La ópera «Montezuma» llega a Edimburgo de la mano del mexicano Valdés Kuri

La ópera "Montezuma" llega a Edimburgo de la mano del mexicano Valdés Kuri
. EFE/Archivo

La ópera barroca «Montezuma», del alemán Carl Heinrich Graun (1704-1759) y con libreto del rey Federico II de Prusia, llega esta noche a Edimburgo de la mano del joven director escénico mexicano Claudio Valdés Kuri.

En declaraciones a EFE antes de su estreno en el Festival Internacional, Valdés explica que en México la obra se llamará «Moctezuma» con «c», como se conoce al personaje en ese país: «Es una de esas discusiones simpáticas, lecturas diversas de un hecho histórico», explica.

«Federico II toma algunos datos históricos para contar su propia historia. La cantidad de hechos y personajes ficticios es enorme. Pero eso es algo que han hecho también otros autores como Shakespeare».

«Gabriel Garrido (el director musical argentino) y yo hemos reducido las cuatro horas de la partitura original a dos horas y media. El texto es inteligente, pero no tiene una tensión dramática muy poderosa y hay que ayudarle», señala el director.

El estreno mundial de «Montezuma» tuvo lugar en el festival Theater an der Welt, y la producción, que viajará también al Teatro Real de Madrid y luego a México, obedece a una propuesta del director del Festival de Edimburgo, el australiano Jonathan Mills, y su colega del festival alemán, Frie Leysen.

«Ambos querían hacer un trabajo con Latinoamérica y la ópera barroca. Frie había presentado mi trabajo ‘De monstruos y prodigios: la historia de los castrati’ en el Festival des Arts, de Bruselas», afirma el músico mexicano.

«Tardé en aceptar la propuesta porque normalmente nunca he hecho comisiones porque me gusta expresar mis propios pensamientos y preocupaciones», explica Valdés.

«Descubrí en mis investigaciones que el personaje y el tema de Montezuma ha sido muy explotado en la época barroca, aunque la ópera de Graun es casi desconocida, por lo que la empresa valía la pena».

«En el fondo, Federico II habla más de sí mismo que de Moctezuma. Proyecta en la ópera la visión que tiene de su propia persona, sus preocupaciones, su historia. Pero ése no era mi foco de atención. No soy alemán. No es parte de mi bagaje histórico».

«Ése podría ser el enfoque de un director alemán, que podría hablar de Federico utilizando a Montezuma como metáfora».

«A nosotros, explica Valdés, nos interesaba aprovechar este año (del Bicentenario) para la reflexión histórica. América Latina no es especialmente un país dado especialmente a reflexionar. México es un país que vive el día a día, lo que no excluye que tengamos pensadores o historiadores».

«En cualquier caso, este año hay un espacio para echar un vistazo a la historia, y ahí es donde se inserta nuestro proyecto», dice el director mexicano, para quien «lo difícil y fascinante es hablar a todo el mundo porque el público alemán es distinto del inglés y éste, distinto del español o latinoamericano».

«Sé que cada uno va a hacer una lectura diferente, y estoy especialmente emocionado de que el proyecto vaya a ir a Madrid y a un escenario tan importante como el Teatro Real, porque es una historia que nos involucra especialmente a españoles y mexicanos».

«Me interesa especialmente la discusión viva y vibrante que puede producirse allí», afirma Valdés, que recuerda que «no puede negarse que se trató de un encuentro profundamente violento» el de los hombres de Hernán Cortés con Moctezuma.

«Hay otra manera de acercarse al otro. Yo centro mi atención en cómo vemos al otro. Para mí, la historia es un punto de reflexión muy importante, pero hay que dar un paso adelante. Es hora ya de trascender aquellos hechos después de 500 años».

En relación con el libreto de Federico II, Valdés señala que el monarca prusiano se inventa personajes como el de Eupafórice, reina de Tlaxcala, a la que utiliza en realidad para hablar de sí mismo pues vuelca en ella sus propias pasiones.

Eupafórice tiene un papel tan importante, explica Valdés, hasta el punto de que podría llamarse así la obra en lugar de Montezuma.

Valdés ha insertado por su parte a la Malinche, la amante de Cortés, un personaje histórico fundamental, que no aparece en el libreto original, pero sí como parte del coro.

Pero, como explica el director mexicano, en su tratamiento de «Montezuma» el cantante solista no es a veces el foco principal, sino que queda atrás y cobra en cambio más importancia el coro.

«Había que probar cosas distintas y renunciar a privilegios y clichés», señala Valdés, quien destaca finalmente la importancia que da al trabajo actoral de los cantantes, algo fundamental cuando se ha elegido una escenografía minimalista.

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