El Papa Ratzinger no quiere perder comba en el arte moderno

El Vaticano busca un "diálogo entre belleza, verdad y bien"

La antigua tradición del Vaticano de patrocinar las artes ha posibilitado la existencia de monumentos a la cristiandad como la Basílica de San Pedro y piezas renacentistas como la Capilla Sixtina. Bajo el papa Benedicto XVI, la Santa Sede buscando revivir su papel cultural, con planes para montar su propio pabellón durante la Bienal de Venecia en 2011, el mayor festival internacional de arte contemporáneo, y comenzar un «diálogo» con artistas contemporáneos que no ha existido durante décadas.

«Entendemos la necesidad urgente de un diálogo renovado entre estética y ética, entre belleza, verdad y bien, no sólo por el arte contemporáneo, sino por la realidad diaria», dijo el papa Benedicto XVI en un mensaje a las academias pontificias en noviembre.

Monseñor Gianfranco Ravasi, que encabeza el Consejo Pontificio para la Cultura, dijo que el objetivo es restablecer los lazos con el mundo del arte contemporáneo para el beneficio tanto de la fe como del arte.

«Los grandes símbolos religiosos, las grandes historias y las grandes figuras de la espiritualidad pueden estimular un arte que carece de mensaje cada vez más» o es blasfemo, dijo Ravasi en una entrevista reciente.

Ravasi agregó que espera inspirar un arte que sea apropiado para las numerosas iglesias modernas construidas en décadas recientes por arquitectos como Renzo Piano y Richard Meier.

«Hasta ahora, la arquitectura moderna ha tenido my buenos resultados en el diálogo con la liturgia», dijo. «Pero dentro de esas iglesias, no existe un diálogo con artistas contemporáneos. Solamente arte folklórico».

La Bienal de Venecia ha mostrado a los artistas más prestigiosos del mundo, que han exhibido en «pabellones» que son erigidos por naciones individuales.

En 1920, Cezanne, Matisse y Van Gogh estuvieron en exposición en la edición de 1948 tuvo a Dali, Ernst, Kandinsky y Miró. 1977 vio a Rauschenberg, Mondrián, de Chirico y Picasso. En la década de 1990, la vaca en formol de Damien Hirst hizo su comparecencia. Más recientemente, la bienal ha tenido obras de Cy Twombly, Richard Serra y Joseph Beuys.

Aún así, la decisión del Vaticano de participar en el acto cultural es fuera de lo común, en parte porque este festival de arte ha causado la furia de las autoridades religiosas por obras que la iglesia considera sacrílegas.

En la primera edición de la Bienal, en 1895, el Patriarca de Venecia, que más tarde se convirtió en el papa Pío X, le pidió al alcalde que prohibiese la exhibición de la pieza más mencionada _ «Encuentro Supremo», de Giacomo Grosso. La obra presentaba un ataúd _ representando la muerte de Don Juan _ rodeado de mujeres desnudas. Líderes religiosos temían que ofendiese la sensibilidad moral de los visitantes.

El alcalde se negó a retirar la pintura, que ganó un premio de popularidad al final.

Más recientemente, autoridades eclesiásticas se quejaron de la edición de 1990, cuando el colectivo artístico estadounidense Gran Fury, una rama del grupo de activismo gay ACT UP, mostró «Pope Piece», una imagen del papa Juan Pablo II junto a la imagen de un pene, en una crítica a la oposición del pontífice al uso de condones como forma de prevenir el SIDA.

En el 2001, el artista italiano Maurizio Cattelan exhibió su escandalosa «La Nona Ora» _ «La Novena Hora»: Una efigie tamaño real de Juan Pablo II siendo aplastado por un meteorito negro.

Ravasi dijo que existe el riesgo de que la entrada del Vaticano al mundo del arte moderno sea vista meramente como contrapunto a exhibiciones profanas. Para evitar ese riesgo, Ravasi dijo que planea montar el pabellón del Vaticano lejos de los principales espacios de exposición.

«Yo no quiero que sea una provocación … un espectáculo», dijo.

Ravasi planea formar una comisión de alto nivel para identificar a artistas en todo el mundo que participarían en nombre del Vaticano. El funcionario ya ha escuchado de varios artistas interesados. Declinó decir si el Vaticano ha destinado fondos para la iniciativa y se piensa que patrocinio privado ayudará a cubrir los costos.

«El interés es fuerte, porque sería como regresar de nuevo a la gran tradición, cuando los papas del Barroco y el Renacimiento, los grandes príncipes, tenían un diálogo con los artistas», dijo.

Thomas Sokolowski, director del Museo Andy Warhol en Pittsburgh, Pensilvania, dijo que existen artistas en la actualidad que pudieran ajustarse a los requerimientos del Vaticano, mencionando a James Turrell, que juega con la luz, la belleza y lo sublime de la naturaleza.

«Si eso no es sagrado, no sé qué lo es», dijo Sokolowski en una entrevista telefónica reciente.

Sin embargo, Sokolowski dijo que existía igualmente una posibilidad de arte terrible, agregando que no estaba impresionado con la piezas modernas en el Museo del Vaticano. Expresó además preocupación acerca del impacto del alcance de lo que llamó la tendencia excesivamente literal y conservadora de Benedicto XVI.

«Con suerte, no será espantoso», dijo.

El presidente de la Bienal de Venecia, Paolo Baratta, ha saludado la participación del Vaticano.

«La idea de Ravasi es un gesto de coraje y algo de gran interés internacional», dijo al vespertino italiano Corriere della Sera. «El tema de lo divino en las artes ha sido siempre muy fuerte, confrontado en años recientes con cierta timidez. Ahora, aparece una nueva oportunidad»

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