Cautivos del Mal #10

Cautivos del mal #10: Darío Villanueva y José Luis Alonso de Santos sobre la libertad del lenguaje

En la décima edición de “Cautivos del mal”, David Felipe Arranz entrevista al catedrático de Teoría de la literatura y literatura comparada y exdirector de la RAE, Darío Villanueva, y al dramaturgo y director escénico José Luis Alonso de Santos. Ambos intercambiaros opiniones sobre sus últimas obras, Morderse la lengua. Corrección política y posverdad (Espasa), de Villanueva, y Los jamones de Stalin y Mil amaneceres, de Alonso de Santos.

En el comienzo del programa, Arranz recomienda tres novedades literarias de gran interés El Nueva York de El Padrino y otras películas de la mafia (Lunwerg), de María Adell y Pau Llavador; Simpatía por el traidor: manifiesto por la traducción (Trama editorial), de Mark Polizzotti, y El cuaderno negro. Textos de la Ocupación (Fórcola), de François Mauriac.

Darío Villanueva y David Felipe Arranz

Darío Villanueva y David Felipe Arranz

Darío Villanueva se pregunta: ¿debemos mordernos la lengua y aceptar todo lo que se nos dice? En su libro propone conocer cómo funcionan estos nuevos fundamentalismos para evitar que nos manipulen. En nuestra globalizada «sociedad de la información» se ha instalado la desinformación de la mano de dos fenómenos sintomáticos de nuestro tiempo: la corrección política y la posverdad, manifestaciones contemporáneas de la quiebra de la racionalidad y la estupidez. Ambas impregnan y pervierten el discurso de políticos, medios de comunicación y redes sociales, afectando las relaciones personales y profesionales e incluso la creación, la investigación y las expresiones artísticas. Conocemos gracias a Darío cómo funcionan estos nuevos fundamentalismos para evitar que nos manipulen.

José Luis Alonso de Santos y David Felipe Arranz

José Luis Alonso de Santos y David Felipe Arranz

José Luis Alonso de Santos habla de Recuerdos del tiempo viejo (Bolchiro), de José Zorrilla, obra que ha prologado y que recoge las memorias del poeta español romántico más popular del XIX, que al final de su vida, cuando contaba 64 años y forzado por la necesidad, se ve obligado a retirarse del gremio de los poetas para entrar en el de los periodistas, como él mismo escribe. También habla de dos obras suyas recientes: la comedia Los jamones de Stalin (Fundación Jorge Guillén), que trata de cómo en un pueblo escondido de Extremadura durante la Guerra civil española se da un conflicto por los famosos jamones de la localidad. Un grupo de milicianos trata de llevárselos a Stalin que los ha pedido, y la gente del pueblo se sirve de diferentes artimañas para impedirlo.

Y Alonso comenta también Mil amaneceres, un bululú que se representa en la madrileña Sala nueve Norte, bajo la dirección de César Gil y con un espléndido Carlos Manrique Sastre. En la Castilla de las Españas del siglo XVII, el joven Benjamín, autor reconocido y altamente valorado, acude a rendir homenaje a quien ha sido su maestro y amigo: Antón Toledo, al que conoció en galeras siendo un adolescente durante los mil días de condena. Ante el féretro de Antón y de quienes lo velan en un convento-hospicio, se enfrenta al recuerdo explicando y comentando hechos, anécdotas, lances y sucesos lejanos en el tiempo pero muy presentes en su mente. En su revivir descubre que las reflexiones y la actitud de Antón ante la vida, ahora ya sólo en su recuerdo, son las mejores armas para afrontar el día a día. Por duras y difíciles que sean las circunstancias que nos rodean, no hay que darse por vencidos ni aún vencidos.

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