¡Todos podemos ser Esaú!

Entre ‘lentejas y Dios’

Comentario de monseñor Agrelo al XXVIII domingo ordinario

Santiago Agrelo.-Suponía que éramos más avispados que el bueno de Esaú, el hermano ‘rojillo’ de Jacob, quien, más por tonto que por agotado, había malvendido, por un potaje de lentejas, sus derechos de primogénito. Pero la historia pone a cada uno en su sitio, y si Esaú me parecía ridículo por su elección entre lentejas y primogenitura, empiezo a taparme la cara de vergüenza por mis opciones entre ‘lentejas y Dios’.La devaluación de Dios podríamos verla sólo así, con la sugerente seriedad del buen humor, pero nos la muestra en su desnuda maldad la estupefacta incredulidad divina, expresada en las palabras del apóstrofe: «¡Espantaos, cielos, horrorizaos y pasmaos!, porque dos maldades ha cometido mi pueblo: me abandonaron a mí, fuente de agua viva, y se cavaron aljibes, aljibes agrietados que no retienen el agua».

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