Todos sabemos cómo está la disciplina en la mayoría de institutos (ausente, por no decir otra cosa) o el preocupante nivel de conocimientos de los alumnos
Luis Centeno (Escuelas Católicas).-Con este título inició su andadura el pasado martes, 6 de octubre, el nuevo «reality» televisivo dedicado al mundo educativo, con un formato novedoso y, a juzgar por la audiencia obtenida (21,8 % de share y más de 4.000.000 de espectadores), bastante atractivo. En resumen, el modelo se basa en ubicar a un grupo de chicos y chicas en un instituto «tipo» de los años 60 y ver sus reacciones a los métodos habituales en aquella época. Realmente, el contraste es tan enorme que algunos chicos no aguantan ni un día y otros no paran de maldecir a sus profesores, todo ello mezclado con lamentos y sollozos.
Suele decirse que hasta que las situaciones no se vuelven ridículas no nos damos cuenta de la realidad. Podemos considerar a una persona alta por los centímetros de su estatura, pero hasta que no se coloca al lado de una persona de altura media no visualizamos realmente esa diferencia. Y quizá ésta sea la virtud del programa en cuestión. Todos sabemos cómo está la disciplina en la mayoría de institutos (ausente, por no decir otra cosa) o el preocupante nivel de conocimientos de los alumnos, pero hasta que no hacemos un ejercicio de comparación real y no vemos a chicos y chicas de 18 años que no saben la tabla del dos ni dónde está la provincia de Zamora, no nos caemos de nuestro guindo mental.
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