El autor, nació en Onteniente, un pueblo de la provincia de Valencia, en la década de los cuarenta

Salvador Barberá: ‘La hoja que habla’

Desde muy joven, Barberá optó por la decoración y el diseño. Ya en su madurez ha descubierto, dentro de su pasión por la literatura, la posibilidad de aportar algo que lleva dentro, con toda la humildad del mundo y este es el resultado de su primera experiencia

Salvador Barberá: 'La hoja que habla'
Salvador Barberá y su libro 'La hoja que habla'. PD

Si nos parece raro, que una hoja hable, ¿cómo no nos pareció raro que un señor con unos calzoncillos y capa, volará?

¿O una señora con un paraguas volará por encima de los tejados de Nueva York?

Todo es relativo y a todo se le da un sentido cuando la narración va tomando forma, hasta, incluso, llegas a pensar que efectivamente lo que estás leyendo es real.

¿Que EL Capitán Nemo a bordo del submarino Nautilus existió y que Phileas Fogg y su ayudante Passepartout, también llamado “Picaporte” en realidad dieron aquella fantástica vuelta al mundo en 80 días? ¿Posible?

Pues depende de quien lo diga. ¿Creíble? Si el que lo dice es Julio Verne, por supuesto. En realidad, todo depende de la edad, del momento y de la predisposición.

Después de esto ¿cómo nos extraña que una hoja hable?La fantasía, o lo que, desde tiempos pasados, (siglo XVIII-XIX) entendemos como fantasía, siempre se ha representado con seres que emulan nuestra forma humana, pero deformes y con poderes. Sobre aquello se han vertido verdaderos ríos de tinta y la verdad es que, las estanterías de las librerías están llenas dentro de ese apartado, con muy buenas historias.

El autor analiza la obra de esta forma… La hoja, es un elemento con el cual el narrador protagonista se sincera y al mismo tiempo trata de que se culturice y humanice.

La hoja, siendo un “ser” inerte, trae a este mundo literario lleno de inquietudes y de sobresaltos, algo que te sosiega y tranquiliza.

Mantiene una conversación con él como si realmente fuera una persona imaginaria. Viaja con él y se relaciona como lo haría con su mejor amigo, con la ventaja de que, con él, nunca se enfada ni le traiciona. No come, no bebe, no duerme…

¿En qué amigo puedes encontrar esas cualidades? Esa es la síntesis del libro. Con esa premisa inicié la redacción hace algún tiempo.

Quise encontrar algo con lo que poder expresar, tanto desde la parte mía, como de la suya, un diálogo que fuera de lo más coherente. La hoja, con ese lenguaje cercano, enardecido a veces, que a todos nos gustaría que nos hablara un amigo real, nos sirve para depositar en ella todos nuestras dudas e inquietudes y de esa forma, poder liberarnos de los problemas que diariamente nos rodean. Si eso se pudiera hacer, (el personaje de la obra lo hace) sería la aspiración a la que todos desearíamos llegar.

La hoja representa a un personaje que costaría de encontrar, si fuera humano. Es débil y es cariñosa sin ser empalagosa.

Es impertinente, pero tienes que comprender por qué lo es. Su impertinencia se reduce a su interés por conocer lo desconocido y descubrir lo que hay alrededor de cualquier planteamiento que se le pueda presentar. La hoja no tiene ninguna pretensión de ser una erudita ni de elevarse a categorías superiores dentro de su estado vegetal.

Sin embargo, cuando vas leyendo la novela párrafo a párrafo, ves como ella, la hoja, cada vez se integra más dentro del mundo de los humanos.

Conversa y dialoga con ellos.

Da toda clase de explicaciones a cualquier pregunta que le hacen.

En definitiva, es algo de lo que, a cada uno de nosotros, nos gustaría tener a nuestro lado.

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