Mika sale por la puerta grande del Low Cost

Mika sale por la puerta grande del Low Cost
. EFE/Archivo

Pese a que el Low Cost Festival no se celebra en la plaza de toros de Benidorm, el británico Mika se ha ganado hoy el derecho a salir por la puerta grande tras un concierto en el que se ha lucido más que el resto de la terna del día, compuesta por Vetusta Morla, OK Go y Cut Copy.

Y eso que media hora antes todo pintaba más oscuro. El cantante de origen libanés ha conseguido aterrizar en España «después de cinco vuelos» y con apenas 25 minutos de tiempo para subirse al escenario grande del festival, preparado para recibir a unas 10.000 personas. Eso sí, lo suyo ha sido llegar, ver y vencer o, siguiendo con el símil taurino, entrar a matar.

Su concierto aquí constituía su única cita grande en España, unos días después de una fugaz actuación en una discoteca ibicenca y poco tiempo antes de meterse al estudio para cerrar su tercer disco, «The Origin of Love», del que esta noche en los bises ha adelantado el tema en francés «Elle ma dit».

El concierto, con un fondo cubierto con tantas flores como el manto de la Virgen de los Desamparados, ha empezado fuerte con «Relax» y, a partir de ahí, apenas ha habido tiempo para el decaimiento, gracias a éxitos bailables como «Love Today», «Blame it on the girls», «We are Golden» y «Grace Kelly».

Mika -un figurín espigado todo vestido de blanco, con una especie de zurrón y una casaca militar de la que pronto se ha liberado- lo ha dado todo sobre las tablas, sin perder fuelle ni voz en sus agudos, presentándose como un torero con una bandera de España por capote, proponiendo juegos al público y esforzándose por hablar en español.

No han faltado otras buenas faenas en el cartel, pero el estreno del tercer escenario ha devenido en una aglomeración de la oferta y un apretadísimo horario que han obligado en muchos casos a elegir actuaciones, por lo que más que una feria taurina, esto ha parecido una quiniela.

De ser así, Vetusta Morla se habría llevado la victoria en su competencia, a la misma hora, con los también nacionales CatPeople, y eso que la de esta noche ha sido una actuación menos lucida que la de hace un mes en Madrid.

Les ha faltado la frescura de aquella ocasión, igual porque entonces jugaban en casa, igual porque son muchos los partidos que tienen que jugar este verano, en el que parecen el perejil de todo festival que se precie.

Han empezado fríos, pero poco a poco le han tomado la temperatura al concierto y han dejado dos cosas claras: que constituyen un reclamo de primer nivel para este tipo de eventos y que las nuevas canciones no tienen el imán de las viejas.

Otra liga se jugaba en los primeros compases de esta jornada. Sidonie, por ejemplo, luchaba contra el hecho de abrir el cartel. También tempraneros han sido OK Go, los protagonistas de ese famoso vídeoclip en el que sus componentes saltan y bailan intercambiándose los puestos entre cintas de correr, aunque lo suyo pinta mejor en el papel que en el directo.

De una banda que se llama Ok Go, que toca rock y que produce vídeos tan divertidos, cabe esperarse un desfase, pero eso, al menos hoy, no se ha producido.

No será por intentos. Su ingenio se ha dejado sentir en su vestuario (cada uno ataviado como una ficha del parchís), en la instrumentación (con maquinita de ruidos galácticos y una mesa con mil campanas), en las imágenes de las pantallas y hasta en los cañones de confeti. Por hacer, su cantante incluso se ha adentrado en la marea humana del público para tocar un tema.

Otros, con ese aparataje, habrían sido las estrellas del día. Ellos, ni frío ni calor.

A la misma hora y a unos metros de allí, los barceloneses Delafé y Las Flores Azules sí han conseguido menear a su público echando mano del mismo espíritu lúdico y superando problemas de acoplamiento sonoro y el catarro de su cantante, con canciones como «Espíritu Santo», que navegan entre un hip hop ligero y un pop costumbrista.

El pleno al quince de esta quiniela le ha correspondido ponerlo a dos bandas bien distintas, los australianos Cut Copy y su actualización del electropop y los canadienses Crystal Castles, cuya música de atmósferas ensoñadoras bien cuadra en las horas más golfas.

Javier Herrero

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