M-Clan presenta su último disco en Madrid en una abarrotada Joy Eslava

Que Carlos Tarque es el mejor cantante de rock del país -aunque nacido en Chile- está socialmente aceptado. Pero es que incluso gana con la edad. Ahora, recién entrado en la cuarentena, su garganta y las palmas del público se entienden tan bien que incluso podría salir al escenario él solo y ofrecer conciertos de dos horas sin necesidad de verse arropado por banda alguna.

Pero por suerte para todos sí que hay banda. No los M-Clan originales, pues de lo que era el clan de los murciélagos a principios de los noventa ya sólo quedan dos miembros fundadores –él mismo y el guitarrista Ricardo Ruipérez–, pero sí un grupo de músicos que defiende su sólido repertorio con una solvencia incontestable, y que este miércoles se presentó en la Joy Eslava en la primera de sus dos noches con entradas agotadas.

Estos dos conciertos madrileños forman parte de la exitosa gira de presentación de su notable último álbum, ‘Para No Ver el Final’, muy bien acogido por sus seguidores, incluso por aquellos que les perdieron la pista tras acercarse peligrosamente al pop radioformulable con el cambio de siglo. El reencuentro con la facción más rockera comenzó a fraguarse en 2008 con la publicación del no menos notable ‘Memorias de un Espantapájaros’, donde quedaba claro que la cabra tira al monte después de todo.

Y es que tras casi dos décadas de trayectoria lo que hoy por hoy ofrece M-Clan es un espectáculo de alto voltaje basado en el carisma y el talento de un vocalista arenoso, rasgado y descarado, que se apoya en un buen puñado de estribillos corales absolutamente disfrutables. Todo ello presentado como un regalo deliberadamente clásico en el que cabe lo mejor de la tradición del rock, el blues y el soul de los setenta.

Varias canciones de su último disco para empezar, como ‘Calle sin luz’, ‘Para no ver el final’ y ‘Basta de blues’. Acto seguido, un recuerdo a sus primeros tiempos, con ‘Perdido en la ciudad’ y después dos lecciones de las que le dieron fama, como ‘Llamando a la Tierra’ y ‘Maggie May’.

‘Las calles están ardiendo’ caldearon la sala hasta un nivel que ya nunca abandonó, incluyendo un recuerdo al recientemente fallecido Pascual Sauras, quien abandonó la banda a penas hace unos meses. Un Carlos Tarque entregado, ya en la parte final, siguió haciendo las delicias de un público entregado, que consiguió arrancarle al grupo dos largos bises, hasta el final de la velada con ‘Quédate a dormir’.

Y aunque las cerca de 1.000 personas que abarrotaban las tres plantas de la Joy Eslava la esperaban, el reencuentro de M-Clan con el rock se dejó por el camino la canción más pop, ‘Carolina’. Aún así, todos contentos después de cerca de dos horas de concierto y hasta la cita de mañana, a la misma hora, en el mismo lugar.

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