Juan José Cortés.-En una sociedad como la nuestra no es fácil ser fiel a tus principios cuando todo está contaminado, cuando todo se compra y se vende, y todo tiene un precio. Cuando el conservar valores nobles y constructivos parece un delito más que una virtud, como si creer en esos valores fuese una ideología de civilizaciones pasadas más que un paso hacia adelante en una sociedad de progreso. Cuando el descrédito continuo y las falsas verdades ridiculizan la conservación de lo que es auténtico.
Pero algo está pasando cuando las más altas instituciones, grupos y plataformas (que llevan años bombardeando con ideas infladas de una fantasía en la que cada uno puede hacer y decir lo que quiera EN NOMBRE DE LA LIBERTAD) se encuentran ahora con que el todo vale se está convirtiendo en el arma de destrucción de una sociedad creada de una manera artificial por quienes confundieron la libertad con el libertinaje, la independencia con el imperialismo unipersonal, y el respeto con la sumisión incondicional.
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