La danza española renueva su imagen inspirándose en Sorolla

Un espectáculo total, un acierto pleno en un gran escenario

La danza española renueva su imagen inspirándose en Sorolla
Cartel de la obra

El Ballet Nacional de España (BNE) ha esperado al final de la temporada para presentar su nuevo trabajo. Ocho meses de espera son muchos meses, pero ‘Sorolla’ ha merecido la pena. Representa un radical avance sobre los espectáculos de 2012 y reivindica a su director actual, Antonio Najarro, después de unos inicios un tanto decepcionantes. Una buena idea, plasmada con coherencia, con escenografía notable, coreografías interesantes y arreglos musicales dignos de elogio. Un espectáculo brillante y vibrante, pleno de fuerza, tan deslumbrante como se pretendía y tan atractivo como se prometía. Se ha arriesgado con valor y el premio es merecido: se están agotando a toda velocidad las localidades. 

En realidad, Sorolla es más que un espectáculo de danza; es un presagio optimista de que este país de nuestras entretelas no está tan vencido y tan desarbolado como parece, y que se está cerrando el ciclo de la crítica desaforada y destructiva del pasado para rescatar y renovar todo lo que de válido y necesario en él había. Por primera vez en décadas asistimos a una recuperación simbólica de nuestra cultura popular entendida como una unidad en la diversidad, y lo hacemos a través de la danza, uniendo muñeiras y jotas, dantzaris y sardanas.

Najarro no ha dado muchos detalles de cómo y cuándo le vino la idea, pero sospechamos que fue visitando la gran retrospectiva “Joaquín Sorolla (1863-1923)”, que fue todo un acontecimiento hace justamente tres años en el Museo del Prado (ver nuestra reseña de entonces). Los catorce paneles de las Visiones de España pintados para la Hispanic Society of America ocupaban la última sala de las cuatro. Este espectacular conjunto constituye el más fastuoso proyecto decorativo de la fecundísima carrera de Sorolla, además del verdadero epílogo y síntesis de toda su producción. Un conjunto coherente de escenas populares diversas con las que entre 1913 y 1918 quiso resumir el engranaje de diversidades tan evidente y tan complicado que formaba y forma su país y el nuestro.

Sus títulos y temática fueron: Castilla. La Fiesta del Pan; Sevilla. Los nazarenos; Aragón. La jota; Navarra. El concejo del Roncal; Guipúzcoa. Los bolos; Andalucía. El encierro; Sevilla. El baile; Sevilla. Los toreros; Galicia. La romería; Cataluña. El pescado; Valencia. Las grupas; Extremadura. El mercado; Elche. El palmeral; y por último Ayamonte. La pesca del atún. Vistas todas juntas en el Prado y por primera vez en España supusieron algo espectacular, y a nosotros nos pareció entonces ‘un documento digno de más de una reflexión y que casa con el poema ‘Vientos del pueblo de Miguel Hernández, unas antípodas coincidentes’.

Najarro encontró así el reto que buscaba y ‘la percha’ -como se dice en argot periodístico- donde aunar en un espectáculo dos artes universales: la danza española y la obra del genial pintor -continuidad de Velázquez y Goya-, celebrando así el 150 aniversario del nacimiento de Sorolla y el 35 aniversario de la creación de esta compañía estatal, el BNE. Para plasmar la luz, la frescura y el movimiento de la pintura de Sorolla se necesitaba gente creativa: la puesta en escena se encargó a Franco Dragone, el vestuario a Nicolas Vaudelet y la música a Juan José Colomer.

Había que dar unidad a tanta diversidad estética y musical, y hacerlo a través de los bailes regionales, el olvidado y denostado folclore patrio que una modernidad mal entendida ha pretendido enterrar para huir del pasado. Colomer ha creado una banda sonora coherente integrando elementos musicales tan diversos con una brillante orquestación repleta de guiños de modernidad. Se reconoce el sonido inconfundible de la muñeira o los aires atávicos de la jota elevados a música culta a través de una orquesta sinfónica plena de recursos y matices pero en la que mandan los metales con disonancias que renuevan con acierto esos aires tradicionales que todos llevamos dentro. Lástima que haya tenido que ser en grabación y no en directo.

Sobre esta sólida base, Arantxa Carmona, Miguel Fuente, Manuel Liñán  y Antonio Najarro son los autores de las catorce coreografías, identificadas el cuál es quién en un papelito anexo al escueto programa de mano. Nos parecieron especialmente meritorias y originales La romería, El mercado y La fiesta del pan, y menos cautivadoras El encierro, Los nazarenos y Los toreros. Nos gustaron especialmente las de Miguel Fuente y encontramos grandes valores en las Arantxa Carmona, aunque pone el toque más comedido e intimista en el conjunto y eso hace más difíciles El pescado y El palmeral. Los cuarenta integrantes del cuerpo de baile parecieron 400. Se notó entrega y ganas. Quedó patente el esfuerzo de preparación. El Ballet Nacional suple con coraje y pasión lo que en las compañías centroeuropeas es alarde de precisión. La danza española no necesita cronómetro y tiralíneas y no importa que alguna fila se tuerza y algunos brazos no cuadren. Incluso nos gustó como detalle de espontaneidad. A Esther Jurado con esos hombros atléticos que Dios le ha dado la tocó poner el broche flamenco y a Aloña Alonso hacer de presentadora en ese ‘Cosiendo la vela’ un tanto extenso.

Así pues, la música y la coreografía funcionan en su cometido integrador de tradición y actualidad. Hacía falta una escenografía con el mismo espíritu, y la de Franco Dragone sólo merece aplausos. Las imágenes de Sorolla refuerzan y subrayan lo que ocurre en el escenario. La dramaturgia del espectáculo es especialmente acertada en conseguir continuidad entre las catorce escenas. Todo el movimiento en escena, incluidas las entradas y salidas está cuidado al detalle. Dragone parece contento de la experiencia: ‘El Ballet Nacional de España es una gran institución, una especie de guardián de los fundamentos de la cultura española y, por ende, del patrimonio europeo que todos compartimos. Encontré una mezcla asombrosa y conmovedora: una voluntad de modernidad formidable y un poderoso deseo de preservación. En Madrid como en Nápoles renazco, aprendo, comparto. Son cosas necesarias para vivir y seguir avanzando por el camino a veces muy duro, pero suntuoso, de la creación’. Un espectacular diseño de figurines y el esfuerzo de realización de tan variado vestuario -que merece que por una vez incluyamos en los créditos del espectáculo la larga lista de participantes en su realización- están orientados por la misma brújula, el rescate creativo de lo tradicional hasta convertirlo en una propuesta innovadora.

Y llegamos así al nudo conceptual: el BNE da un paso de gigante en desembarazarse del erróneo concepto de que la danza española es el flamenco y poco más. Este espectáculo confirma que el filón de las llamadas otrora danzas regionales debe reponerse en inmediata explotación con el criterio aplicado: recuperación más innovación, tradición actualizada, respeto e irreverencia presididos por la creatividad. En ‘Sorolla’ todavía un 40% del espectáculo es de raíces andaluzas y flamencas. Con ellas se ha construido toda una segunda parte magnífica, poderosa y subyugante, con los mejores méritos del flamenco y un tratamiento sobresaliente en todos los sentidos. Se nota que es la esencia mimada del BNE y que esta compañía hace el mejor flamenco de base.

Cierto es también que la fuerza del folclore andaluz es equivalente a todos los demás juntos y su tirón como espectáculo, incomparable. Pero en las coreografías de ‘Sorolla’ basadas en los bailes tradicionales de Salamanca o de Guipúzcoa, de Extremadura o Galicia, encontramos un sinfín de detalles, una riqueza de pasos, un tejido de movimientos que abren vías inusitadas. El BNE debería ser la matriz de una eclosión de la danza popular española, de la de sus 17 comunidades autónomas. Dicho lo cual ‘El baile’ resultó apabullante en todos lo sentidos. Es la pieza más larga y desde la escalofriante entrada de las tres cantaoras no decae un instante.

En 2012, el BNE de la última etapa presentó dos espectáculos: en abril, ‘Ángeles caídos’/’Suite Sevilla’ (ver nuestra reseña de entonces); en octubre, una revisión de cuatro piezas históricas -Paso a cuatro / Farruca / Viva Navarra / Jota de la Dolores, a mi padre- junto a ‘Medea’ (ver nuestra reseña de entonces). El balance no nos resultó convincente, y al final de la segunda reseña decíamos: ‘El enfoque debe ser trabajar la danza española en sentido pleno, coreografiar muñeiras y sardanas y todo lo demás, perfeccionar el sustrato popular, enriquecer las coreografías tradicionales, potenciar la belleza intrínseca del folclore multipatrio con aires globales y significados actuales’. Por una vez nos parece que este ingrato y solitario cometido de criticar el trabajo creativo del prójimo tiene sentido y recompensa.

Una posdata: por alguna razón incomprensible, el BNE no nos facilita imágenes del espectáculo sino tan sólo de los ensayos. ¿Obedece a defiencias de funcionamiento o a táctica de mercadotecnica preconcebida y equivocada? En todo caso, ellos sabrán la razón, y nosotros la criticamos.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Coreografías: 8
Interpretación: 8
Escenografías: 8
Iluminación: 8
Figurines: 8
Programa de mano: 6
Documentación a los medios: 4

 
Naves del Español – Sala 1
‘Sorolla’
Ballet Nacional de España
Del 12 al 30 de junio de 2013
Precio Entradas 24€

Idea Original: Antonio Najarro
Director de escena: Franco Dragone
Coreografías: Arantxa Carmona, Miguel Fuente,  Manuel Liñán  y Antonio Najarro
Músicas: Juan José Colomer, Paco de Lucía (Zapateado) y música popular
Grabación Musical: Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM), bajo la Dirección de Manuel Coves
Asistente del Director de escena: Pascal Jacob
Diseño de Figurines: Nicolas Vaudelet
Diseño de Iluminación: Felipe Ramos y Ginés Caballero
Diseño de Escenografía: Vincent Lemaire
Diseño de Maquillaje: Eduardo Jiménez,  Yves Saint Laurent Beauté

Compañía:
Director, Antonio Najarro
Asistente de Dirección, Azucena Huidobro
Bailarines Principales, Esther Jurado – Francisco Velasco
Primeros Bailarines, Aloña Alonso – Jéssica de Diego – Mariano Bernal – Eduardo Martínez
Solistas, Débora Martínez – Miriam Mendoza – Inmaculada Sánchez – José Manuel Benítez – Sergio Bernal
Cuerpo de Baile: Maribel Alonso – Pilar Arteseros –  Mercedes Burgos –  Lucía Campillo
Cristina Camero – Patricia Fernández – María Fernández – Tania Martín  Lola Maeso – Isabel Sánchez – Vanesa Vento – Xavier Benaque – Antonio Correderas –  Juan Pedro Delgado – Pablo Egea  Aitor Hernández – Antonio Jiménez – Adrián Maqueda – Álvaro Marbán   Alfredo Mérida – Pedro Ramírez – Ángel Rodríguez – Carlos Sánchez

Realización de vestuario:
Cosiendo las velas, La fiesta del Pan (mujeres), El Palmeral, Grupas, El baile (mujeres): Pipa y Milagros “En Escena “
Los bolos, Los toreros y Los Nazarenos: José Antonio Arroyo
Fiesta del Pan (hombres), El Mercado (hombres y mujeres), La romería (hombres y mujeres), El encierro, El pescado, La jota (hombres y mujeres), La pesca del atún, El baile (hombres): Fondos de vestuario del BNE
Pintura sobre vestidos  de Valencia y Trajes de La pesca del Atún: Nicolás Vaudelet
Taller de tintura: María Calderón
Pintura digital: Círculo textil
Monteras de toreros: Sombrerería Medrano
Realización de tocados valencianos: Peinetas ALM
Realización de escenografía: Mambo, Esfumato
Realización de utilería: Alfonso Cogollo
Calzado: Gallardo y Sansha

Escenas inspiradas en los cuadros de Sorolla
1. COSIENDO LA VELA  
2. LA ROMERÍA / Galicia
3. EL MERCADO / Extremadura
4. LA FIESTA DEL PAN / Salamanca
5. EL ENCIERRO / Andalucía
6. LOS BOLOS / Gipuzkoa
7. EL PESCADO / Cataluña
8. LA JOTA / Aragón
9. EL PALMERAL / Elche
10. LAS GRUPAS / Valencia
11. LA PESCA DEL ATUN / Huelva
12. LOS NAZARENOS / Sevilla
13. LOS TOREROS / Sevilla
14. EL BAILE / Sevilla.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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