Por eso quizás sea ya el momento de mirar cara a cara a Dios sin nada artificial por medio
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Juan José Cortés.-En una sociedad como la nuestra donde todos o casi todos manejamos internet, vemos la televisión -encadenados a un sofá o una silla durante la mayor parte de nuestra vida-, tenemos un buen coche para llevarnos a algunos lugares. Y el resto del tiempo pasa a ser parte del escaparate de tu barrio o garaje, una buena casa que nos está costando media vida pagarla, y ¡cómo no! los chicos tienen juegos electrónicos que en vez de educarlos en positivo los invita a la violencia o a sabe Dios qué tipo de cosas.
En este tiempo el teléfono móvil ha pasado a ser un artículo de lujo para muchos jóvenes, que hace que los chavales presuman del último modelo que está en el mercado, como si se tratara de derrochar glamour por doquier, cueste lo que cueste sin importar lo que cueste o el medio para conseguirlo. Y algunos piensan «bueno la vida es corta y hay que vivirla como si no hubiera cosas mejores por las que preocuparse». Y al final, por un motivo o por otro todos nosotros somos arrastrados hacia esa vorágine de consumismo y derroche desenfrenado.
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