Cursillos de plácemes

Cursillos de plácemes
Uno de los símbolos más famosos de los Cursillos

Los Cursillos en Venezuela nacieron de la mano del orensano Cesáreo Gil Atrio

Hace cuarenta años, en plena efervescencia de la naciente democracia, en medio de la guerra fría y del sarampión guerrillero y golpista bajo el aura de la revolución cubana, llegan a Venezuela los Padres Operarios Diocesanos. Uno de ellos, un dinámico y tozudo gallego, hombre de Dios, soñador y emprendedor, captó la urgencia de superar la falta de una presencia laical con vivencia religiosa, en medio de tantos avatares.

Conversó con el Arzobispo Arias Blanco, quien bendijo y dio luz verde a una experiencia evangelizadora, novedosa, cuestionada por unos y alabada por otros. Se trataba de unos cursillos intensivos de tres días, que fueron concebidos para dinamizar las estructuras pastorales existentes, principalmente la Acción Católica.

Así nacieron los Cursillos de Cristiandad en Venezuela bajo la égida del Padre Césareo Gil Atrio. Aquel pequeño grupo de hombres y mujeres fue la semilla fecunda que cundió por todo el país, dándole un nuevo rostro a la Iglesia venezolana.

Eran tiempos preconciliares. Ver a hombres participar activamente en el culto y sobre todo, tomar postura cristiana ante los asuntos divinos y humanos, causó una verdadera conmoción. Fue la mejor preparación a lo que pocos años más tarde, llegaría como exigencia normal del Concilio Vaticano II y de los documentos de Medellín.

Uno de los aportes más significativos de Cursillos ha sido la formación permanente de sus miembros y el protagonismo laical en sus actores. Al número de cursillos y a la sólida estructura cimentada en este medio siglo, se unen una fecunda producción de libros, revistas y agendas cuyos autores han sido y son, en su mayoría, laicos comprometidos.

Aparecida propugna una conversión pastoral en las estructuras de evangelización. Cursillos da gracias por el camino recorrido, y en espíritu esperanzador otea los nuevos escenarios y las respuestas nuevas a los desafíos del siglo XXI.

Los jubileos diocesanos de Cursillos serán también un espolón para la renovación y animación del movimiento apostólico más masivo que ha tenido la Iglesia venezolana en el último siglo.

Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida (Venezuela)

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