“Carnaval sin fiesta” es el nuevo libro de poemas de Iñaki Ezkerra y tiene como tema de fondo la pandemia, pero va mucho más lejos que ésta al denunciar una mascarada política, social y moral que ya estaba aquí presente antes de que llegara la Covid-19.
El poemario lo presentan Esteban Ibarra (presidente del Movimiento contra la Intolerancia) y el escritor Daniel Múgica este jueves, 28 de octubre, a las 20,00 horas, en la editorial Huerga y Fierro (c/ Sebastián Herrera 9).
En declaraciones a Periodista Digital el escritor vasco ha explicado que será una charla distendida y un reencuentro con dos viejos amigos que han compartido durante muchos años la misma trinchera de lucha contra el terrorismo y las propuestas políticas totalitarias por encima de los posiciones ideológicas particulares de cada uno. Ante la pregunta de las mascaradas a las que se refiere el poemario “Carnaval sin fiesta”, Ezkerra especifica:
- “Los carnavales se asocian a la diversión, al festejo, a la celebración, pero el que estamos viviendo es un carnaval sin jolgorio, sin gracia, sin fiesta. Y no me refiero sólo al de las mascarillas que nos ha impuesto la pandemia sino a un carnaval que viene de muy antes, como es el de la corrección política, el del lenguaje inclusivo o unos valores supuestamente incuestionables que se acaban traduciendo en prohibición y obligatoriedad, en un intervencionismo y un normativismo asfixiantes que desde la vida pública quieren introducirse en la vida privada.”
- “El delirio prohibicionista guarda mucha relación con las máscaras porque nos quiere violentar y convertir en lo que no somos -explica el autor bilbaíno-, nos dicta lo que debemos comer –menos carne porque es más progresista el veganismo- o hacer cursillos hasta para tener perro, desde la convicción absurda de que los animales tienen derechos, que en el fondo es antropocéntrica aunque se crea lo contrario y que tiene su origen en el nazismo. El gran pionero de los derechos de los animales fue Goering y todo el Tercer Reich fue vegetariano. En todo es todo hay mucha impostura, como si el animalismo nos hiciera mejores personas, y hay mucho afán de dirigir la vida de los otros. Cualquier día el Gobierno impone por decreto una ley que nos diga “como es sábado, obligatoria la tostada de manquilla y mermelada en el desayuno”.
En los poemas de Iñaki Ezkerra predomina un tono de desengaño, de hartazgo sosegado y de desenmascaramiento irónico de las imposturas de los que no sale librada la clase política. En referencia a ésta última, Ezkerra nos recuerda que Rambert, el personaje de “La peste” de Albert Camus, se queda en Orán cuando puede escapar del contagio, porque “le avergonzaría ser feliz el sólo” y añade:
“Todos los políticos que en marzo y abril de 2020 corrieron a hacerse los tests que les eran negados al resto de la población y que luego se apropiaron de las vacunas son la antítesis Rambert: a ellos no les daba vergüenza ser felices ellos solos. Los demás no les importaban y siguen sin importarles cuando crean ministerios ridículos y se ponen unos sueldazos en un país en profunda crisis.”
Pese a esa voluntad de desenmascaramiento que late en esa poesía que el autor llama “metasocial”, hay también en ella un mensaje esperanzador y un deseo de que la tragedia colectiva que hemos vivido con la Covid, con todo su despliegue de restricciones y de temores, sirva para valorar más nuestro sistema de libertades, del afán de superarnos sin que el Estado nos lo dé todo hecho la amistad, la alegría de vivir, la iniciativa privada, el impulso creativo que ahogan los moralistas de izquierdas o derechas y todas las cosas buenas que tenemos.