo que hay y que quiere algo más. A esos sedientos de vida verdadera es a quienes yo pretendo dirigirme. Son minoría, claro; la mayor parte ha enterrado su sed a mil metros bajo tierra. Pero todo lo que ha cambiado el mundo ha comenzado siempre, al fin y al cabo, por una minoría.

– Es un hecho que estamos sobre-estimulados. Quizás se necesita algo más que intentar o querer meditar…

No. Basta eso. Basta que durante unos minutos al día no te sobre-estimules, que eso es meditar. Esos pocos minutos irán haciendo luego todo lo demás.

– Vivimos un momento del auge de la autoayuda, ¿cómo analiza ese fenómeno? ¿cree que ha habido alguien que se haya acercado a su obra con esa esperanza y se haya llevado una ‘decepción’ al comprobar que ‘simplemente’ era un ensayo?

Si los libros de autoayuda han ayudado a muchas personas, habrá que concluir que la autoayuda es buena. Yo así lo creo. Lo que pasa es que no hay que equivocarla con la literatura. El arte es arte y la autoayuda es autoayuda, y las dos cosas están bien. En realidad, casi todo está bien; todo depende del uso que hagamos de ello. La BdS pretende ser un ensayo; pero si ha habido lectores que lo han leído como autoayuda y les ha servido, yo me alegro. Si se han decepcionado, es que no era un libro para ellos. Es absurdo pretender llegar a todo el mundo. Siempre hay alguien que piensa diferente, y esa pluralidad es buena.

– ¿Para meditar mejor es necesario que haya un fin o descarta definitivamente, varios años después de haber escrito el libro, el significado utilitarista de la práctica?

Meditar es como vivir, exactamente igual. Comenzamos a meditar con un fin: calmar la ansiedad, conocernos a nosotros mismos… Con el tiempo, ese fin se va purificando, va cambiando, va siendo menos egocéntrico. Al cabo de más tiempo, meditamos sin finalidad alguna, salvo la de estar con nosotros mismos (o con Dios, si somos creyentes). En realidad, no vivimos para cumplir nuestra vocación, fundar una familia, ayudar a los demás…, sino que vivimos para ser lo que somos y serlo en plenitud, para lo que la familia, la vocación, los demás y todo lo que tú quieras puede sin duda ayudar (pero también perjudicar, si lo ponemos como fin, no como medio). Vivimos y meditamos para aprender a ser. Ese es el gran desafío.

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Autor

Roberto Marbán Bermejo

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente cursa el grado de Ciencias Políticas por la UNED, fichó en 2010 por Periodista Digital.

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